Los garbanzos son una de las legumbres mejor valoradas por su alto contenido en proteínas, fibra, vitaminas y minerales. Incorporar este completo alimento a tu rutina alimentaria, no solo es una excelente forma de cuidar tu salud, sino también de disfrutar de platos sabrosos y nutritivos.
Muchos evitan cocinar garbanzos frescos debido al largo proceso que requiere su preparación: el remojo, la cocción y la espera. Si te has encontrado con esta situación, no te preocupes porque es más frecuente de lo que imaginas.
Sin embargo, y para consumir todos los nutrientes que esta completa legumbre nos aporta, es fundamental saber cómo debes prepararlos para su posterior cocinado, sin que para ello tengas que recurrir siempre a los garbanzos de bote.
El truco para tener garbanzos frescos y listos para cocinar en cualquier momento es una solución práctica, rápida y económica para todos aquellos que quieren evitar "tirar de las conservas" y disfrutar de sus beneficios nutricionales al máximo.
Con solo un poco de planificación, podrás tener garbanzos frescos en tu congelador, conservando todos sus nutrientes y sabor. Así, podrás incorporar esta deliciosa legumbre en tus recetas de forma rápida y sin complicaciones. No lo dudes y prueba este trucazo, descubriendo lo fácil que es preparar garbanzos frescos siempre que los necesites.
¿Por qué elegir garbanzos frescos en lugar de los de bote?
Los garbanzos de bote, aunque muy prácticos y rápidos de consumir, a menudo contienen aditivos y conservantes que alteran su sabor y sus propiedades nutricionales. Además, no siempre ofrecen la misma frescura ni textura que los garbanzos frescos.
Por otro lado, los garbanzos frescos no solo son más sabrosos, sino que, al no haber sido procesados, conservan todos sus nutrientes, lo que los convierte en una opción más saludable.
El truco para tener garbanzos listos sin ser de bote
Lo mejor de todo es que, con un poco de organización, puedes tener garbanzos frescos listos para cocinar en cualquier momento, sin tener que perder horas en la preparación.
El truco consiste en un proceso sencillo que implica remojo, cambios de agua y congelación. Este método no solo ahorra tiempo, sino que también asegura que los garbanzos mantengan una excelente textura, sabor y nutrientes.
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Remojo nocturno. La primera fase del proceso es el remojo tradicional. Coloca los garbanzos en un recipiente grande y cúbrelos con agua. Deja que reposen durante toda la noche, para que se hidraten adecuadamente. Este paso es esencial para que los garbanzos se ablanden y puedan cocinarse de manera uniforme. Si te olvidas de dejarlos en remojo durante la noche, el proceso se hará mucho más largo.
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Cambia de agua cada tres horas. Aunque el remojo nocturno es crucial, hay un detalle que marca la diferencia en este truco: cambiar el agua cada tres horas. ¿Por qué es importante? Esta acción ayuda a eliminar las sustancias que pueden causar molestias digestivas, como los oligosacáridos, responsables de los gases que algunas personas asocian con el consumo de legumbres. Además, el cambio de agua contribuye a que los garbanzos conserven un sabor más fresco y natural.
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Escurre bien y congela. Una vez que los garbanzos hayan pasado la noche en remojo y hayas cambiado el agua varias veces, llega el momento de escurrirlos bien. Después, colócalos en bolsas de congelación y guárdalos en el congelador. El congelado detiene el proceso de hidratación en su punto ideal, lo que asegura que los garbanzos mantengan su textura y nutrientes intactos. Además, este paso facilita su uso posterior, ya que puedes sacar la cantidad que necesites directamente del congelador y cocinarlos sin complicaciones.
Ventajas de tener garbanzos congelados
El principal beneficio de este truco es que tendrás garbanzos listos para comer en cualquier momento, sin tener que perder tiempo en el proceso de remojo y cocción cada vez que los necesites.
Además, al ser congelados, los garbanzos no pierden sus propiedades nutricionales, lo que garantiza que sigan siendo una fuente rica en proteínas, fibra, hierro y otros nutrientes esenciales para la salud.
Otro aspecto positivo es que, al congelar los garbanzos después del remojo, se conservan frescos durante un largo período de tiempo. Así, puedes tener siempre garbanzos disponibles para preparar platos rápidos y nutritivos, sin tener que recurrir a los de bote.
Cómo cocinarlos una vez congelados
Cuando necesites usar los garbanzos congelados, simplemente sácalos del congelador y colócalos directamente en una olla con agua hirviendo. No es necesario descongelarlos previamente, ya que el calor del agua hará que se cocinen de manera rápida y uniforme.
En pocos minutos, tendrás garbanzos listos para preparar tus platos favoritos, como guisos, ensaladas, hummus o cualquier receta que desees. Las opciones son tantas, y con la seguridad de saber que estarás incorporando a tu dieta una cantidad excelente de nutrientes, que este truco se convertirá en uno de tus favoritos.