El primer ministro David Cameron Nigel Farage, el líder del Ukip, el partido antinmigración y antieuropeo, se enfrentaron este martes por la inmigración en el plató de televisión de la cadena ITV en un fervoroso debate con doscientas personas en público. Los dos políticos, no obstante, comparecieron por separado, y durante media hora se sometieron a las preguntas del público. Farage defendió el brexit y dijo que había sido “demonizado”, mientras que Cameron blandió el argumento económico para justificar la continuidad en Europa.
Los temas que se debatieron fueron economía, inmigración, seguridad y soberanía, aunque la disputa principal se centró en la inmigración, convertido en el gran tema de la campaña. Farage aseguró que existe “un problema real” con la inmigración y que la política de libre circulación de ciudadanos y de fronteras abiertas había convertido al Reino Unido en un país más vulnerable, expuesto a la amenaza del terrorismo.
En su ferviente defensa por salir de la UE, Farage argumentó que en cualquier caso, los aranceles que tengan que pagar para hacer negocios siempre serán inferiores al dinero que actualmente entregan a Bruselas cada semana. “Es mejor no tener ningún acuerdo a tener el acuerdo deteriorado que tenemos en estos momentos”. Aceptó la contribución que hacen los inmigrantes a la economía británica aunque dijo que él mira más allá del PIB y que “los británicos decentes normales” están sufriendo malos tiempos.
David Cameron, cuando llegó su turno, criticó que Farage restara importancia al PIB. “El PIB es el tamaño de nuestra economía. Es la combinación de toda la riqueza que crea nuestro país. Él [Farage] dice que esto no es importante. Está tan contento de sacarnos de Europa que está preparado para sacrificar puestos de trabajo y el crecimiento”, afirmó Cameron, quie abogó por Gran Bretaña frente a la "Pequeña Inglaterra" de Farage.
Cameron describió Reino Unido como un país de “luchadores” y dijo que “dejar la UE es rendirse y yo no creo seamos un país derrotista. Nosotros somos luchadores y luchamos dentro de esas organizaciones”. “Somos un país increíble y si amas tu país, no dañas su economía”, añadió en referencia a los estudios que dicen que una salida de la UE perjudicaría al país económicamente. También sugirió que Escocia posiblemente convocaría un segundo referéndum de independencia si el Reino Unido se marchase de la UE.
Farage fue acusado de “alarmismo incendiario” por parte de personas del público por su crítica constante a los inmigrantes. Sin embargo, él insistió con que contaba con que contaba con el apoyo de buena parte de la población, incluso de minorías étnicas.
El momento más tenso para Farage se produjo cuando una mujer le recriminó que relacionara la inmigración con el incremento de los ataques sexuales a mujeres. Se refería a los comentarios que realizó Farage con motivo del aumento de los ataques sexuales a mujeres en Colonia las pasadas navidades. Farage dijo que las agresiones a mujeres eran “la bomba nuclear” del referéndum europeo.
Estos comentarios habían provocado la reprimenda de Justin Welby, el arzobispo de Canterbury, la máxima autoridad de la Iglesia Anglicana, quien el martes dijo que condenaba “totalmente” la opinión de Farage y le acusó de “legitimar el racismo”. Tras pedir a la mujer que se calmara, Farage le pidió que no se quedara con los titulares de los diarios y no quiso responder al arzobispo.
“He sido demonizado por haber hecho frente al establishment”, lamentó Farage, “en ningún otro sistema del mundo existe libertad de circulación de gente y libre movimiento de bienes”, se quedó. Y se postuló a favor de un sistema de puntos como el australiano, que considera que sería mejor que “una puerta abierta abierta a 500 millones de personas”.
Por su parte, David Cameron coincidió con el análisis de que la inmigración es un problema. Criticado por parte de la audiencia por habérsele ido de las manos la inmigración, aceptó el reto de la inmigración y dijo que había varias maneras de afrontar ese desafío y que hay varias maneras de controlarla y que “una de ellas es decir que pueden venir aquí pero que tendrán que pagar antes de recibir”. Admitió su frustración con la UE aunque explicó que esta no era una razón para salir de la UE y que prefería liderar un país “luchador y no derrotista”. El primer ministro resaltó, además, el consenso existente sobre el riesgo de una eventual salida de la UE. “Pondría en riesgo puestos de trabajo y hundiría la economía”, afirmó.
Apareció también la sombra de su futuro, del duelo fratricida en el seno de los conservadores, enfrentados por este referéndum. El partido está dividido con varios de sus ministros y pesos pesados, entre ellos Boris Johnson, exalcalde de Londres, y el ministro de Justicia, Michael Gove, liderando la campaña del brexit y atacando duramente a Cameron.
Mucha gente aquí cree que esta consulta podría dejar muy tocado al primer ministro, sobre todo si el resultado era salir de Europa. Cameron dijo que aceptaría la voluntad de la gente. Los últimos sondeos de YouGov señalaban que la salida de Europa estaba cuatro puntos por encima de la permanencia.