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España es un país que destaca por su alimentación, especialmente por su dieta mediterránea. Cada vez más personas se centran en seguir una vida saludable, sobre todo, porque lo tienen mucho más fácil gracias a todos esos alimentos que forman parte del régimen más famoso y admirado de todo el mundo. 

Cuando seguimos una dieta con comidas a base de plantas, como verduras o frutas, estamos favoreciendo nuestra salud y estado físico, lo que en parte demuestra que cada vez nuestra esperanza de vida sea más elevada. Organizaciones como la OMS (Organización Mundial de la Salud) también se encargan de recomendar una alimentación saludable para prevenir enfermedades no transmisibles.

Y aunque una gran parte de estos alimentos que forman parte sean beneficiosos, hay algunos que destacan entre otros por sus beneficios, como los cocos. Una fruta obtenida principalmente de la especie tropical cocotero (Cocos nucifera), la palmera más cultivada a nivel mundial.

Beneficios del coco

El coco es un fruto redondo de carne blanca, fibrosa y aceitosa, cubierta por una cáscara dura, de color marrón y peluda. Pertenece a la familia de las palmáceas, y aunque no se sabe con exactitud, según el Ministerio de Agricultura, su origen se sitúa en las islas del Pacífico. Aunque en la actualidad se cultiva en todos los países tropicales del mundo.

Todos hemos oído hablar de esta fruta alguna vez, especialmente por todos los usos que tiene fuera de la cocina. El aceite de coco es uno de los grandes aliados en la cosmética, siendo fundamental de cara al cuidado corporal, como hidratante o exfoliante; capilar, para devolverle el brillo al cabello o en zonas específicas del rostro, como los labios, con el poder de regenerarlos.

Aunque el aceite de coco tenga propiedades maravillosas, lo cierto es que todo ello proviene del perfil nutricional de la propia fruta, que consta de tres capas: la capa externa (exocarpio), la capa media (mesocarpio), y la capa interna (endocarpio), que rodea el endospermo. En la alimentación, este último es el más valioso, ya que es de donde podemos conseguir el agua de coco y la pulpa, o lo que es lo mismo, la carne que se come. 

La madurez de un coco afecta la forma en que se usa y se procesa. Por ejemplo, el coco tierno se suele utilizar para su carne; sin embargo, a medida que envejece, la pulpa se solidifica y el contenido de agua disminuye. El aceite tan valorado y la leche normalmente se extraen del coco maduro.

Como fruta, el coco es un tesoro culinario. En muchos países de Asia se alimentan de ello diariamente, ya que una fruta mediana con 400 g de pulpa comestible y unos 30-150 ml de agua puede proporcionar casi todos los minerales esenciales diarios, vitaminas y energía de un individuo de tamaño medio.

Esto explicaría uno de los motivos por los que en estos países la esperanza de vida es tan elevada y es que el coco es una fuente importante de antioxidantes y ácidos grasos. Su carne es la que principalmente está repleta de estos compuestos antiedad que ayudan a combatir los radicales libres y pueden tener propiedades antiinflamatorias.

Cocos. Istock.

Las investigaciones han identificado proteínas en la pulpa del coco que protegen el ADN del daño oxidativo y reducen la actividad de los radicales libres. Es por este motivo por el que muchas personas se aplican directamente la carne en la piel, ya que puede llegar a neutralizar las arrugas y signos de la edad.

Añadido a ello, esta misma carne del coco, cuando se aplica tópicamente o se incorpora a productos para el cuidado de la piel, puede hidratar la piel, haciéndola más suave y radiante. A medida que envejecemos, nuestra dermis va perdiendo humedad, por lo que recuperarla es una de las claves para eliminar las arrugas.

Como alimento, son muchas las personas que beben agua de coco por sus electrolitos, que son minerales con carga eléctrica que te ayudan a estar hidratado. El cuerpo pierde agua y electrolitos al sudar durante el ejercicio o el trabajo intenso, y por enfermedades como la diarrea, por lo que resulta importante "recargarlos".

La carne de coco es rica en triglicéridos de cadena media (MCT), un tipo específico de grasa saturada. Esta presencia de MCT puede ayudar a controlar el peso al aumentar la sensación de saciedad, reducir la ingesta de calorías y quemar grasa, lo que potencialmente aumenta el gasto de calorías y elimina los kilos de más.

En cuanto a otros nutrientes, el coco destaca su aporte de fibra (10,5 g por 100 gramos de parte comestible). Este agrega volumen a la dieta, nos hace sentir llenos más rápido y nos ayuda a controlar un peso saludable. Las investigaciones muestran que llevar una dieta rica en fibra se asocia con un riesgo reducido de enfermedad cardíaca, diabetes tipo 2, cáncer colorrectal e, incluso, muerte. 

Esta misma fibra puede retrasar el tiempo de vaciado gástrico y ayudar a estabilizar los picos de azúcar en el organismo, lo que puede ser particularmente beneficioso para las personas con diabetes cuando se toma en cantidades moderadas.

Además, aunque contienen un alto contenido de grasas saturadas, los MCT ya nombrados de la carne de coco puede tener un impacto positivo en la salud del corazón al elevar los niveles de colesterol bueno (HDL) y promover la función cardiovascular y el bienestar general.

Cómo comer coco

A pesar de que pensemos que el coco no es una fruta versátil, lo cierto es que de él nos podemos alimentar de muchas maneras. La pulpa de coco es la parte blanca comestible que se encuentra dentro de un coco maduro. Esta parte no debe confundirse con el endospermo líquido, que es de donde sacamos agua de coco. La carne se puede disfrutar en varias formas, ya sea fresca, seca, rallada o como base para diversos productos derivados del coco, como la leche y el aceite de coco.

Una vez que el coco esté abierto, podemos decidir qué nos gustaría hacer con la pulpa. Simplemente, podemos cortarla y disfrutarla cruda y fresca o podemos congelarla y disfrutar de ella como un refrigerio fresco y refrescante.

Incluso podemos comprar trozos de coco congelados en la sección de congelados de la mayoría de los supermercados, lo que lo convierte en un refrigerio rápido y fácil, sin todo el trabajo de preparación. Pero si no, la forma más famosa de consumir esta fruta es a partir del agua de coco. 

El agua de coco es conocida en todo el mundo como la bebida deportiva de la naturaleza. Es baja en calorías, libre de grasas y colesterol, contiene menos azúcar y sodio que las bebidas deportivas populares y mucho más potasio. De hecho, tiene más potasio que cuatro plátanos.

Añadido a ello, el coco puede ser una excelente adición a casi cualquier ensalada de frutas a modo de ralladura, para ofrecer todos los beneficios y un sabor diferente. Sin embargo, otra de las formas más sencillas para consumir coco es a partir de su aceite.

El aceite de coco se puede comprar en muchas tiendas y podemos usarlo como aceite de cocina. Es muy popular porque es resistente a la oxidación cuando se cocina a altas temperaturas, incluso se puede añadir a otras recetas, como batidos o aderezos para ensaladas.

El aceite de coco debe considerarse una adición a su arsenal de aceites de cocina, no un reemplazo de otros aceites. Otros aceites, como el aceite de oliva virgen extra, ofrecen su propia gama de beneficios para la salud que no querremos perdernos.