El psicólogo Nick Wignall explica que la ansiedad es como una bola de nieve que rápidamente, sin esperarlo, se convierte en una avalancha: si no la enfrentas cuando es pequeña, se te llevará por delante". Es decir, es de vital importancia poner medidas para controlar nuestra ansiedad tan pronto como aparezcan los primeros síntomas en nuestro cuerpo y, así, evitar que se convierta en una bola enorme.
[Este es el secreto para causar una buena primera impresión según Harvard]
Según un estudio sobre salud mental publicado por el Ministerio de Sanidad de España, las mujeres somos más propensas a padecer enfermedades mentales, en concreto, los trastornos por ansiedad son el problema de salud mental más frecuente entre la población española, con una gran prevalencia entre las mujeres con un 88,4% (frente al 45,2% de los hombres).
Somos conscientes de que ningún problema de salud mental tiene una solución rápida y fácil. Además, siempre se debe buscar ayuda en profesionales de la salud que, tras un diagnóstico, sean los que nos ayuden a tomar las medidas adecuadas.
Como complemento a la atención profesional, existen ciertos hábitos que se pueden poner en práctica en casa, pequeños consejos y trucos que pueden ser útiles y ayudar en el día a día, caso de apuro, tal y como asegura el Wignall.
Mantras contra la ansiedad
Una de las mejores formas de parar las preocupaciones y la ansiedad cuando empezamos a notar que rondan nuestra cabeza es poner en práctica frases breves y fáciles de recordar, recomendadas por expertos, que nos ayudan a recordar ciertos valores, y a poner nuestra atención en aquello que realmente importa.
El profesional de la psicología Nick Wignall comprarte 5 de estos mantras que podrán ayudarnos a concentrarnos en el momento presente con calma y confianza.
"No soy mis pensamientos"
Una de las situaciones más comunes es la de tener una preocupación que se vuelve abrumadora porque, de tanto decírtela, te la acabas creyendo.
Adquiriendo el hábito de recordarnos a nosotros mismos que no somos nuestros pensamientos, el psicólogo explica que "estamos creando separación y distancia entre un pensamiento en particular y la realidad de quién eres y cómo funciona el mundo".
Esto hace que sea más fácil desconectar de los pensamientos inútiles y que producen tanto ansiedad como preocupación.
[Así se manifiesta la ansiedad en el cuerpo: cómo identificarla a través de sus síntomas]
"Menos pero mejor"
Uno de los mayores desencadenantes de la preocupación crónica (y de toda la ansiedad que produce) es sentirnos abrumadas. Por ejemplo, cuando tenemos tantas tareas pendientes que ni siquiera sabes por dónde empezar.
En este caso, tal y como recomienda el experto, "la mejor manera de no sentirnos abrumadas es empezar por no preocuparnos en primer lugar". Aunque algunas situaciones de la vida diaria son inevitablemente abrumadoras, no debemos subestimar nuestra capacidad para ser capaces de manejarlas mejor.
Las mujeres tendemos a ser seres de acción, a decir sí a lo que nos piden y a asumir incesantemente nuevas responsabilidades y tareas, combinado con nuestra tendencia natural a querer ser amables y complacientes; el resultado es que, muy a menudo, terminamos con mucho más en nuestro plato de lo que somos capaces de gestionar.
Por ejemplo, en lugar de decir que sí a todo lo que te piden tus hijos, pacta decir a veces que no para poder estar realmente presente cuando digas que sí.
Este pequeño mantra es poderoso porque no se trata solo de decir no, sino que se trata de recordarte a ti misma que al decir no a algunas cosas conseguirás que todo salga mejor y puedas disfrutar más de la experiencia.
[7 hábitos que provocan ansiedad (y cómo afrontarlos de forma eficaz)]
"En la dulzura está la fuerza"
Para muchas personas, la preocupación y la autocrítica van de la mano. En estos casos, la reacción inmediata ante cualquier situación siempre termina con una dura crítica contra ti mismo y, esto, significa arrancar el proceso de la preocupación y con ella el de castigarte a ti mismo.
La preocupación y la autocrítica son dos sentimientos que se retroalimentan y hacen que sea más probable entrar en un bucle que acabe en una gran avalancha de ansiedad. Pero no está todo perdido, la buena noticia, dice el experto en ansiedad, es que este hábito se puede cambiar.
Repetirnos este sencillo mantra nos recordará que, al menos cuando se trata de asuntos mentales, querer ser siempre fuerte solo empeora las cosas. Sin embargo, cuando somos amables con nosotros mismos, y con nuestras preocupaciones e inseguridades, se vuelve más fácil superar las preocupaciones y continuar con la vida.
[Ansiedad anticipatoria: cuando adelantarse al futuro se convierte en un problema]
"Que te haga sentir mal no significa que sea malo"
El centro del miedo del cerebro está diseñado para mantenernos a salvo de los peligros, sirve como un sistema de alarma para el cuerpo. Pero, como cualquier alarma, nuestro cerebro puede experimentar falsas alarmas, situaciones en las que cree que algo es peligroso cuando no lo es, dando como resultado un proceso de ansiedad y preocupaciones innecesarias.
Al desarrollar estas preocupaciones alertamos a nuestro cerebro de un peligro lo que desemboca en la producción de adrenalina que, a su vez provoca que comencemos a acribillarnos con preocupaciones y escenarios del que sería el peor de los casos. Una situación que, a su vez, nos hace sentir aún más ansiosas.
Para el psicólogo Nick Wignall, la clave para un sistema de alarma personal que funcione bien reside en enseñar a nuestro cerebro que no todo lo que nos parece peligroso lo es realmente. Para conseguirlo, basta con repetirte a ti mismo que solo porque sientas que algo está mal no significa que sea malo. Así serás capaz de calmar tu cerebro y no entrar en el ciclo de preocupación y ansiedad.
"Céntrate en la persona, no en el problema"
En la mayoría de los casos, nuestras preocupaciones y nuestra ansiedad están relacionadas con otras personas y nuestras relaciones con ellas. No hay nada que desencadene de manera más rápida nuestra preocupación que un conflicto interpersonal.
La clave para que esto no suceda es mejorar nuestra capacidad de gestionar conflictos para que, cuando suceda, nos genere menos preocupación. Existe una técnica que, casi siempre, funciona para mantener el conflicto al mínimo y, por lo tanto, tener menos de lo que preocuparnos.
Nuestra tendencia natural es tratar de solucionar el problema que origina el conflicto lo antes posible pero esto suele ser un error que no nos llevará a solucionar el problema. Cuando existen conflictos interpersonales, suele ser necesario trabajar con la otra persona para solucionarlos.
Poner en funcionamiento este mantra te ahorrará muchas preocupaciones innecesarias, y te evitará el estrés y ansiedad al recordarte que debes resolver los problemas interpersonales de la manera correcta: junto a la otra persona. Es mucho más probable que resuelvas bien el problema cuando pones el foco primero en la persona y no en el problema.