Matar a un hijo en Arabia Saudí supone menos de una década de cárcel y un castigo físico -denunciado por organizaciones humanitarias para todos los casos- en un país donde incluso la pena de muerte está a la orden del día. En España un asesinato supone habitualmente entre 15 y 20 años de cárcel, según las sentencias recogidas en el portal del Consejo General del Poder Judicial.
Un hombre ha sido condenado a ocho años de prisión y 700 latigazos por haber matado a su pequeña de siete años a golpes, según el diario saudí Al Okaz en una información recogida por la agencia EFE.
El padre golpeó a su hija con un cilindro de plástico y una caña bambú en diversas partes del cuerpo, después de que ella le dijera que no lo quería. La pequeña murió de camino al hospital.
El abogado de la madre de la niña ha anunciado que reclamará una indemnización que podrá exigir cuando sea dictado el fallo definitivo.
El asesino se había separado de su mujer y había obligado a la hija a vivir con él, a pesar del rechazo de su esposa. Según Al Okaz, la niña sufría problemas psíquicos como consecuencia del trato que recibía de su padre.
En octubre de 2013 otro tribunal saudí condenó a ocho años de cárcel y 800 latigazos a un predicador saudí por torturar y matar a su hija de su cinco años con la complicidad de su segunda esposa, quien fue sentenciada a 10 meses de presión y 150 latigazos.
Pena de muerte para actos que las democracias ni siquiera consideran delitos
Arabia Saudí establece penas mucho más duras para otros actos que en países democráticos ni siquiera se consideran delitos. La apostasía o la oposición política, por ejemplo, pueden acabar incluso en una condena a la pena de muerte. De hecho, es el cuarto país del mundo donde más se aplica la pena máxima, según el informe de 2016 de Amnistía Internacional al respecto.
Al menos 151 personas fueron ejecutadas en ese país en 2015 y 46 personas en un sólo día a principios de este año, denuncia la organización de defensa de los derechos humanos. Ahora AI teme que se condene a muerte a tres activistas menores de edad.
"Arabia Saudí es uno de los verdugos más activos del mundo", asegura la organización. "Cerca de la mitad de las personas ejecutadas [en 2015] habían sido condenadas por delitos que, según el derecho internacional, no serían punibles con la muerte". AI denuncia que en este país la pena de muerte se impone "a menudo en juicios injustos, incluso a personas menores de edad en el momento del presunto delito o con discapacidad mental".