Estos son los efectos en el cuerpo de tomar kéfir a diario, según la nutrióloga Luna: "Si tienes el colesterol alto…"
- El kéfir es una leche fermentada rica en bacterias y levaduras probióticas que promueven la salud intestinal, facilitan la digestión y aumentan la inmunidad.
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La palabra kefir proviene del término turco keif, y su traducción literal sería 'bendición'. En los últimos años, ha ganado una notable popularidad en España; sin embargo, algunos investigadores creen que esta bebida cuenta con más de 12.000 años de antigüedad.
Originario de las montañas del Cáucaso, el kéfir es una bacteria que mezclada con leche produce una especie de yogur líquido. Su sabor resulta más ácido que el de un yogur convencional, así como su textura, mucho más viscosa. Además de su versatilidad, sus reconocidos beneficios para la salud han sido claves en su auge, especialmente en España.
Sus beneficios han sido tan reconocidos mundialmente, que son muchos los expertos que recomiendan su consumo diario, como la nutrióloga Damaris Luna, debido a las múltiples ventajas que podemos obtener de ello, como la reducción de los niveles de colesterol, la presión arterial o el fortalecimiento de nuestro sistema inmune.
Los efectos en el cuerpo de consumir kéfir a diario
El kéfir ha ganado popularidad gracias a sus propiedades probióticas, y a los beneficios que aporta a la microbiota intestinal. Si hemos oído hablar sobre él, posiblemente sepamos que tiene una increíble capacidad de mantener un sistema digestivo saludable.
Gracias a su alto contenido en probióticos, el kéfir ayuda a repoblar y equilibrar la microbiota intestinal, el conjunto de microorganismos beneficiosos que habitan en el intestino. Este equilibrio es crucial para una digestión eficiente y la absorción adecuada de nutrientes.
Además, una de las grandes ventajas del kéfir es que "a diferencia de cualquier producto lácteo, como el queso, la leche o un yogur, el kéfir lo pueden consumir incliso personas intolerantes a la lactosa", explica Damaris Luna. Y esto es gracias a su proceso de fermentación, por el cual contiene mucho menos cantidad de lactosa.
El kéfir "está repleto de cepas bacterianas y levaduras que por el contrario de lo que puedas pensar, son muy beneficiosas para nosotros". De esta forma, puede incluso aliviar problemas digestivos comunes como el estreñimiento, la hinchazón y los desequilibrios bacterianos que pueden derivar en otro tipo de afecciones más graves.
Su consumo diario puede ayudarnos a fortalecer y reforzar el sistema inmunológico. Los probióticos que contiene estimulan la producción de células inmunitarias y mejoran la respuesta del organismo frente a infecciones y enfermedades. Esto lo convierte en un recurso especialmente útil durante épocas como los meses de frío o periodos de estrés.
Indirectamente, el kéfir puede ayudarnos en el proceso de pérdida de peso y grasa. Es un alimento bajo en calorías, pero con un alto poder saciante, lo que puede ayudarnos a controlar el apetito y, además, a evitar los antojos entre horas que en muchas ocasiones son responsables de la ganancia de peso.
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El kéfir puede "ayudarnos a reducir la inflamación intestinal", indica la nutrióloga. "Mejorando nuestra digestión, vamos a mejorar la biodisponibilidad y absorción de los nutrientes", lo que puede favorecernos en el día a día.
Otro de los grandes beneficios del kéfir es su papel en el bienestar emocional y mental: "Recordemos que en el intestino segregamos un 90% de la serotonina, la conocida como la hormona de la felicidad". Por ello, el kéfir puede ayudarnos a sentirnos plenos, felices y de mejor humor.
Para quienes buscan mejorar la salud ósea, el kéfir es una excelente fuente de calcio, magnesio y vitamina K2. Estas sustancias trabajan en conjunto para fortalecer los huesos y prevenir la pérdida de densidad ósea con la edad, ayudando a reducir el riesgo de osteoporosis.
Se ha demostrado que el kéfir puede ayudar a reducir los niveles de colesterol y la presión arterial debido a que los péptidos que se liberan durante la fermentación tienen propiedades antihipertensivas.
Su consumo habitual puede reducir los niveles de colesterol LDL, conocido como el "malo", y promover un aumento en el colesterol HDL, o "bueno". Este efecto contribuye a prevenir problemas cardiovasculares como la hipertensión y la arteriosclerosis, protegiendo la salud del corazón y reduciendo el riesgo de enfermedades relacionadas.
Cómo incluir el kéfir en la dieta
El kéfir es increíblemente versátil y fácil de incorporar a la dieta diaria. Puede consumirse solo, como base para batidos, mezclado con frutas y cereales, o incluso utilizado como ingrediente en recetas más elaboradas. Su sabor ligeramente ácido y cremoso combina bien con una amplia variedad de alimentos, lo que facilita su inclusión regular en la alimentación.
Aunque existen muchas variedades de kéfir, incluida la de leche de coco, de soja, de agua o de leche de vaca, las dos preparaciones más comunes son la de leche de vaca y la de agua.
Para preparar el kéfir de leche tenemos que colocar en un recipiente un litro de leche fresca y 100 gramos de kéfir (que se puede encontrar en cualquier supermercado) y dejar reposar el contenido a temperatura ambiente durante 24 horas.
Pasado este tiempo tenemos que colar la leche para recuperar los granos de kéfir y volver a colar el contenido para obtener el kéfir líquido fermentado y colado. Entonces ya podremos consumirlo o mantenerlo guardado en la nevera para más tarde.
El kéfir de agua, a diferencia del kéfir de leche, no necesita lactosa para fermentar. A la fermentación se le suele añadir azúcar, por ello necesitamos: 1 litro de agua, 60 gramos de azúcar moreno y 100 gramos de kéfir.
Para elaborarlo tendremos que añadir el agua a un recipiente junto con el azúcar y el kéfir. Si buscamos darle sabor, podemos exprimir medio limón en la mezcla. Una vez añadido, tenemos que tapar el contenido con un paño y una goma o cinta elástica y déjalo reposar a temperatura ambiente entre 2 y 3 días. Después podrás colarlo y beberlo o guardarlo en la nevera para consumir otro día.