“La Casa Blanca estaba feliz de que ocurriera el 11-S: les dio una excusa para invadir Irak”
Dos exmiembros de la CIA hablan de la guerra, las revelaciones de Edward Snowden y la disputa entre el FBI y Apple.
28 febrero, 2016 01:49Noticias relacionadas
Randolph y Katherine Pherson no son un matrimonio cualquiera: los dos son exanalistas de los servicios de inteligencia estadounidenses. Randolph trabajó para la CIA y formó parte de la Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos. Por su parte, Katherine llegó a capitanear el Centro de Evaluación de Seguridad de la Agencia Central de Inteligencia. Ambos se retiraron con la llegada del nuevo milenio cuando Randolph servía como oficial de seguridad nacional de EEUU para América Latina.
El matrimonio dirige hoy día Pherson Associates LLC, una empresa dedicada a enseñar y guiar a analistas. Randolph ha publicado además varios libros sobre el análisis de inteligencia, uno de los cuales escribió con su esposa. Su última obra, Técnicas analíticas estructuradas para el análisis de inteligencia (Plaza y Valdés Editores) la ha presentado esta semana en Madrid.
Los dos han hablado con EL ESPAÑOL sobre el nuevo libro de Randolph, la guerra de Irak, las revelaciones de Edward Snowden, la actual disputa entre Apple y el FBI e incluso la serie de televisión sobre servicios secretos Homeland.
¿Por qué nace este libro?
Randolph Pherson: Siempre he sido un metodologista. Entonces, cuando me retiré de la CIA, dije “debemos ser capaces de hacer el proceso analítico más sólido, más riguroso”. Y me dediqué a desarrollar y escribir sobre técnicas de análisis estructuradas. Y mi colega, Richard Heuer, que es el coautor, ha escrito libros muy buenos sobre la psicología del análisis de inteligencia y colaboramos juntos en este libro.
¿Se supone que un analista de inteligencia tiene que utilizar todas las técnicas cada vez?
R: Depende de quién seas y qué estés haciendo. De hecho, tenemos una guía en el libro para seleccionar qué técnicas quieres utilizar.
¿Y difieren mucho las técnicas descritas en este libro de las usadas hoy día en la Comunidad de Inteligencia?
R: Sí y no. Lo que más o menos hacemos es coger cosas que se hacen y buscar una manera de sistematizarlas, optimizarlas. Y las 'mapeamos' para ayudar a la gente a saber qué técnica usar para cada tipo de problema. Lo que intentamos hacer con el libro es dar al analista una guía sencilla para realizar su análisis. Es como usar una calculadora.
El prefacio del libro comienza de la siguiente manera: “Las comisiones de investigación creadas tras los atentados terroristas de 2001 y la errónea Estimación Nacional de Inteligencia sobre las armas de destrucción masiva en Irak fueron prueba clara de que era necesario dotar de una perspectiva nueva al análisis de inteligencia”. ¿Qué fue mal?
R: Cometieron errores terribles en el análisis. Hubo la infame Estimación Nacional de Inteligencia, que fue considerablemente un error. Un par de cosas que hace falta saber sobre esto. La primera es que es necesario tener múltiples hipótesis, incluida la hipótesis del 'no'. Entonces, cuando fuimos a la guerra en Irak teníamos dos hipótesis. Estaba la que yo llamo la hipótesis [del vicepresidente] Dick Cheney, que es “tienen un montón [de armamento] y simplemente no lo hemos encontrado aún y sabemos que estaba ahí en el pasado”. Y luego estaba la postura de la Comunidad de Inteligencia que era “sabemos que [Irak] quiere hacer mucho de esto y están haciendo algo”. E ignoraron totalmente la hipótesis del 'no', que es “no hay programa [armamentístico]”.
Y supimos a posteriori que habían publicado un memorándum y desmantelado los programas y nunca pusimos eso sobre la mesa. Ahora bien, cómo escribiéramos la Estimación Nacional de Inteligencia no iba a tener ningún efecto a la hora de ir a la guerra en Irak. La Casa Blanca estaba tan contenta de que ocurriera el 11-S. Les dio una escusa para ir a invadir Irak. La cuestión es que la reputación de la Comunidad de Inteligencia sufrió un duro golpe, con razón. Y volviendo a lo que nosotros enseñamos, no había pruebas convincentes para desacreditar la hipótesis del 'no'.
