La fuente responsable de la filtración de los papeles de Panamá, que ha salpicado a líderes y personalidades de todo el mundo, ha decidido romper su silencio.
“No trabajo para ningún Gobierno o agencia de Inteligencia, directamente o como contratista, y nunca lo he hecho”, escribe en un manifiesto hecho público a través del Süddeustche Zeitung. “Mi opinión es enteramente mía como mi decisión de compartir los documentos (…), no por un objetivo específico particular, sino simplemente porque entendía lo suficiente de su contenido para darme cuenta de la escala de las injusticias que describen”.
El 'soplón' se puso en contacto con el rotativo alemán bajo el seudónimo John Doe y un mensaje: “¿Interesado en datos secretos?”. Su mensaje acabó desencadenando una investigación global coordinada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés).
“Los papeles de Panamá muestran fuera de duda que aunque las sociedades fantasma no son ilegales, por definición se usan para llevar a cabo un amplio abanico de serios delitos que van más allá de la evasión fiscal”, asegura Doe. “Decidí exponer a Mossack Fonseca [el despacho en el epicentro del escándalo] porque pensé que sus fundadores, empleados y clientes debían responder por su papel en estos delitos, de los cuales sólo unos pocos han salido a la luz”.
En su escrito, Doe pide que se juzgue a los directivos y empleados de la firma legal panameña y exige a las autoridades que tomen medidas para lograr más transparencia y proteger a los soplones.
“Soplones legítimos que exponen actividades incuestionablemente ilícitas o reprochables merecen inmunidad”, argumenta. “Edward Snowden está varado en Moscú, exiliado por la decisión de Administración Obama de juzgarlo por la Ley de Espionaje. Bradley Birkenfeld recibió millones por su información respecto al banco suizo UBS y aun así se le adjudicó una sentencia de prisión. Antoine Deltoir está siendo juzgado ahora por proporcionar información a periodistas sobre cómo Luxemburgo otorgó “dulces” acuerdos fiscales a multinacionales y robó miles de millones en ingresos fiscales a sus países vecinos”.
Por último, el soplón asegura que la próxima revolución será digital gracias a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. “O tal vez ya haya comenzado”, se pregunta.