Ángela García
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El proceso inflamatorio de una o más articulaciones se conoce como artritis y esta es un signo que puede presentarse en diversas enfermedades reumatológicas. "No es una enfermedad en sí misma, sino una manifestación que aparece en algunas patologías reumáticas como el lupus, la gota, las espondiloartritis, y, de manera muy característica, en la artritis reumatoide" aclara el doctor Manuel Romero, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Quirónsalud Córdoba.

La población general tiende a confundirla con la artrosis, pero tienen un origen, evolución y tratamiento muy diferente. "La artritis reumatoide es el ejemplo más representativo de enfermedades que cursan con artrosis, siendo una enfermedad autoinmune en la que el propio sistema inmunológico ataca las articulaciones, generando inflamación crónica. Provoca dolor, hinchazón, rigidez y puede llevar a una pérdida significativa de la función articular. Debemos tener en cuenta, que la artritis puede afectar a personas de todas las edades, incluido niños, dependiendo del tipo de enfermedad" diferencia el doctor Romero. 

La artrosis es una enfermedad degenerativa que se produce por el desgaste del cartílago que recubre las articulaciones, asociada al envejecimiento, el sobrepeso, alteraciones metabólicas y lesiones previas, también tiene un factor genético determinante. "A medida que el cartílago se desgasta, los huesos comienzan a rozar entre sí, lo que provoca dolor, rigidez y una pérdida progresiva de movilidad".

Doctor Manuel Romero Cedida

Prevalencia femenina

La artrosis afecta mayoritariamente a las mujeres. La evidencia la encontramos en los estudios como el EPISER (estudio epidemiológico de referencia llevado a cabo por la Sociedad Española de Reumatología) que revelan que el 29,3% de la población mayor de 40 padece de esta inflamación; la artrosis de rodilla, en el grupo de 50 a 59 años, las mujeres doblan la prevalencia y que la artrosis de manos es hasta 3 veces más frecuentes en mujeres tras la menopausia.

La explicación de esta alta prevalencia tiene una relación directa con los cambios hormonales presentes en el ciclo de vida de la mujer, pero también entra en juego la biomecánica y la genética. "La menopausia, la disminución de los niveles de estrógenos juega un papel crucial en el deterioro articular, lo que provoca un incremento del riesgo de desarrollar artrosis, especialmente en rodillas y manos. De hecho, en estas dos localizaciones, las mujeres son las más afectadas" confirma el doctor. 

Dolor: síntoma clave

Si bien la artrosis es una enfermedad degenerativa que afecta al cartílago, que aparezca el dolor por el desgaste no significa que sea demasiado tarde para tratarla. "El dolor es un síntoma clave que indica que el cartílago ha perdido parte de su capacidad de amortiguar el roce entre los huesos, lo que provoca fricción y, por lo tanto, dolor y rigidez" amplía el doctor.

Estas dolorosas molestias no siempre se relacionan con el desgaste del cartílago, también intervienen otras causas como la inflamación de la membrana sinovial, los cambios óseos y la afectación de los ligamentos y músculos que rodean la articulación.

Incluso en fases avanzadas existen diversas opciones terapéuticas para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. Estos pasan por el tratamiento farmacológico, la fisioterapia, pérdida de peso en casos que sea necesario, ejercicios para fortalecer los músculos que rodean la articulación o infiltraciones de ácido hialurónico, factores de crecimiento plaquetario e incluso se aborda la opción quirúrgica. 

La efectividad de todo ello radica en acudir al reumatólogo ante los primeros síntomas para que este pueda evaluar la situación y establecer un plan adecuado. 

Acción y prevención

Unos hábitos saludables y conscientes son la mejor prevención de la artrosis, "aunque no siempre se puede evitar su aparición, especialmente si existe una predisposición genética". Ejercitarnos de una manera adecuada y evitar posibles lesiones es clave, los deportes de bajo impacto son los más recomendados y entre ellos se incluyen:

  • Natación y aquagym. Al realizarse en el agua disminuye el peso que soportan las articulaciones, lo que reduce el riesgo de lesiones y el impacto en las mismas.

