España ha sido la última en sumarse al grupo de países que amenazan con vetar el preacuerdo sobre refugiados entre la UE y Ankara, que está previsto que se firme en la cumbre del 17 y 18 de marzo. Un pacto que ha suscitado dudas legales y humanitarias porque permitirá deportar a territorio turco a todos los migrantes y refugiados llegados a las islas griegas, incluidos los sirios. El Gobierno en funciones de Mariano Rajoy había respaldado hasta ahora este compromiso. Pero tras el rechazo y la presión del resto de grupos políticos, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha cambiado este lunes por sorpresa de posición y ha tachado de “inaceptable” el acuerdo.
La marcha atrás de España no ha impresionado en Bruselas, que la atribuye a “cuestiones internas”, según fuentes europeas. “Para la Comisión, para nuestros juristas, el preacuerdo aprobado el lunes pasado es legal”, ha dicho el portavoz del Ejecutivo comunitario, Margaritis Schinas, al ser interrogado sobre las críticas de Margallo. El Ejecutivo comunitario sostiene que todas las dudas que genera el pacto con Ankara quedarán resueltas en el texto final, que debe estar listo de aquí al viernes. “Estamos en una fase de transición. Es mucho más útil hacer la evaluación al final del proceso y no en medio”, alega Schinas.
En todo caso, España no está sola en sus críticas al preacuerdo alcanzado con el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, que sí cuenta con el aval de la canciller alemana, Angela Merkel. Otros países, como Chipre, Francia o Hungría, también están inquietos. “Varios estados miembros tienen diferentes problemas y preocupaciones por lo que se refiere a la propuesta de Turquía”, explica a EL ESPAÑOL un diplomático europeo. A ello se suman las críticas de las organizaciones humanitarias e incluso de la ONU, que consideran que el pacto vulnera el derecho de asilo.
Pero entre los líderes europeos existe “un consenso general de avanzar porque es mutuamente beneficioso”, señala el diplomático. Las instituciones de la UE siguen trabajando para buscar soluciones a las inquietudes planteadas por los estados miembros. Estos son los países que podrían hacer naufragar el acuerdo.
Las contradicciones del Gobierno de Rajoy
La amenaza de veto esgrimida este lunes por Margallo supone un giro total en la postura del Gobierno en funciones de Mariano Rajoy. El presidente dio su visto bueno al preacuerdo con Turquía el pasado lunes y no expresó ninguna reserva o inquietud. “Es importante que Turquía se comprometa a que todas las personas que crucen ilegalmente la frontera para entrar en la UE desde Turquía sean readmitidas en ese país”, dijo Rajoy a la prensa al final del Consejo Europeo. “Eso es lo más importante para todos”, resaltó.
También el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, respaldó sin reparos el pacto con Turquía durante la reunión con sus homólogos de la UE el pasado jueves. Y acusó al líder del PSOE, Pedro Sánchez, de hacer “demagogia” con sus críticas porque los principales líderes socialistas también lo apoyan. “No creo que el presidente francés (François) Hollande, o el primer ministro italiano (Matteo Renzi) o el griego (Alexis) Tsipras hayan adoptado un acuerdo que sea ilegal e inmoral”, subrayó.
Sin embargo, Margallo ha sostenido este lunes que al Gobierno “desde el primer momento” el preacuerdo con Davutoglu le pareció “inaceptable” y “contrario a la legalidad internacional”. “Lo que España condena es la posibilidad de expulsiones colectivas”, ha resaltado el jefe de la diplomacia en funciones. Todas las personas que pidan asilo en la UE deben tener derecho a un tratamiento individualizado y a recurrir cualquier decisión negativa. Y Turquía tiene que cumplir todos los estándares internacionales para ser considerado un país seguro, ha reclamado Margallo.
“El Gobierno no aceptaría un acuerdo que fuese contrario a la legalidad internacional o que no fuese respetuoso con los derechos humanos”, ha dicho el ministro de Exteriores al ser preguntado por un posible veto de España al pacto con Ankara. Pero también ha admitido que en los últimos días las negociaciones han “avanzado enormemente” introduciendo correcciones en la línea de lo que pide la delegación española. “Nuestra voluntad es que se llegue a un acuerdo”, ha dicho.
El cambio de postura del Gobierno en funciones se produce después de que todas las fuerzas políticas –con la excepción del PP- hayan exigido a Rajoy que se desmarque del pacto con Turquía. El secretario de Estado de Exteriores comparecerá el miércoles en el Congreso para solicitar el respaldo de los grupos políticos a la posición negociadora del presidente. “Si no hay aquiescencia del Congreso, el presidente no firmará”, ha asegurado Margallo, que ha precisado que Rajoy tampoco aceptará un “mandato cerrado”. También Suecia y Luxemburgo han insistido en que el acuerdo con Ankara debe respetar el derecho europeo e internacional.
Chipre
El Gobierno chipriota es en realidad el principal escollo para cerrar el pacto con Turquía. Por ello, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, el encargado de pulir los últimos detalles, viaja este martes a Nicosia para reunirse con el primer ministro, Nicos Anastasiades. Anastasiades se opone a una de las principales demandas que ha planteado Turquía como contrapartida para frenar el flujo de refugiados a la UE: acelerar las negociaciones de adhesión. En concreto, Ankara quiere abrir las conversaciones sobre cinco nuevos capítulos, bloqueados por Chipre desde 2009.
“Nunca aceptaré que se me obligue y nunca daré mi consentimiento (al acuerdo con Turquía), porque si lo hago no podría volver a casa”, ha dicho Anastasiades en una entrevista al Financial Times. Turquía invadió la parte norte de Chipre en 1974, forzando la división de la isla, y no reconoce al Gobierno de Nicosia. El primer ministro chipriota asegura que no levantará su veto hasta lograr este reconocimiento y reclama a Ankara que apoye las negociaciones para la reunificación de Chipre.
Francia
A Francia le inquieta otra de las concesiones que la UE ha prometido a Davutoglu: suprimir, ya desde junio, la exigencia de visados a los ciudadanos turcos que viajan al espacio sin fronteras Schengen. Este es el logro inmediato del que más presume el Gobierno turco. “No debería haber concesiones por lo que se refiere a los derechos humanos o a los criterios para liberalizar los visados”, ha insistido este fin de semana François Hollande.
El Gobierno galo insiste en que Ankara debe cumplir los 72 requisitos exigidos, sin ningún privilegio. También el líder del partido opositor Los Republicanos, Nicolas Sarkozy, ha calificado de “chantaje” las peticiones turcas. “Me opongo totalmente a la exención de visados para los alrededor de 80 millones de turcos, que entonces podrían viajar libremente por toda la zona Schengen”, ha dicho el ex presidente en una entrevista a Le Monde.
Hungría
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ya amenazó la semana pasada con bloquear el acuerdo con Ankara. Se opone en concreto al nuevo mecanismo de acogida en la UE de ciudadanos sirios que vivan en Turquía. Es la denominada fórmula “uno por uno”. Por cada sirio que entre irregularmente en las islas griegas y sea devuelto a territorio turco, los estados miembros se comprometen a recibir legalmente a otro sirio directamente desde Turquía.
Orban ya rechazó el reparto de 160.000 refugiados decidido por la UE en septiembre y ha presentado un recurso ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo. También ha anunciado un referéndum sobre las cuotas. En sus reservas al acuerdo con Ankara, cuenta con el apoyo de Eslovaquia y Polonia, que tampoco quieren recibir a más migrantes.