"La guerra de los Balcanes fue insignificante comparada con la de Siria"
El portavoz del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Rupert Colville, denuncia los extendidos crímenes de guerra, tanto por parte del Gobierno como de la oposición.
30 abril, 2016 00:39Noticias relacionadas
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En sólo una semana han muerto más de 200 civiles en distintos ataques de bandos progubernamentales y rebeldes sólo en la ciudad de Alepo, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Esta semana, el bombardeo aéreo de un hospital en la zona controlada por los rebeldes segó la vida de más de 50 personas y el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra'ad al Hussein, ha calificado la nueva escalada de la violencia en Siria de “monstruosa indiferencia por la vida de civiles” tras dos meses en los que un alto el fuego parcial había conseguido reducir el nivel de enfrentamientos. Su portavoz, Rupert Colville, ha atendido a EL ESPAÑOL por teléfono desde su oficina en Ginebra (Suiza).
¿Están cometiendo crímenes de guerra el Gobierno de Bashar al Asad y las facciones rebeldes?
Los crímenes de guerra los han cometido todo tipo de personas en Siria en los últimos cinco años. Sí, uno puede estar bastante seguro de que el bando gubernamental definitivamente ha cometido crímenes de guerra y posiblemente crímenes contra la humanidad, algo que ha sido muy bien documentado durante los últimos años por la Comisión de Investigación de Siria pero también por la oficina del Alto Comisionado [de Derechos Humanos]. Pero, al final, sólo un tribunal puede decir si esto es un crimen de guerra o no. Nosotros podemos sugerir que es más que probable.
¿Qué es necesario hacer para que llegue a un tribunal?
Ese es precisamente el quid de la cuestión. No hay mejor situación en la que se podría pensar que pudieran ser juzgados ante la Corte Penal Internacional de La Haya en vez de en Siria, con cientos de miles de personas asesinadas, torturas, ejecuciones sumarias… atrocidades horrendas, asesinatos masivos. Esto ha pasado.
Lo que pasa es que Siria no reconoce a ese tribunal -más de 120 países, sí- , así que el tribunal no se puede involucrar por su propia cuenta. Sólo el Consejo de Seguridad [de Naciones Unidas] puede mandarlo, pero no lo ha hecho. Es algo que el Alto Comisionado está señalando. Al menos habría un desincentivo si la gente que lleva a cabo estos crímenes día tras día supieran que es probable que algún día acaben ante un tribunal.
Es una vergonzosa forma de realpolitik la que se ha producido en el Consejo de Seguridad
¿El Alto Comisionado ya ha pedido al Consejo de Seguridad llevar esto ante el tribunal?
Lo ha hecho y una juez del Tribunal de[l genocidio de] Ruanda [en La Haya], también. Es un paso obvio, y si el Consejo de Seguridad enviara alguna situación ante la Corte Penal, ésta debería ser la primera [de la lista]. Hace dos, tres, cuatro años podría haber tenido algún tipo de efecto sobre cómo se han desarrollado las cosas. Es una vergonzosa forma de realpolitik la que se ha producido en el Consejo de Seguridad.
¿Qué hay que hacer con mayor urgencia para parar este incremento de la violencia?
Una de las cosas que hay que hacer es que los grandes poderes que están en el Consejo de Seguridad, aquellos que tienen el poder de veto (EEUU, Rusia, China, Reino Unido y Francia) pero también otros países que tienen influencia, deberían poner cada trocito de influencia que tengan sobre los distintos bandos para volver a la mesa y parar el combate.
Hemos tenido un par de meses en los que ha estado un poco más tranquilo, al menos hubo un cese parcial de las hostilidades, posibilitó que organizaciones humanitarias tuvieran acceso a algunas de las localidades sitiadas para comenzar a llevar comida y material médico -no suficiente, pero al menos algo-… Ahora todo se está desmoronando de nuevo con horrendas consecuencias.
El problema es que el mundo exterior apenas presta ya atención a Siria. Esto son seres humanos individuales, mujeres y niños, que han vivido [la guerra] durante cinco años o más, y ahora parece que está empezando todo de nuevo.
¿Las conversaciones de paz en Ginebra entre el Gobierno de Asad y parte de la oposición no han servido de nada más allá de estos dos meses de menos violencia?
Muy a menudo es difícil que continúen estos acuerdos. Esto pasa en prácticamente en todas las negociaciones de paz. Pero al final tienen que seguir hablando. Si no lo hacen, no hay esperanza. Eso también significa hacer concesiones. Pero hay países que de verdad tienen influencia sobre distintas partes en el conflicto, por lo que les urgimos a presionarlos y que no hagan nada por estimular más el combate y la pérdida de vidas.