Por otro lado, cuando el Congreso pidió la Estimación Nacional -lo cual siempre me ha molestado, que el Congreso pida una estimación con un propósito político- no escribimos una estimación, lo que hicimos fue recopilar todo lo que teníamos que era relevante a la guerra de Irak y empaquetarlo. Si nos hubiésemos sentado y dicho “cuál es la verdadera cuestión” la hubiéramos definido correctamente antes de escribir la Estimación.
Ése es el problema que tenemos con los jóvenes analistas que salen de la universidad y piensan que escribir un informe es recopilar todo lo que encuentran en Google y no se paran a pensar cuál es la verdadera pregunta, cuál es su línea de argumentación.
Sr. Pherson, hábleme de su trabajo en América Latina.
R: Trabajé en Latinoamérica durante una década como el suboficial nacional de inteligencia y como el oficial nacional de inteligencia. Fui coordinador de la CIA en Haití y fui coordinador de seguridad nacional en Colombia. Y Haití es probablemente mi mayor frustración, porque es una nación empobrecida que se merece algo mucho mejor. Y nos esforzamos por intentar reconstruir. Una de las cosas que aprendimos fue que el principal talón de Aquiles de Haití es la falta de un código [legislativo] comercial.
Y en Colombia, queríamos encontrar la forma de lidiar con la guerra contra las drogas, que era la principal preocupación para la seguridad nacional en los Estados Unidos. Descubrimos que el verdadero eje impulsor era intentar mantener una economía sana y evitar que la gente se fuera a Miami. Desarrollamos un plan para intentar estabilizar Colombia que se convirtió en el 'Plan Colombia'. Hicimos un ejercicio de análisis con miembros del Departamento de Estado, el Pentágono, analistas, [y] expertos durante tres días y acabamos creando un programa de miles de millones de dólares. De hecho, el programa aún sigue activo.
La otra cosa que hicimos en Colombia fue establecer un centro donde trabajaban los militares colombianos, los servicios de inteligencia y los militares estadounidenses para seguir lo que ocurría con los insurgentes y los narcotraficantes. Por tanto, había un intercambio de inteligencia sobre el terreno muy efectivo. Y resultó ser un éxito rotundo.
¿Y cómo ve el proceso de paz entre Gobierno y FARC en Colombia?
R: Estoy muy esperanzado. Cuando hicimos ese ejercicio, uno de los escenarios se llamaba 'una paz imperfecta'. Y [estimamos] que el proceso de paz tardaría diez años en llevarse a cabo. Resulta que calculamos por lo bajo porque esto fue en 1998. Pero mi conclusión es que hay suficiente voluntad política. Es difícil, es duro. Pero creo que se debilitó la rebelión, y las pintadas en los muros, simplemente va llevar a un tiempo [que desaparezcan].
¿Cuáles son las implicaciones de filtraciones como, por ejemplo, las realizadas por el excontratista de la Agencia Nacional de Inteligencia (NSA) Edward Snowden?
R: Una cosa que pido a los periodistas es que cuando pongan a Edward Snowden frente a una cámara incluyan un cartel que ponga “narcisista”. Y después todo cobra sentido. Puedes entender lo que dice y procesarlo efectivamente.
Creo que lo que hizo fue un desastre absoluto. Entiendo algunas de las opiniones. Pienso que había procedimientos para lidiar con eso y que lidiaron con ello. Se desarrollaron investigaciones 'post-Snowden' y no se encontraron problemas con los procesos [de la NSA].
Estoy de acuerdo con que reaccionaron de manera exagerada, hasta cierto punto, con el Patriot Act y muchas de las respuestas iniciales al 11-S.
Katherine: Y deberían haber comunicado las implicaciones [de lo que estaban haciendo].
Hay muchas otras formas de hacer las cosas sin recurrir a lo que Snowden hizo. Hubo mucho interés personal ahí.
R: La Comunidad de Inteligencia debió haber explicado a la opinión pública qué estaban haciendo y por qué y si hubiesen hecho públicos sus programas les hubiera ido mucho mejor. Snowden hubiera sido visto básicamente como alguien que infringió la ley y no como un héroe que intentaba 'domar al tigre'. En realidad, al tigre no hacía falta domarlo, pero nadie entendió eso. La gente asumió muchas de sus suposiciones -que escuchan mis conversaciones telefónicas, leen mis mensajes de texto-, ninguna de las cuales era verdad. La gente lo puso fuera de contexto y reaccionaron de más.
K: Lo que me molesta como ciudadana es que yo no elegí a Edward Snowden para coger cosas que he pagado con mis impuestos y capacidades [del Estado] y hacerlas públicas. Y hay muchas otras formas de hacer las cosas sin recurrir a lo que él hizo. Hubo mucho interés personal ahí.
