Este miércoles han sido detenidos en España nueve presuntos miembros del grupo armado del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). A pesar de que la Unión Europea y Estados Unidos respaldan Turquía en la clasificación de este grupo como terrorista, la Casa Blanca apoya a la milicia en su lucha contra el autodenominado Estado Islámico en el norte de Siria. Se trata de un “paraguas político diseñado para proveer cobertura legal y política para el apoyo militar de Estados Unidos al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK)”, ha asegurado Aron Lund, autor de la serie “Siria en crisis” que publica el Centro Carnegie Endowment para la Paz Internacional, recogido recientemente por EL ESPAÑOL.
El PKK ha incrementado sus ataques en el sudeste de Turquía en los últimos meses. “La situación de seguridad en el sudeste del país sigue siendo muy volátil e inestable con atentados casi diarios del PKK desde que declaró finalizada la tregua a finales de julio [de 2015]”, asegura el Ministerio español de Asuntos Exteriores en sus recomendaciones de viaje a Turquía.
En esa región fue el reciente atentado del PKK contra una comisaría de policía con residencias en el mismo edificio, que dejó seis muertos, cinco de ellos civiles. Amnistía Internacional ha condenado el ataque “claramente indiscriminado”.
Al mismo tiempo ha criticado que las operaciones de la Policía y el Ejército contra el PKK en zonas residenciales se caracterizan por el uso de armamento pesado y francotiradores, “que ponen en peligro la vida de residentes corrientes que no representan ninguna amenaza". La organización de derechos humanos ha contabilizado más de 150 fallecidos -entre ellas, niños y ancianos- en zonas donde rige el toque de queda mientras las fuerzas estatales combaten el Movimiento de las Juventudes Revolucionarias Patrióticas (YDG-H), la facción juvenil del PKK.
El informe anual de HRW publicado este miércoles explica la siguiente cronología que causó la escalada de violencia en el conflicto en verano de 2015:
Turquía culpó al autodenominado Estado Islámico de un ataque suicida que el 20 de julio mató a 32 estudiantes y activistas turcos que habían viajado al norte de Siria para contribuir a la reconstrucción de Kobani (bajo control del PKK). Pero el PKK dijo que había sido un ataque perpetrado por Turquía y respondió matando a dos policías. Así, las fuerzas aéreas turcas bombardearon “repetidamente” campamentos del PKK en el norte de Irak y Turquía.
HRW añade que “a pesar de los miles de asesinatos y desapariciones forzadas de kurdos por parte de las fuerzas de seguridad en los años 90, sólo un puñado de militares se han enfrentado a un juicio penal”. La organización asegura que 20 años de limitaciones a procesos sobre ejecuciones extrajudiciales continúa siendo un “gran obstáculo” a la justicia. Human Rights Watch también condenó en el pasado los “crímenes de guerra, ejecuciones extrajudiciales y masacres de civiles” del histórico líder del PKK, Abdulá Ocalan, actualmente encarcelado.
“En Siria, los kurdos han mejorado su economía desde que en 2011 Asad dejó un vacío (…) que permitió desarrollarse al Partido de Unión Democrática (PYD), con estrechos lazos con el PKK”, explica Renad Mansour, experto en el pueblo kurdo del think tank británico Chatham House. Sobre la clasificación del PKK como grupo terrorista, el representante en España del Gobierno Regional del Kurdistán iraquí (gobernado por el partido KDP) Daban Shadala responde diplomáticamente que hay “un malentendido”.
“El PKK es un partido político involucrado en un proceso de paz con Turquía [ahora] roto. Son 15 millones de personas. Nuestro destino está muy conectado (…). Debido a la guerra en frentes como Kobani (Siria), los nombres de nuestros chicos y chicas se hicieron más famosos y los kurdos se han convertido en un símbolo de resistencia. Ahora la comunidad internacional reconoce que los kurdos son un factor de estabilidad en la zona”, opina Shadala.
Fuentes de la embajada de Turquía en España subrayaban recientemente en EL ESPAÑOL: “No tenemos ningún problema con los kurdos que viven en Turquía, tenemos que diferenciar el PKK de los kurdos”. El PKK reivindica con la lucha armada la independencia del pueblo kurdo, compuesto por unos 40 millones de personas repartidas entre Turquía, Siria, Irak e Irán.
A pesar de ello, Ankara ha bombardeado zonas controladas por los independentistas kurdos fuera de sus fronteras, como el pasado julio en Irak. Si bien es cierto que el propio Gobierno Regional del Kurdistán iraquí ha presumido de buenas relaciones con Turquía, algo que no está exento de interés, apunta Mansour: “Turquía necesita la energía de la que dispone el Gobierno Regional del Kurdistán (gas y petróleo) y éste los necesita para avanzar hacia su independencia”.
Turquía advirtió este martes que boicotearía las negociaciones de paz de Siria cuyo inicio será este viernes y este mismo miércoles Rusia ha anunciado que el partido kurdo-sirio PYD no ha sido invitado a la primera ronda de las negociaciones por el mediador de la ONU, Staffan de Mistura. "Pero les ha reservado asientos y contempla invitarlos a etapas posteriores", ha indicado el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Guenadi Gatilov, a la agencia Interfax.
Ankara califica al PYD de terrorista por su vinculación al PKK, pero Moscú considera que debería formar parte de la mesa de negociaciones. "Creemos que sin este participante las negociaciones no van a dar frutos. Los kurdos representan el 15% de la población [siria] y ocupan un territorio clave", ha añadido Gatilov.
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