Siempre han estado entre nosotros, pero en los últimos años los alimentos probióticos se han vuelto mucho más interesantes. Fueron los estudios científicos los que apuntaron a que las bacterias de nuestro intestino son más importantes de lo que nos habían contado y, por eso, están últimamente en boca de todos en España.
Los probióticos son, según define la Organización Mundial de la Salud, "microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del huésped". La realidad es que están más presentes de lo que creemos, en alimentos como el yogur o el último en ganar fama, el kéfir.
A pesar de que estos dos alimentos sean, actualmente, mundialmente famosos por sus beneficios, muchos otros como la leche de yegua también pueden presumir de actuar como un probiótico natural, así como de unos beneficios excelentes que pueden favorecer una buena salud.
Los beneficios de la leche de yegua
La leche de yegua es un alimento que ha sido consumido durante siglos en diversas culturas, especialmente en Asia Central, donde se le atribuyen numerosos beneficios para la salud. En los últimos años, ha sido objeto de estudio en diferentes investigaciones debido a sus similitudes con la leche humana, sobre todo en la proporción de proteínas y su bajo contenido en caseína.
Este tipo de leche es más similar a la humana que la de vaca, lo que la hace más fácil de digerir y apta para personas con sensibilidad a otros tipos de leche. Contiene una menor proporción de grasa, la cual es rica en ácidos grasos poliinsaturados beneficiosos, como los omega-3 y omega-6, que apoyan la salud cardiovascular y el sistema nervioso.
La leche de yegua aporta proteínas como la albúmina y la lactoferrina, vitaminas como la A, la C y la D, así como minerales esenciales como el calcio, el magnesio y el zinc, todos ellos fundamentales para mantener huesos fuertes, una piel sana y un sistema inmunológico robusto.
Este tipo de vitaminas, como la C, son especialmente beneficiosas para combatir el envejecimiento prematuro. Al ser un potente antioxidante, tiene el trabajo de neutralizar unas moléculas llamadas "radicales libres" para minimizar el daño que pueden causar en nuestras células.
Gracias a la presencia de lactoferrina y otros péptidos bioactivos, la leche de yegua estimula el sistema inmunológico y ayuda a combatir infecciones bacterianas y virales. Sus propiedades antioxidantes contribuyen a proteger las células del daño causado por los radicales libres y el estrés oxidativo, un factor relacionado con el envejecimiento y enfermedades crónicas como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, la leche de yegua es especialmente valorada como un probiótico natural debido a su capacidad para fomentar la salud intestinal. Contiene una alta concentración de bacterias lácticas y otros microorganismos beneficiosos que contribuyen a equilibrar la microbiota intestinal, favoreciendo una mejor digestión y absorción de nutrientes.
Mientras que hay muchas personas que son intolerantes a la leche de vaca, la proveniente de la yegua puede ser muy útil para personas que padecen problemas digestivos, como el síndrome del intestino irritable, o, incluso, para quienes han experimentado desequilibrios en su flora intestinal debido al uso prolongado de antibióticos.
Además, este tipo de leche puede ser una opción interesante para los intolerantes a la lactosa. Su digestibilidad mejorada y la presencia de enzimas que ayudan a descomponer este azúcar la hacen más tolerable para algunas personas. También es una alternativa adecuada para quienes buscan evitar las proteínas de la leche de vaca, que a menudo son responsables de alergias alimentarias.
La leche de yegua contiene enzimas y compuestos bioactivos que ayudan a reducir la inflamación en el tracto digestivo y a fortalecer las barreras mucosas del intestino, lo que mejora su función protectora.