¿Pediría que las partes cumplieran alguna precondición antes de retomar las conversaciones?
Esa realmente es una pregunta para el señor [Staffan] de Mistura, el hombre que lidera las conversaciones por parte de Naciones Unidas. Pero creo que las precondiciones no suelen ayudar en absoluto y su respuesta probablemente sería que no.
Lo que a nosotros nos gustaría ver sería simplemente lo evidente: que paren de luchar, dejen de dejar caer bombas sobre hospitales o mercados matando a hombres, mujeres y niños. Es una completa indiferencia por los civiles a un nivel que es increíble. ¿Cómo puede la gente hacerse esto los unos a los otros?
¿Había visto alguna vez tantos ataques de fuerzas progubernamentales contra hospitales o centros sanitarios en algún otro conflicto?
Obviamente, en la Segunda Guerra Mundial hubo muchos. Todos los tratados y convenciones después de aquella guerra se escribieron precisamente para tratar de evitarlo. Quiero decir, sí: en los conflictos como el genocidio en Ruanda o los Balcanes, sucede. Pero, a pesar de que el conflicto en los Balcanes fue terrible, es insignificante en comparación con lo que está pasando en Siria.
Le pregunto porque Médicos Sin Fronteras ha denunciado que nunca antes había experimentado tantos ataques contra hospitales cuyos autores sean Estados, no sólo en Siria sino también en otros lugares.
Es correcto. Médicos Sin Fronteras han sufrido muchos golpes en los últimos meses en Siria, en Yemen y por supuesto también en Kunduz (Afganistán), donde Estados Unidos atacó uno de sus hospitales. Pero no afecta sólo a Médicos Sin Fronteras, hay otros.
En Siria hay muchas infraestructuras sanitarias que han sido atacadas a lo largo de los últimos años. No se me ocurre ninguna situación en la que haya habido bombardeos aéreos a esta escala atacando infraestructuras médicas con tanta frecuencia en las últimas dos décadas. Y algunos de estos ataques tienen que ser deliberados, no pueden ser todos accidentales.
¿A qué cree que se debe el aumento de la violencia en los últimos días?
Es difícil ponerme en la mente de las personas violentas, pero creo que lo más preocupante es Alepo. Hemos visto cómo han subido las víctimas en seis provincias distintas, pero en Alepo realmente parecen estar aumentando y sugiriendo que hay un esfuerzo militar mayor para hacerse con esa ciudad por parte del Gobierno.
Pero los hospitales han sido atacados en partes controladas por ambos bandos. El que fue bombardeado desde el aire en la noche del miércoles al jueves y que ha provocado más de 50 fallecidos, estaba en el área rebelde. Pero los rebeldes mismos han atacado centros sanitarios en la parte controlada por el Gobierno en la ciudad también. El Estado Islámico también está en este 'juego de mesa' y no han sido parte de las conversaciones en Ginebra.
Nadie está ganando con todo esto.
¿Qué me puede decir del papel actual de Rusia en todo esto, tras su reciente retirada oficial como aliado de Asad en la acción militar? ¿Sigue manteniéndose al margen?
Eso es un poco difícil decirlo. Por ejemplo, cuando hay bombardeos aéreos en Alepo no está necesariamente claro a quién pertenece el avión que ha lanzado [el ataque]. Hay aviones rusos y sirios. En otras partes del país hay otras fuerzas aéreas operando [en referencia a la coalición liderada por EEUU que oficialmente combate al Estado Islámico].
Así que no está del todo claro qué está haciendo qué con respecto a las fuerzas extranjeras. Pero países como Rusia, Irán, Estados Unidos y todos los que tienen influencia sobre un bando u otro, deberían usarla para pararlo y no avivarlo de ninguna manera.
¿Qué está haciendo su oficina para ayudar a mejorar la situación?
No hay mucho que podamos hacer. Este viernes, el Alto Comisionado [de Derechos Humanos] está haciendo sonar fuertemente la campana de alarma sobre cómo está aumentando la violencia de nuevo. Ahora es un momento realmente crítico: ha habido un par de meses en los que la violencia disminuyó bastante -nunca paró-, con convoyes de comida y suministros médicos tuvieron acceso a estas terribles situaciones de lugares sitiados durante meses o años con gente muriéndose de hambre.
¿Vamos a volver a esa situación anterior a estos dos meses en la que todo el mundo ataca a todo el mundo en todas partes y sin preocuparse por lo que les pase a las pobres personas vulnerables? Este conflicto debería acabar y acabará algún día, ¿pero durará otros cinco años, diez? Con el país tan gravemente destruido como está, todo hace pensar que terminará realmente mal si continúan así durante años.