¿Pero el impacto de sus revelaciones supuso una amenaza a la seguridad nacional?
K: Afecta capacidades en maneras que nunca llegaremos a conocer del todo.
R: Mucha información que reveló era verdaderamente [información] clasificada por razones justificadas. Se pusieron en peligro fuentes y métodos, millones de dólares. Una pérdida en lo que respecta a programas, capacidades, inteligencia.
¿Es comprensible que algunas personas se muestren desconfiadas de cara a los servicios de inteligencia?
R: Deberías ser escéptico hacia todo el mundo. [Ahora bien,] nunca he visto a nadie en toda mi carrera profesional que escribiera análisis de inteligencia porque intentase hacer propaganda de algo o persuadir. Nunca he visto a nadie promover su agenda política mientras escribe un análisis.
Si eres un buen analista, la gente que toma las decisiones te ven como un tesoro, porque pueden sentarse contigo, hacerte una pregunta y tú les das una respuesta honesta. Y no tienes ninguna razón para no hacerlo.
Entonces, ¿qué opinan de que el director nacional de inteligencia, James Clapper, respondiese 'no' a la pregunta del Congreso sobre si la NSA recogía datos sobre millones de estadounidenses?
K: Me parece que lo que dijo Clapper fue básicamente “no intencionadamente”.
R: Clapper intentaba no decir nada que estuviera clasificado. Él expuso erróneamente la realidad objetiva porque estaba obligado a no revelar información clasificada sobre un programa clasificado. Y debería haber dicho otra cosa.
K: Probablemente, le hubiera gustado decir algo a posteriori. Pero es lo que pasa cuando acabas haciendo a la gente hacer algo así en una audiencia abierta. Con una pregunta hostil, se pone a la persona en una situación sin salida.
R: La alternativa hubiera sido decir “tenemos un proceso que tiene un número tremendo de [mecanismos] de control y equilibrio, que hemos luchado durante años por establecer y que nos permite mirar algunos de estos asuntos de una manera apropiada con protección de la privacidad”. Pero si hubiera dicho eso, hubiera infringido la ley.
K: Ya es suficientemente difícil recoger información sobre los malos y eso es en lo que se centra.
¿Qué opinan sobre la disputa entre Apple y el FBI?
K: Es por lo que escribimos estos libros. Una de las cosas sobre las que escribimos es la importancia de trazar tu argumento y definir el asunto [que quieres abordar], porque tienes que ver quién dice qué y por qué razón. ¿Por qué pide el FBI esto? ¿Qué intenta hacer Apple? No es un [argumento] o el otro, hay aplicaciones para todo y hace falta ordenar [el problema].
R: Apple asume que para acceder a ese teléfono individual hay que crear un software que será introducido universalmente [en todos sus teléfonos]. Están asumiendo que tiene que haber una puerta trasera universal. ¿Dónde está la discusión sobre qué tipo de puerta trasera [puede haber]? ¿Por qué no una puerta trasera limitada? ¿Por qué es esto una discusión sobre todos los teléfonos?
Entonces, si miras ese debate, hay muchas cosas que no se están discutiendo y se basa en que la gente asume cosas y no se cuestionan esos prejuicios. Hay una técnica [en el libro], una de mis técnicas favoritas, que llamamos 'colaboración entre adversarios'. Tienes a alguien que representa a Apple y alguien que representa al FBI, los sientas y les dices 'dame tu opinión'. Pero luego dices 'FBI, ahora tienes que representar la postura de Apple'. Y cuando terminas ese debate, normalmente te has acercado a un consenso.
¿Y tenemos derecho a tecnologías cifradas inquebrantables?
R: Eso lo pongo dentro de la categoría problemas endiablados. Hay una cuestión de privacidad que necesita una respuesta y también una cuestión de seguridad.
K: Y también está la cuestión de que, incluso si alguien te dice que lo tienes, cómo sabes que no hay personas malas quebrantándolo. Especialmente ahora que caminamos hacia el 'internet de las cosas', ¿quién puede prometerte eso realmente? Las respuestas a esto aún no se han encontrado, pero necesitamos tener esta conversación porque nos afecta a todos.
Quisiera preguntarles cómo de realista es la serie de televisión Homeland.
R: Las primeras tres temporadas de Homeland están extremadamente bien hechas.
K: Es todo muy dramático… Pero es entretenido. Es muy difícil mostrar [cómo se hace el] análisis en una seria de televisión.
R: Muchas de las cosas están exageradas. Pero mi serie favorita en lo que se refiere al proceso analítico es House.