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La experta en nutrición y divulgadora Boticaria García asegura que, "el 50% de personas puede que tengan de okupa a Helicobácter pylori" una bacteria acusada de ser la número uno del mundo en producir úlceras. Y, sin embargo, hay quien ni se entera porque no le provoca síntomas o, no se somete a las pruebas diagnósticas. 

El porqué esta bacteria es capaz de sobrevivir en tantos estómagos de la población se encuentra en un compuesto que libera, conocido por todos: el amoniaco. "Mientras que muchas bacterias no resisten el ácido clorhídrico, Helicobácter es capaz de neutralizar el ácido y destruir e inflamar la mucosa epitelial", explica Boticaria. 

Si bien menos del 20% de las personas infectadas con esta bacteria acabarán desarrollando una úlcera y otras complicaciones, tratar su presencia en nuestro intestino no es baladí, pues el riesgo está presente y "no siempre es fácil acabar con ella a la primera". 

La 'bacteria okupa'

El Helicobacter pylori es un "bacilo gramnegativo helicoidal" y se caracteriza por la proliferación en la mucosa gástrica humana. Su nombre refiere a la morfología en espiral que presenta, y al origen anatómico de las células con las que es afín. 

Capaz de vivir en el intestino humano gracias a su forma de espiral, le resulta fácil invadirlo e infectarlo. Como Boticaria García adelantaba, su producción de amoníaco neutraliza los ácidos gástricos, permitiendo que se multiplique de manera exitosa. 

En consecuencia de la proliferación del Helicobácter pylori, se produce una inflamación local y, usualmente, asintomática. Sin embargo, la presencia de este microorganismo se asocia en el largo plazo con la presencia de úlceras y gastritis 

Cuando se manifiesta, las molestias y síntomas son dolor sordo, ardor de estómago, pérdida de peso imprevista o vómitos sanguinolentos. Los gases, la distensión abdominal y la pérdida de apetito son también claros indicativos de la posible presencia de esta 'bacteria okupa'. 

Los mayores afectados por esta infección estomacal suelen ser los niños. El foco de contagio se encuentra en "el contacto oral con la materia fecal, la saliva o el vómito" aclara Boticaria.

Diagnóstico y eliminación

Su asintomatología en un gran porcentaje de casos puede hacer que convivamos con esta bacteria sin saberlo por el resto de nuestra vida desde el contagio, pues una vez se instala en la mucosa podría persistir en ella indefinidamente. 

La manera de diagnosticar la presencia de Helicobácter pylori pasa por someternos a tres pruebas diferentes: 

  • Endoscopia digestiva alta para tomar una pequeña muestra del tejido del revestimiento del estómago con el fin de analizarla y descubrir si estamos infectados. 
  • Prueba del aliento. Exhalando en una bolsa antes y después de beber para medir la cantidad de dióxido de carbono liberado; a mayor nivel, mayor presencia de HP.
  • Análisis de heces donde se buscan evidencias de la presencia de la bacteria.

El tratamiento para la erradicación del Helicobacter pylori se sustenta en el marco farmacológico. "Se trata con una combinación de antibióticos y antiulcerosos", explica Boticaria. ¿La mala noticia de la que advierte la experta? Que "a veces es difícil cargársela a la primera". 

Acompañar el protocolo farmacológico con una dieta que ayude a la erradicación de la misma, será positivo. Incluir probióticos de agua de mar, té verde o aceite de orégano contribuirán a limpiar tu sistema gastrointestinal de la 'bacteria okupa'.