El cuerpo de un refugiado sirio homosexual ha sido hallado en Estambul decapitado y salvajemente mutilado, denunció este jueves la ONG turca Kaos GL, que trabaja en favor de los derechos de la comunidad LGTB.
Muhammed Wisam Sankari dejó su casa en el barrio de Aksaray el pasado 23 de julio y su cadáver fue encontrado el día 25 decapitado y mutilado hasta tal punto que solo pudo ser identificado por los pantalones que portaba.
La ONG asegura en su comunicado que la policía turca no hizo nada después de que la víctima y sus amigos denunciaran que recibía amenazas de grupos homófobos que le mostraban cuchillos para atemorizarlo y que en una ocasión lo secuestraron, violaron y le dieron una paliza.
Denuncias sin respuesta
Rayan, un compañero de vivienda, relata a esa ONG que la víctima se sentía amenazado, que apenas podía moverse en su propio barrio y que iba a intentar irse a otro país para solicitar asilo.
Su amigo cuenta que después de haber sido secuestrado, violado y golpeado por un grupo de hombres por primer vez hace cinco meses acudieron a una comisaría de Policía y que los agentes no hicieron nada.
Gorkem, otro amigo del fallecido, relata que la noche en la que Wisam Sankari salió de casa tenían miedo por las insistentes amenazas. "Le dijimos que no saliera, pero dijo que se iba durante 15-20 minutos. No volvió a casa en toda la noche. Al día siguiente, nos asustamos cuando no pudimos dar con él", relata Gorkem.
Días después recibieron una llamada de la policía para identificar un cadáver. "Habían cortado a Wisam violentamente. Tan violento que dos cuchillos se habían roto dentro de él. Lo habían decapitado. Su cuerpo de cintura para arriba estaba irreconocible, los órganos internos fuera. Pudimos identificar a nuestro amigo por sus pantalones", señala Gorkem.
"¿Quién será el próximo?"
Otro allegado a la víctima, Diya, asegura que los refugiados gais sienten temor y que tras esta muerte se preguntan: "¿Quién será el próximo?". "Tengo tanto miedo. Tengo la sensación de que todo el mundo me mira por la calle", relata Diya, que dice haber sido secuestrado en dos ocasiones por grupos de hombres.
A diferencia de muchos países musulmanes, la homosexualidad no es ilegal en Turquía, pero la homofobia sigue siendo generalizada en la sociedad, según denuncian numerosas ONG.
Las autoridades turcas prohibieron el pasado junio, por segundo año consecutivo, la celebración de la marcha del Orgullo Gay, aduciendo "la seguridad de nuestros ciudadanos y el orden público".