Caixabank afianza su control sobre el BPI y consolida su posición dentro de la banca lusa
Logrado el acuerdo con la angoleña Isabel dos Santos, que entrega sus acciones a la entidad a cambio de los activos del BPI en el Banco de Fomento de Angola.
10 abril, 2016 00:43Noticias relacionadas
Con apenas 24 horas de margen, Caixabank ha llegado a un acuerdo para adquirir las acciones de la angoleña Isabel dos Santos en el Banco Portugués de Inversiones (BPI), según informa el Diário de Noticias citando fuentes de las partes involucradas en las negociaciones. Caixabank, que ya controlaba el 44,1% del capital del BPI, adquiere el 18,6% hasta ahora en manos de Dos Santos, la mujer más rica de África y la hija del dictador angoleño José Eduardo dos Santos. Isidre Fainé, dueño del grupo catalán, pasa a ser el próximo dueño de la cuarta entidad bancaria de Portugal.
El acuerdo se produce a un día del final del plazo fijado por el Banco Central Europeo (BCE) para que los bancos portugueses redujeran su exposición al mercado angoleño ya que el país figura en la lista comunitaria de países que carecen de una supervisión bancaria adecuada. Hace un año Frankfurt decretó que los bancos lusos tenían hasta el 10 de abril para eliminar su exposición al mercado angoleño o se enfrentarían a multas de hasta 160.000 euros diarios.
Precisamente el BPI tiene una posición mayoritaria del 50,5% dentro del Banco de Fomento de Angola (BFA), entidad muy ligada al régimen angoleño, cuya segunda mayor accionista es Isabel dos Santos. Se sobreentiende que Dos Santos ha acordado pasar sus activos en la entidad lusa a Caixabank a cambio del capital que el BPI controla en el BFA, con la intención de hacerse con el control de la misma.
Concretar las condiciones sin presión
Por sencillo que pueda parecer este ‘trueque’ pragmático, Caixabank y Dos Santos llevan meses negociando la operación sin lograr llegar a un acuerdo definitivo, y muchos dudaban de si llegaría a conseguir un consenso antes de la fecha límite fijada por el BCE.
La resolución de las negociaciones fue adelantada la mañana del sábado por el primer ministro luso, António Costa, quien admitió haber intervenido en éstas a la vez que aseguró que su actuación fue limitada ya que “Portugal es una economía de mercado abierto que no está sujeta a la autorización que pueda dar el Gobierno”.
Costa también reveló que había hablado sobre el asunto con el presidente del BCE, Mario Draghi, que estuvo en Lisboa el pasado jueves para comparecer ante el Consejo de Estado luso como invitado especial. Según Costa, durante el almuerzo que compartieron antes de la reunión del Consejo el italiano indicó que mientras se lograra un acuerdo formal antes del lunes, Frankfurt evitaría aplicar las multas correspondientes.
“Una vez esté sellado el acuerdo, creo que el BCE entenderá que los procedimientos legales tardan su tiempo, y se justificaría la aplicación de multas en ese contexto”, razonó el primer ministro en declaraciones a la prensa lusa.
La buena sintonía entre Draghi y el primer ministro marca un cambio en las relaciones entre los dos mandatarios, que han estado enfrentados desde que el socialista luso asumió el cargo y anunció que su Ejecutivo se dedicaría a “pasar página a la austeridad”.
Durante su comparecencia ante el Consejo de Estado el pasado jueves Draghi elogió al Ejecutivo del antecesor de Costa e instó al nuevo Gobierno a implementar nuevas reformas, creando una atmósfera que el consejero-representante del Bloque de Izquierda, Francisco Louçã, calificó de “tensa” y “poco elegante”. Pese a ello, en este aspecto fundamental Costa y Draghi han conseguido llegar a un entendimiento crucial.
Adiós Angola, hola España
El acuerdo entre Caixabank y Dos Santos supone un paso más en la llamada ‘españolización’ de la banca lusa, muy criticada entre algunos sectores políticos y económicos de Portugal. En cuestión de los últimos cuatro meses, el Banco Santander se ha hecho con el control de Banif mientras que entidades como Bankinter han reforzado su presencia con la adquisición de los negocios de banca de particulares, banca privada y banca corporativa de Barclays en Portugal. A la vez, se espera que próximamente Caixabank también se haga con el control del fallido Novo Banco.
Independientemente del rechazo nacionalista que supone la creciente presencia española en el sector financiero del país vecino –donde un grupo de políticos, empresarios y economistas ha llegado a emitir un manifiesto en contra de esta nueva reconquista–, los cambios suponen el fin de una época en la que Portugal dependía más bien de las inversiones de sus antiguas posesiones coloniales en su sistema bancario.
Durante las últimas décadas la más importante entre ellas fue Angola que, próspera gracias a los enormes yacimientos de petróleo y las minas de diamantes operando entre sus banderas, comenzó a involucrarse en el sector financiero de la antigua potencia imperial. Aunque Isabel dos Santos –cuya fortuna fue valorada por Forbes en más de tres mil millones de euros– es la representante más visible de esa presencia, destacados miembros de la élite angoleña –todos ligados a la familia del dictador Dos Santos– han participado como grandes accionistas en los principales bancos portugueses, por no hablar de las inversiones que han hecho en las empresas de ingeniería civil lusa, la prensa nacional y los grandes clubes de fútbol del país.
La tendencia, sin embargo, ha comenzado a cambiar con la crisis del petróleo, y la petición de ayuda económica hecha por Angola al Fondo Monetario Internacional el pasado miércoles indica que los tiempos de bonanza podrían concluir. Aunque miles de portugueses emigraron a la excolonia durante la última década, y especialmente tras el estallido de la crisis, el cierre de empresas y la inflación descontrolada ya ha comenzado a tener efecto, y ha comenzado a volver quien quede entre ese 1% de la población lusa afincada en el país africano.
En la actualidad la Asociación de Bancos Portugueses estima que Angola continúa controlando un 30% de la banca lusa, pero ese porcentaje cambiará con el acuerdo conseguido con Caixabank el sábado. Aunque resulte chocante que el vacío que deja Luanda sea ocupado por el poder de Madrid o Barcelona, el primer ministro Costa insiste en que la clave es que continúa la inversión extranjera en el mercado portugués.
“Transmito a todos los interesados en invertir en el mercado portugués que el Gobierno está dispuesto a ello, y quiere apoyar toda inversión directa extranjera, sea de Angola, Alemania, China o Francia”, afirmó.