Es un periodista francés y musulmán que quería "entender qué se les pasa por la cabeza" a quienes se radicalizan y se convierten en terroristas, ha explicado a la Agencia France Presse, Said Ramzi, pseudónimo con el que se ha dado a conocer el autor de un documental televisado en la noche del lunes en Francia.

Soldados de Alá es un trabajo que se concibió para el programa "Spécial Investigation" del Canal + francés en busca de una visión desde dentro a las mentes de jóvenes yihadistas de Occidente. Ramzi se refiere a sí mismo como un musulmán "de la misma generación que los asesinos" que el pasado 13 de noviembre provocaron la muerte de 132 personas además de muchas otras víctimas.

"Una de las principales lecciones [que aprendí] es que nunca vi nada de islam en esto. Ni un deseo de mejorar el mundo. Sólo jóvenes perdidos, frustrados, suicidas y fácilmente manipulados", ha manifestado. "Tuvieron la mala suerte de nacer en la era en la que existe el Estado Islámico. Es muy triste. Son jóvenes que están buscando algo y eso es lo que encuentran".

Esa teoría casa con lo que comparten prestigiosos expertos europeos, que han observado que la falta de identidad de algunos jóvenes -a menudo familias de origen inmigrante que no se sienten ni de su país de acogida cuya nacionalidad incluso ostentan ni del país de origen de sus padres- se transforma en radicalización, como informó EL ESPAÑOL.

SE INFILTRÓ GRACIAS A FACEBOOK

Ramzi asegura que la primera toma de contacto fue sencilla, simplemente siguiendo y chateando con quienes tuvieran un discurso violento pro terrorista en Facebook. 

Después se tuvo que reunir con un hombre al que consideraban el "emir" de un grupo de una decena de jóvenes en la localidad de Châteauroux. Algunos habían nacido en familias musulmanas, otros era conversos.

Una vez más, otro elemento común a investigaciones contrastadas sobre terrorismo islamista, como las del Real Instituto Elcano en España. Éstas indican que mientras que en 2012 sólo una de las personas condenadas en este país por vinculaciones al yihadismo era conversa, hoy lo son más del 10%.

El "emir" era un joven turco-francés que se hacía llamar Osama y que no se anduvo con rodeos: ya en su primer encuentro aseguró al periodista infiltrado -a quien le habían presentado como Abu Hamza- de que el paraíso le esperaba si llevaba a cabo una misión suicida.

"Ese es el camino hacia el paraíso", aseguró Osama con una sonrisa. "Vamos, hermano, vamos al paraíso, nuestras mujeres están esperándonos allí, con ángeles y sirvientes", añadió. Las promesas no acabaron ahí: "Tendrás un palacio, un caballo alado de oro y rubíes".

Además, le aseguró: "Los mártires no sienten dolor".

ARENGAS PARA MATAR

En otro encuentro grabado, esta vez en un suburbio de París, otro miembro del grupo señala un avión que va a aterrizar en el cercano aeropuerto de Bourget y comenta: "Con un pequeño lanzamisiles, puedes hacerte fácilmente con uno de esos... Si haces algo como eso en nombre de Dawla [Estado Islámico], y Francia estará traumatizada durante un siglo".

Durante los seis meses que Ramzi estuvo infiltrado, Osama y otros miembros del grupo intentaron unirse al Estado Islámico en Siria. A Osama lo pilló la policía turca y lo devolvió a Francia, donde pasó cinco meses en prisión antes de ser liberado.

Tras su liberación, tenía que presentarse diariamente en la comisaría de policía, pero seguía en contacto con su gente a través de los mensajes encriptados de Telegram -una aplicación similar a Whatsapp que permite un cifrado de todos los mensajes para usuarios de a pie-. Organizaba encuentros para planificar un atentado. 

Sus mensajes de audio muestra que el objetivo deseado eran o los militares o los medios de comunicación. "Tenemos que atacar una base militar (...). O periodistas, BFM, iTele, están en guerra contra el islam", dijo citando cadenas de televisión francesas.

"Como hicieron con Charlie [Hebdo, el semanario satírico atacado en enero de 2015]. Les tenéis que atacar al corazón. Tomadles por sorpresa. ¿Qué queréis que hagan? No están bien protegidos. Los franceses deben morir por miles", arengaba Osama.

CÓMO SE PRECIPITÓ EL FINAL

Un día Ramzi fue citado por un miembro del grupo recién vuelto de Raqa, el bastión del grupo terrorista en Siria. El autor del documental fue a una estación de tren donde una mujer totalmente cubierta le pasó una carta.

El mensaje contenía las instrucciones para un atentado: ataca una discoteca, dispara "hasta matar", espera a las fuerzas de seguridad y acciona tu chaleco explosivo.

En estos momentos, varios miembros del grupo son arrestados. Uno de los que no, envía un mensaje al periodista: "Te hemos pillado, tío"

"Fue entonces cuando acabó mi infiltración", concluye Ramzi.

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