Supermartes: la reválida electoral de Donald Trump
Una docena de estados votan en esta prueba de fuego para los aspirantes a la Casa Blanca. El polémico multimillonario llega a la cita fortalecido y las encuestas le auguran de nuevo los laureles.
1 marzo, 2016 01:36Noticias relacionadas
La gran cita ha llegado. Doce estados de Estados Unidos votan este martes en las primarias presidenciales en el esperado Supermartes, un día clave para definir quiénes serán los candidatos que pelearán en noviembre por la Casa Blanca.
Todas las miradas están puestas en tres nombres: Donald Trump y Marco Rubio, en el lado de los republicanos, y Hillary Clinton, que ha comenzado a encaminar su contienda por la nominación demócrata con el senador socialista Bernie Sanders. La incertidumbre respecto de algunos resultados es muy alta, pues en algunos de los 11 estados que votan no se han realizado encuestas en mucho tiempo.
Algo es claro: quien salga victorioso del Supermartes quedará muy bien encaminado para capturar la nominación presidencial de su partido.
Trump, antaño una broma política en Estados Unidos, llega al Supermartes fortalecido por su triple victoria en las primarias en New Hampshire, Carolina del Sur y Nevada, resistiendo una desesperada ofensiva del establishment republicano, que ve con perplejidad y pánico la posibilidad de que se acerque aún más al número mágico de 1.237 delegados que necesita para convertirse en el candidato del partido.
Tan débil es la posición del establishment republicano este año, que la mejor alternativa para entronar a un candidato ameno a su paladar es forzar una “convención nacional dividida” en Cleveland, a fines de julio. Para ello, Trump no debe llegar al número mágico de 1.237 delegados. Eso obligará a más de una ronda de votaciones y le abriría la puerta al que parece el único candidato capaz de destronar a Trump, Marco Rubio. Pero, para que eso ocurra, Rubio debe comenzar a ganar.
“Una vez que la carrera se convierte en una contienda entre dos hombres, existe una oportunidad de que Rubio pueda alcanzar a Trump”, pronosticó Robert Shapiro, politólogo y profesor de la Universidad Columbia.
Rubio ha intentado “unir” al partido. Tiene una clara ventaja en cantidad de respaldos formales de figuras políticas, la llamada “primaria invisible”, pero no ha ganado ninguna elección y tiene poco tiempo: debe ganar sí o sí Florida, su estado, el próximo 15 de marzo. Trump está casi 20 puntos arriba en el promedio de encuestas de RealClearPolitics.
Tanto o más inaudito, Trump ha comenzado a dividir al establishment. Ya obtuvo el respaldo formal de dos influyentes figuras: el gobernador de New Jersey, Chris Christie, y de Maine, Paul LePage. Fue un brutal golpe de efecto. Christie, que abandonó su campaña presidencial luego de la primaria de New Hampshire, dejó boquiabiertos a todos. LePage es un republicano moderado que en días pasó de denostar a Trump a respaldarlo.
Ninguna de los polémicos comentarios que Trump ha desplegado en los últimos meses parece haberlo dañado. Por el contrario, todo parece haber fortalecido su candidatura.
Para Shapiro, el éxito de Trump radica en que los republicanos “están hartos de los políticos tradicionales y sus líderes” que no impidieron que el presidente, Barack Obama, hiciera todo lo que hizo, como la reforma sanitaria, o el avance del matrimonio gay. Además, indicó, sienten que la economía no está bien, y que en la política exterior, como dice Trump, Estados Unidos “ya no gana”.
Hay otras explicaciones para su ascenso: el sitio web Politico publicó una investigación del politólogo Matthew MacWilliams que justificaba el respaldo a Trump en una inclinación hacia el autoritarismo; Quartz lo explicó con un fenómeno psicológico llamado “sesgo de prestigio”. Otro artículo de Quartz alertaba sobre el ascenso del magnate con un título sugestivo: “Donald Trump no es un chiste: una advertencia a los norteamericanos de una italiana que sobrevivió a Berlusconi”.
Al igual que el senador socialista Bernie Sanders, rival de Hillary Clinton en la interna demócrata, Trump se ha beneficiado por ser un outsider en un año en el que los norteamericanos están muy frustrados con Washington y el establishment político.
Pero Sanders ha sufrido una dura paliza a manos de Clinton en Carolina del Sur y, al igual que en ese estado, la demografía de la mayoría de los estados que votan en el Supermartes -que tienen un alto porcentaje de población no blanca- no lo beneficia del todo.
Clinton aparece al frente en las encuestas en todos los estados, menos en uno: Vermont, el estado que representa Sanders.