Es casi imposible arrinconarle al presidente ruso, Vladímir Putin, con una pregunta impertinente. Durante su carrera en los servicios secretos aprendió a la perfección a desviar la conversación de los campos minados. El único tema que últimamente sí le saca de quicio al líder ruso es la corrupción en las altas esferas del poder.
Presunta implicación del fiscal general ruso, Yuri Chaika, en negocios sucios de sus dos hijos ha provocado una avalancha de críticas contra el Kremlin. En un documental de la ONG Fundación de lucha contra la corrupción (FBK, por sus siglas en ruso) difundido en internet, los activistas denuncian los esquemas de negocios ilegales de altos cargos de la Fiscalía y sus familiares y demuestran sus vínculos arraigados con el mundo del crimen organizado.
Cuando le preguntaron a Putin en una reciente rueda de prensa sobre si estaba enterado de estas revelaciones, se quedó perplejo. “En lo que se refiere a Chaika… en lo que se refiere”, repetía el presidente ruso que por primera vez en muchos años evidentemente no sabía qué decir. A diferencia de Putin, más de 4 millones de los rusos ya han visto la película. Más aun, cerca del 40% de la población se han enterado de las revelaciones y un 25% confía en que los datos que ofrece el documental son fidedignos, según un estudio del Centro Levada ruso. Un 12% considera que la corrupción en las altas esferas del poder no es ninguna novedad.
“Putin ha dicho recientemente que la fiscalía rusa es un símbolo de la justicia que hace el Estado. Pero los ladrones y bandidos siguen en sus altos puestos en la Fiscalía pese a nuestras últimas revelaciones fundamentadas en datos oficiales. Es una justicia basada en la corrupción y normas del mundo criminal”, dijo a EL ESPAÑOL, el opositor ruso, Alexéi Navalni, que dirige el FBK.
El documental que dura unos 40 minutos desvela las actividades de Artiom e Igor Chaika para hacer fortuna que hubieran sido imposibles sin la protección de varios subordinados de su padre. Se trata entre otras cosas de adjudicaciones en dudosos concursos de privatización mediante empresas que fingían competición y compraban a precios más bajos que en el mercado.
Chaika y Lopátina prometen a denunciar al FBK
El vídeo afirma también que Olga Lopatina, la exesposa del vicefiscal general y millonario, Guennadi Lopatin, fundó una empresa junto con la esposa del jefe de una banda delictiva que en 2010 asesinó a 12 personas, incluidos varios niños. El documental del FBK sostiene que Artiom Chaika es copropietario, junto con Lopátina, de un lujoso hotel en Grecia, así como de una villa en Suiza. Además, su imperio cuenta con minas de sal, canteras y una naviera en el Baikal.
Aunque Artiom Chaika y Lopátina han negado las acusaciones y han prometido a denunciar al FBK por difamar, hasta el momento no han desmentido ningún documento o testimonio que fundamentan la investigación independiente. Tampoco lo hizo el propio fiscal general que declaró en varios medios oficiales que la película de Navalni fue orquestada y financiada por servicios secretos extranjeros con el objetivo de desprestigiar al poder ruso y dañar la imagen del país.
Formalmente, el Kremlin ha restado importancia a las acusaciones por corrupción y tráfico de influencias vertidas contra el fiscal general. "Tuvimos acceso a estas informaciones el pasado verano pero no nos interesan porque no apuntan al fiscal general sino a sus hijos mayores de edad que se dedican a los negocios de un modo totalmente autónomo", explicó el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov.
Sin embargo, Navalni considera que la reacción del poder significa una importante victoria de la oposición. “Por primera vez el Kremlin reacciona en serio a nuestras revelaciones. Más aun, el fiscal general lanza toda una campaña en los medios oficiales. Pero no para rebatir las pruebas que presentamos, sino para decir que se trata de una campaña dirigida por Occidente”, sentenció.