  • Ciclismo. Fortalece los músculos de las piernas sin generar gran impacto en las rodillas y las caderas.

  • Caminatas suaves. Mantiene las articulaciones en movimiento sin someterlas a sobreesfuerzos.

Por el contrario, algunos deportes es mejor evitarlos, como todos aquellos que impliquen un alto impacto y movimientos bruscos. Correr en superficies duras y los deportes de contacto como baloncesto o fútbol pueden aumentar el riesgo de lesión.

El mantener un peso saludable es fundamental, ya que el exceso de peso pone una presión adicional en las articulaciones, sobre todo en las rodillas, caderas y columna. Tan solo una reducción moderada del peso puede aliviar la carga sobre las articulaciones y reducir el riesgo de desarrollar artrosis en aquellos casos que esta sea un factor señalado. 

Por su parte, la alimentación es un pilar de la salud y también en la prevención de la artrosis. Pese a que no haya una dieta específica para ello, existen alimentos muy recomendados y otros a evitar.

  • Ácidos grasos Omega-3: presentes en pescados grasos como el salmón y las sardinas, ayudan a reducir la inflamación.

  • Frutas y verduras ricas en antioxidantes, protegen las células del daño y favorecen la salud general de las articulaciones.

  • Evitar el consumo excesivo de alimentos procesados y azúcares: Estos pueden promover la inflamación y no aportan beneficios para la salud articular.

"La prevención de la artrosis se basa en mantener un estilo de vida activo, con deportes de bajo impacto, un control adecuado del peso y una dieta equilibrada rica en nutrientes antiinflamatorios y que favorezcan la salud ósea", resume el doctor Romero, quien ve fundamental consultar regularmente a un especialista en caso de experimentar molestias articulares. 

Abordaje médico

Los tratamientos actuales para la artrosis varían según el lugar afectado, así como el grado, pero no sus objetivos. "Se busca aliviar el dolor, mejorar la función articular y ralentizar el progreso de la enfermedad" detalla el estudio EPISER. Este tipo de abordaje puede ser no farmacológico como el ejercicio físico adaptado, fisioterapia y pérdida de peso en pacientes que lo necesiten; o farmacológico con analgésicos, antiinflamatorios (AINE) y corticoides intraarticulares.

  • Rodilla. Se aborda con AINE, analgésicos y viscosuplementaciones con ácido hialurónico para ayudar a lubricar la articulación y mejorar la función. "En los últimos años se han incorporado el Plasma Rico en Plaquetas y en casos avanzados se puede recurrir a la cirugía de reemplazo articular o prótesis".

  • Manos. Más allá de los tratamientos básicos, pueden utilizarse férulas para estabilizar las articulaciones afectadas, junto con tratamientos tópicos como los AINE en gel. También se recomienda la terapia ocupacional para mejorar la funcionalidad.

  • Columna vertebral. Infiltraciones de corticoides en las áreas afectadas junto con técnicas de rehabilitación.

  • Tratamientos avanzados. Se están investigando terapias biológicas y tratamientos con células madre, aunque todavía no son de uso extendido ni están recomendados como primera línea en las guías actuales.

El futuro de la artrosis pasa por las actuales investigaciones que se enfocan en la posibilidad de rejuvenecer el cartílago: "La inyección de un lentivirus que induce la expresión de SOX5, muestran resultados prometedores en modelos animales. Los estudios experimentales han logrado mejorar la calidad del cartílago al inducir su expresión, lo que podría, en teoría, ayudar a restaurar el tejido dañado en humanos".

Pese a este esperanzador horizonte, "aún estamos lejos de poder aplicar este tipo de terapias en humanos de manera segura y efectiva". Este es solo el primer paso para que los tratamientos puedan ser aplicados en la clínica humana con una seguridad y eficacia demostrada, algo que hasta la fecha no se ha dado.