Viajó solo a Irak. El objetivo: conocer en primera persona la zona, más allá de las informaciones que leía en los medios de comunicación. Javier Nart, eurodiputado de Ciudadanos, quería comprender in situ la situación que afronta Irak y cómo están combatiendo las milicias locales al Estado Islámico. Y allí, cerca de la refinería de Baiji, controlada por los yihadistas, sufrió un ataque, del que afortunadamente salió ileso.
"El temor más grande no fue que me mataran, yo daba por hecho que allí moría cuando nos atacaron. Mi mayor preocupación era que me cogieran vivo", relata el parlamentario europeo.
En conversación con EL ESPAÑOL, Nart apenas se refiere a la emboscada que le tendió el Estado Islámico. Prefiere denunciar la “actitud pasiva” que está tomando Occidente en la lucha contra el Daesh. "Hay una estrategia de mantenimiento del EI por parte de Occidente", declara, y acusa a Turquía colaborar con los terroristas al hacer la vista gorda y no poner barreras a los suministros.
No quiere convertirse en noticia, pero indudablemente lo es. "Era mi responsabilidad y asumí el riesgo. No me gusta el político que saca punta de sus anécdotas". De hecho, el ataque ocurrió hace semanas y ha trascendido este domingo a partir de una entrevista en los micrófonos de COPE. "Es una anécdota. Lo importante es la categoría". Es decir, la brutal realidad que se vive en la zona y que "sólo preocupa a Europa desde que ocurrió lo de París".
Aún así, trata de explicar la 'anécdota'. Estaba en Baiji, al norte del país, e iba en un coche junto a varios milicianos chiíes. “Eran extremadamente bravos, pero no controlaban el territorio”. Baiji es un territorio sunní y al mismo tiempo el punto máximo de avance de los chiíes. Al norte de la ciudad se encuentra una refinería, la más importante de Irak y controlada en su mayoría por el EI. Cerca hay una zona montañosa. “Al acercarnos a la montaña, a unos 400 metros, estábamos en tierra de nadie. En cualquier ejército te paran, pero aquí nadie nos advirtió”.
Justo en ese momento, los terroristas les lanzan un mortero. “Al principio pensé que era un 23 milímetros, pero era un mortero de 81, muy cercano. Nos impactó en el vehículo, oí la caída e inmediatamente la explosión”.
Tuvo suerte: el impacto cayó a tan solo diez metros de donde ellos se encontraban. Entonces, el suceso no tuvo eco en los medios: Nart no lo contó. Tan solo informó a los suyos de que estaba bien. No le quiso dar más relevancia. "Aquí les pegan morterazos todos los días", indica, y añade: "Son cosas mías, que me han pasado a mí y que quizá algún día ponga por escrito en un libro".
Un viaje personal
Marchó al país a comienzos de noviembre y estuvo ahí ocho días, que aprovechó al máximo para conocer el Kurdistán y el Irak bagdadí. “Toda mi vida he conocido los lugares no solo por escuchar a la gente, sino por haber visto la situación en la realidad”, explica a EL ESPAÑOL este político, que actualmente es miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores y de la Subcomisión de Seguridad y Defensa dentro del Parlamento Europeo.
No le gusta viajar acompañado, ya que cree que así generará más confianza y conseguirá más información: “Cuando ven que asumes los riesgos que ellos asumen, porque se están jugando la vida, te da una mayor apertura”. Por ello, Nart no se quiere parecer al resto de dirigentes que visitan el país: “Todos los días tienen políticos que van a Irak a hoteles climatizados”.