Los dirigentes europeos han pedido este lunes ayuda al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, para frenar la llegada de demandantes de asilo, que principalmente huyen de la guerra en Siria. Ante las dificultades y las fracturas internas que ha provocado la acogida de refugiados en la Unión Europea, Bruselas trata ahora de externalizar a Turquía la gestión de la crisis. Ankara debe hacer más esfuerzos para controlar sus fronteras, retener a los demandantes de asilo e impedir que viajen a Europa. Es el mensaje conjunto que han trasladado a Erdogan los presidentes de la Comisión, Jean-Claude Juncker; del Consejo, Donald Tusk, y de la Eurocámara, Martin Schulz, en su reunión conjunta en Bruselas.
A cambio, la UE está dispuesta a aumentar su asistencia financiera al Gobierno de Ankara e incluso a olvidar las críticas de los últimos meses al creciente autoritarismo de Erdogan o a sus restricciones a la libertad de prensa. Estas cuestiones no se han mencionado en las comparecencias ante la prensa de Erdogan con Tusk y Juncker, en las que además no se han admitido preguntas. El presidente turco ha sido recibido en Bruselas con todos los honores. No sólo se ha reunido en el mismo día con Schulz, Tusk y Juncker sino que al final de la jornada ha cenado con los tres, un tratamiento que pocas veces se da a dirigentes extranjeros.
La UE quiere que Turquía firme en las próximas semanas un plan de acción para frenar el flujo de refugiados, según ha explicado este lunes un alto funcionario de la UE, que ha pedido no ser identificado por lo delicado de las negociaciones. En los últimos nueve meses, un total de 350.000 personas han intentado entrar de forma irregular en territorio comunitario procedentes de Turquía. Y las autoridades turcas sólo han frenado a 50.000 inmigrantes y refugiados. “La situación en la que centenares de miles de personas huyen hacia la UE a través de Turquía debe detenerse. Y no podemos hacerlo solos, necesitamos a la parte turca”, ha dicho Tusk en su comparecencia conjunta ante la prensa con Erdogan. “Es indiscutible que UE debe gestionar sus fronteras mejor. Esperamos que Turquía haga lo mismo”, ha agregado.
De acuerdo con este plan de acción, Turquía deberá participar en patrullas conjuntas en el Egeo con Grecia, coordinadas por la Agencia Europea de Control de Fronteras (Frontex) y readmitir a los refugiados que sean interceptados. También tendrá que poner en marcha nuevos campos de refugiados, que serían cofinanciados por la UE. Y facilitar la integración y la entrada en el mercado laboral de estas personas. A cambio, los estados miembros se comprometerán a acoger a algunos de los demandantes de asilo que están en Turquía. En el plan de acción todavía no hay cifras, según las fuentes consultadas, que admiten no obstante que se está hablando de que los países de la UE se repartan a alrededor de 500.000 refugiados de los campos turcos, un número adelantado por el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Erdogan lo pone difícil
Otra de las concesiones a Erdogan que ha planteado la UE es “acelerar” el procedimiento para que los turcos puedan viajar sin visado a territorio comunitario, según ha dicho el presidente de la Comisión. Además, Turquía debe estar en la lista de países considerados “seguros” a los que es posible repatriar a los inmigrantes irregulares, ha defendido Juncker. Con tal de convencer a Ankara, la UE está dispuesta incluso a estudiar la idea de crear una zona de seguridad en la frontera turco-siria. Y ello pese a que el presidente de la Eurocámara admitía que se necesitará una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que muy probablemente sería vetada por Rusia.
Pero el presidente turco no lo ha puesto nada fácil y ha criticado veladamente el cierre de fronteras que quiere imponer la UE. Erdogan ha resaltado que Turquía acoge ya a 2,5 millones de refugiados, mientras que a la UE sólo han llegado 250.000, según sus cálculos (aunque según Frontex se superan ya los 500.000). “Nunca los hemos discriminado diciendo que eran musulmanes, yazidíes o cristianos, los hemos aceptado a todos”, ha subrayado el presidente turco en alusión a los países europeos que no quieren acoger a refugiados musulmanes. Ankara ha gastado ya en esta crisis 7.800 millones de dólares, según Erdogan. Y desde principios de año, sus patrullas en el Egeo y el Mediterráneo han salvado a cerca de 60.000 personas.
“Turquía está abierta a todo tipo de cooperación” con la UE en la gestión de la crisis de refugiados, ha asegurado. Pero ha dejado claro que sus prioridades son muy distintas a las que le quiere imponer Bruselas. A su juicio, lo más urgente es la zona de seguridad en la frontera, reforzada con una zona de exclusión aérea, así como entrenar y equipar a la oposición a Bashar al Asad.
El presidente turco ha pedido además a la UE que no dé ninguna “legitimidad” a la organización kurda PKK y que la considere como una banda terrorista al mismo nivel que el Estado Islámico. “Aunque los estados miembros de la UE reconocen al PKK como organización terrorista, nos entristece ver que en algunos países esto no es así, al menos en la práctica”, ha lamentado. Finalmente, Erdogan quiere reactivar las negociaciones de adhesión de Turquía a la UE, que llevan años congeladas, y acabar con la exigencia de visados.
El plan de acción conjunto ni siquiera se ha mencionado en las comparecencias de Erdogan con los dirigentes europeos. Las fuentes consultadas sostienen que se ha negociado en las últimas semanas con las autoridades turcas, aunque reconocen que será muy difícil firmarlo antes de las elecciones legislativas anticipadas que se celebran allí el 1 de noviembre. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE tienen previsto respaldarlo en la próxima cumbre que celebrarán el 15 y el 16 de octubre en Bruselas.