La población sobrevive encendiendo hogueras en grupo

La población sobrevive encendiendo hogueras en grupo Ilia Varlámov

Mundo CRISIS TRAS LA ANEXIÓN

Crimea, sumida en la oscuridad

Unas 200,000 personas continúan sin gas ni electricidad desde que el pasado mes radicales rusos volaron varias torres de alta tensión que abastecían a la república. La ayuda de Rusia apenas se ha notado.

11 diciembre, 2015 13:38
Moscú

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Crimea vive a oscuras y con el frío en los huesos. La vida de miles de habitantes de pequeñas ciudades que en la alta temporada acogen a numerosos turistas evoca cuadros de la época medieval. No hay gas, ni electricidad. Cada mañana salen a la calle para encender hogueras y preparar comida del día. Los vecinos se reúnen en grupos y hacen turnos para ahorrar leña. Cuando se oscurece la vida se apaga por completo.

El fin del mundo vino el pasado 22 de noviembre, cuando un grupo de radicales ucranianos dinamitó varias torres de alta tensión que abastecían de energía a la península anexionada por Rusia en marzo de 2014. Las autoridades de Crimea declararon el estado de emergencia y suspendieron la actividad en las escuelas primarias y las guarderías.

El apagón afectó inicialmente a cerca de 2,3 millones de personas, según datos del Ministerio de Emergencias de Rusia, prácticamente toda la población de la península. Ante las demoras en las obras de reparación, obstaculizadas por los partidarios ucranianos del bloqueo de Crimea, Rusia aceleró la conexión de la península a su red energética. El pasado 2 de diciembre el presidente ruso, Vladímir Putin, inauguró la primera línea submarina de suministro de electricidad. Sin embargo, ha sido una gota de agua en el mar, puesto que la península recibía el 70 por ciento de la energía eléctrica de Ucrania.

Prepararse para un invierno duro

Según los datos oficiales, actualmente unos 200.000 habitantes siguen totalmente a oscuras. Pero la cifra de los que tienen luz y calefacción solo un par de horas al día supera a medio millón de personas. Y la segunda línea rusa que permitirá cubrir por completo las necesidades de Crimea no llegará hasta mayo de 2016.

El dirigente de la república rusa de Crimea, Serguéi Aksiónov, ya ha llamado a la población a prepararse para un invierno duro. Explicó que “en el peor caso” no habrá mejoras hasta finales de diciembre. Para muchos habitantes de la península esto significa que pasarán la Nochevieja en la oscuridad. Ante esta perspectiva, la población se ha dividido entre los que critican al poder local y al Kremlin por dejarles a solas con sus problemas y los que con entusiasmo se acostumbran a vivir en la nueva realidad echando toda la culpa por el apagón a las autoridades de Ucrania.

“El hecho de que Putin apareció en las pantallas apretando el interruptor tiene poco que ver con la realidad. Seguimos sin electricidad y no sabemos cuánto tiempo vamos a estar así”, cuenta a EL ESPAÑOL Nikolái, propietario de un pequeño camping de la ciudad de Schiólkino, en el este de Crimea. Schiólkino, es un balneario popular con unos 10.000 habitantes que recibe cada verano a decenas de miles de turistas atraídos por las playas de arena.

Según Vladímir, un taxista local, “Moscú se ha olvidado de nosotros, porque las autoridades locales no informan al Gobierno de la situación real en la que vive una gran parte de la población”. “Cuesta imaginar, pero al mediodía los barrios residenciales se llenan de humo de las hogueras, porque es la única manera de cocinar. Hay colas para cargar el móvil o conectarse a internet. Los cajeros automáticos no funcionan y no hay más dinero que en metálico”, cuenta.

Los tigres, especie en extinción

El histórico apagón amenaza cada vez más no solo a los seres humanos, sino también a los animales en extinción. En el zoo de la ciudad de Yalta, que en 1945 acogió la Conferencia de los “Tres Grandes” Churchill, Roosevelt y Stalin, han muerto ya dos pequeños tigres de Bengala  de color blanco a causa del frío provocado por los apagones. "No pudimos garantizar el régimen de temperatura necesario, los tigres blancos de Bengala son muy exigentes y necesitan calor, se están criando sin madre", cuenta el director del parque, Oleg Zubkov, a la agencia rusa Sputnik.

Un empleado cubre con una manta a un cachorro en el Safari Park Taigan

Un empleado cubre con una manta a un cachorro en el Safari Park Taigan Pavel Rebrov Reuters

En el parque de Yalta hay una gran colección de animales, anfibios, peces y aves, y la calefacción no alcanza para todos, pese a los esfuerzos de los pocos emleados para conservar la vida de los dos pequeños tigres restantes. En los zoos de Crimea, solo hay dos parejas más de tigres blancos de Bengala, especie de la que en todo el mundo se conservan solo 135 animales.