Las imágenes que inundan las redes sociales y que ilustran las historias de diversos medios de comunicación, son apenas una muestra del escenario devastador que ha dejado tras de sí el terremoto que durante el atardecer del sábado sacudió el suelo ecuatoriano.
Bajo los escombros, ciudadanos, militares, bomberos, policías y ahora cuerpos de rescatistas de diversos países, buscan sobrevivientes. Saben todos, que las primeras horas son cruciales para salvar las vidas de aquellos que aún respiran bajo la tierra.
El número de muertos y de heridos reportado oficialmente por las autoridades ecuatorianas ha incrementado drásticamente, cifra que puede seguir aumentando con el paso del tiempo.
El domingo eran un poco más de 200 heridos; el lunes, el presidente ecuatoriano Rafael Correa, en visita a las poblaciones más afectadas, dio cuenta de 570 muertos y más de 2.000 personas heridas.
La embajada confirmó inicialmente que no había ninguna víctima española. Este miércoles, sin embargo, se ha informado de una fallecida española con doble nacionalidad.
En Manta, en Esmeraldas, en Pedernales, algunas de las poblaciones más afectadas, los sobrevivientes han decidido pasar las noches en la calle. Tal como lo relató a EL ESPAÑOL el profesor Daniel López desde Quito, el temor de muchos es que las estructuras que quedaron en pie, terminen por derrumbarse.
Los que estamos aquí, creo que volvimos a nacer dijo Belén, residente de Pedernales, quien vio cómo el pueblo entero sucumbió al movimiento sísmico que midió 7,8 en la escala de Richter.
La llegada de víveres y equipos de rescate demoró un poco más de lo habitual, pues, tal como lo relatara el domingo el vicepresidente, Jorge Glas, varios aeropuertos habían quedado inoperativos tras el seísmo, y muchas carreteras sin posibilidad real de ser transitadas.
“Seguimos removiendo escombros. Tenemos la esperanza de encontrar sobrevivientes. Sabemos que para ellos estas primeras horas son cruciales”, dijo Correa en su visita a Manta.
Por su parte, el alcalde de dicha población, Jorge Zambrano, lamentó que barrios enteros desaparecieran. “Se vinieron al piso muchos hoteles y hostales. Ahora lo que requerimos con prontitud es agua potable y alimentos”, señaló.
Agustín Casanova, alcalde de Portoviejo, reportó por su parte que en la población existían 46 edificios colapsados y 15 con riesgo de colapso. “Estamos evaluando para ver si debemos derribar edificaciones que hoy representan un riesgo para los pobladores”, dijo.
En Pedernales, los sobrevivientes no han tenido otra posibilidad que levantar cambuches en la calle. No existe escuela, iglesia o coliseo en pie. Tan sólo el estadio, que no tiene capacidad para albergar a la totalidad de personas que han quedado sin hogar.
Colchones y sillas de plástico han servido para que la gente descanse sobre los mismos escombros de lo que alguna vez fueron sus casas.
Las autoridades han hecho una llamada a la calma, pues en diversas ciudades, incluida Guayaquil (segunda ciudad más grande de Ecuador), han comenzado los saqueos de comercios y algunos periodistas han reportado haber sido víctimas de atracos. Soldados y policías patrullan las calles mientras los equipos de rescate hacen su trabajo, a la espera de poder salvar más de una vida.
“Hay todavía muchos cadáveres entre los escombros, por lo que temo que la cifra de muertos, desafortunadamente, aumentará”, señaló el presidente Correa.
Fernando Giler, residente de Portoviejo describió que la zona está desvastada, con casas demolidas, postes y cableados por el suelo. “Ya comienza a oler a muerto”, dijo a una radio local, afirmando el miedo que se sentía en las calles.
Diversos países han enviado ayuda a Ecuador. Cerca de 500.000 expertos de nueve países ya se encuentran en el país para ejecutar tareas de rescate. Rescatistas de Venezuela (48), Colombia (50), Perú (35), México (120), Cuba (25), Bolivia (50), Chile (49 bomberos), tres expertos de Suiza y 80 de España, entre otros, han llegado a la zona.
Salvador Lisandro Pareja, jefe de misión del grupo que llegó de El Salvador, resaltó que están a la espera de órdenes del grupo de la Cruz Roja ecuatoriano para poder ayudar con el rescate de víctimas que hayan quedado atrapadas entre los escombros.
Por su parte, la Unión Europea (UE) liberó un millón de euros en ayuda humanitaria inicial para las víctimas del terremoto en Ecuador, y ha enviado a expertos a las zonas afectadas para evaluar las necesidades y asistir a las autoridades. La ayuda será entregada a Ecuador a través de los socios humanitarios de la UE en el país andino.