La palabra shibari significa literalmente "atadura" y kinbaku se traduce como "atar fuertemente". En este caso, ambas se utilizan indistintamente para referirse a este arte japonés de la atadura erótica que lleva años ocupando un espacio en las prácticas sexuales que más pericia y técnica requieren.
Si la literatura y el cine de las últimas décadas nos han adentrado en conceptos como el bondage con la popularización que supuso el fenómeno de Grey, la mirada oriental introduce prácticas centenarias que implican sobre todo la necesidad de extremar todas las precauciones. El bondage se queda en la mera inmovilización de una persona.
Shibari vs. bondage
La diferencia entre el shibari y el bondage estriba en que la técnica oriental es una práctica erótica que va mucho más allá de la simple inmovilización de la otra persona.
Se trata de un estilo japonés de atadura, sujeto a unas reglas técnicas y estéticas muy elaboradas, en las que la geometría tiene un protagonismo incuestionable. Su aprendizaje requiere tiempo y práctica y sus procesos son lentos y complicados. No se trata solo de atar, sino que implica una experiencia estética.
La atadura no significa inmovilización o al menos, no solo inmovilización. Es fundamental la parte visual de la cuerda, los nudos y la persona atada y el triángulo que se forma con el ‘maestro’ o la ‘maestra’, que en su condición de espectador adquiere un rol fundamental dentro de la tradición del shibari.
Yute, coco o arroz
Suelen utilizarse cuerdas con un largo que oscilan entre los 7 y los 8 metros y los materiales suelen ser el yute, el coco, el cáñamo o el arroz, no solamente por tratarse de fibras naturales sino también porque la estética forma parte del ritual.
Siendo una disciplina japonesa, hay dos claves que no pueden faltar: las energías y el autoconocimiento. La presión que ejercen las ataduras lo hacen sobre puntos vinculados los meridianos energéticos en la medicina tradicional oriental.
Precaución y seguridad
Según practicantes de shibari, esta técnica saca lo mejor y lo peor del ser humano y en ambas posiciones, la de quien ata y la de quien es atado, existen riesgos físicos y emocionales.
Habitualmente, quienes ‘atan’ en shibari tienen mucha experiencia previa. Pero aún así, nunca sobran las advertencias. Si las ataduras no están bien realizadas pueden tener provocar afectaciones musculares, nerviosas o en las articulaciones.
Cuando alguien decide iniciarse en esta técnica recibe indicaciones estrictas sobre la vigilancia de las articulaciones de la persona atada, tener al alcance tijeras y no cortar la comunicación entre los participantes.
Orígenes y patrones
Los orígenes del shibari se remontan a la dinastía japonesa Edo (1600 – 1878). En esta época surge hobaku-jutsu, un arte marcial que se centra en atrapar y retener a los rivales con cuerdas.
Cada familia de samuráis tenía su propia técnica con unas características específicas, por lo cual la identificación de la procedencia del captor era sencilla. También se podía la clase social del detenido y el delito del que se le culpaba.
Estos son algunos de los patrones más conocidos de sibari.
- Gote Gasshou (後手合掌): Se practica el amarre de las manos en la espalda, con la persona en posición de plegaria.
- (Ushiro) Takate Kote o Gote (後ろ高手小手): Se realiza la atadura en la parte superior de la espalda inmovilizando los brazos generalmente en forma de "U" o "X".
- Ebi (海老): Este nombre lo asociamos directamente a las cartas de los restaurantes japoneses porque significa ‘gamba’. La ligazón se consigue al hacer permanecer a la persona atada en una posición sentada de loto con la espalda muy curvada volcada sobre sus piernas.
- Tsuri (吊り): Esta denominación es mucho más genérica, puesto que incluye todas las ataduras que incluya una suspensión corporal.
- Teppou (鉄砲): Este sistema es conocido también como la atadura "del rifle". Consiste en que las cuerdas sostengan los brazos siguiendo una línea diagonal.
- Tazuki: Es uno de los más ‘sencillos’ o ‘habituales’. Se trata de un arnés corporal cruzado en forma de "X".
- Kikkou (亀甲): Consiste en un amarre corporal en la que la cuerda simula un caparazón de tortuga, dibujando formas hexagonales en la parte anterior del torso.
- Matanawa: Esta atadura implica alta especialización, puesto que se realiza en la parte genital.
- Hishi o karada: Quizás sea una de las más conocidas en occidente porque el manga lo popularizó. Consiste en trazar unos rombos con formas de diamantes para conseguir la atadura.