En España, los platos de cuchara tienen un lugar especial en la gastronomía. Recetas tradicionales como el cocido madrileño, las lentejas con chorizo o la fabada asturiana forman parte de la identidad culinaria del país. Dentro de la tradición, la sopa ocupa un lugar privilegiado como un plato sencillo, reconfortante y extremadamente versátil.
Durante el invierno, la sopa se convierte casi en una necesidad. No solo tiene una increíble capacidad para calentar el cuerpo, sino que su simplicidad y variedad hace que sea un plato recurrente en muchas mesas españolas, tanto que no son pocos los que han hecho de ella una costumbre diaria.
Sin embargo, debido a su popularidad y fama como plato diario, es habitual reflexionar sobre sus posibles implicaciones para la salud. Aunque la sopa puede ser una opción nutritiva y ligera, dependiendo de cómo se prepare, también puede contener altos niveles de sodio o grasas si se abusa de ciertos ingredientes como caldos concentrados o embutidos.
Qué pasa si como sopa todos los días
La sopa es uno de los platos más valorados en España. Es una comida nutritiva y fácil de digerir que suele estar hecha con verduras y carnes ricas en nutrientes que se cocinan a fuego lento, un método de cocción que ayuda a conservar el valor nutricional de los ingredientes.
El concepto de tomar sopa a diario para adelgazar existe desde hace décadas, pero los expertos afirman que una dieta basada exclusivamente en sopas carece de nutrientes. Sin embargo, coinciden en que puede ser inteligente tomar sopas repletas de verduras a menudo, debido a sus grandes beneficios más allá de los que todos conocemos.
Incluir sopa en una dieta puede ser útil para controlar el peso, siempre que se elijan opciones bajas en calorías y basadas en ingredientes saludables. Las sopas de verduras, por ejemplo, suelen ser menos calóricas que las cremosas y pueden proporcionar una sensación de saciedad con menos calorías.
Por otro lado, las sopas con alto contenido proteico, pueden mantenernos satisfechos durante más tiempo. No obstante, es crucial controlar las porciones y evitar consumirla en exceso, especialmente cuando se trata de sopas de sobre o ingredientes como carnes muy grasas.
Según el nutricionista Michael Lahey es importante que las sopas y cremas que consumimos de manera habitual tengan como base verduras frescas y con alto contenido en fibra como las espinacas, la zanahoria, el brócoli o el apio.
Gracias a su contenido de agua y fibra, la sopa es una opción ideal para sentirnos saciados, lo que ayuda a reducir el hambre. Su bajo contenido calórico y alto volumen también contribuyen a estabilizar los niveles de azúcar, promoviendo una digestión más eficiente.
Además, la sopa puede aumentar la ingesta de verduras en personas que no las consumen habitualmente. Incluir una variedad de vegetales en las recetas puede diversificar las bacterias beneficiosas en el intestino, lo que fortalece la salud intestinal en general.
Tal y como explica la dietista Maggie Michalczyk, las verduras como puerros y cebollas, que contienen fibra prebiótica, no solo apoyan la digestión, sino que también benefician la microbiota intestinal.
Las sopas caseras pueden ser una excelente fuente de proteínas, sobre todo si se elaboran con caldo de huesos o se les añaden ingredientes como pollo, tofu, pescado o edamame. Según la experta Elizabeth Ward, autora de The Menopause Diet Plan, preparar sopa con estos ingredientes aumenta su contenido proteico, lo que contribuye a la saciedad y al mantenimiento de la energía.
Esta opción fácil y rápida también puede ser un aliado para aliviar dolores y molestias. Ingredientes como la cúrcuma y el jengibre, presentes en algunas recetas, tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir la inflamación y relajar los músculos.
En particular, la sopa de pollo ha sido reconocida por sus efectos medicinales. Un estudio del Centro Médico de la Universidad de Nebraska destacó que sus ingredientes pueden tener actividad antiinflamatoria suave, lo que explica su reputación como remedio tradicional contra resfriados y enfermedades respiratorias.
Además, los líquidos y nutrientes de la sopa contribuyen a la hidratación, un factor clave para el proceso de curación. Aunque no debe considerarse un tratamiento único para enfermedades crónicas, la sopa puede complementar una dieta que promueva la recuperación natural.
La recomendación de los expertos
A pesar de los beneficios de la sopa, los expertos sugieren que no todas ellas son iguales. Elegir o preparar sopas caseras es, en la mayoría de los casos, lo que nos dará la mejor relación calidad-precio, ya que muchas sopas de restaurantes o de supermercados vienen cargadas de sodio y grasas saturadas.
No hay nada de malo en comer sopa todos los días, siempre y cuando sea parte de una dieta equilibrada que incluya una variedad de alimentos ricos en nutrientes. Es importante asegurarse de añadir ingredientes saludables, así como evitar consumirla en exceso.
La recomendación de los expertos a la hora de cocinar sopa es evitar los condimentos que contengan aditivos alimentarios químicos, las sopas instantáneas en sobres y los cubitos de caldo.