Roma

Realmente los dos años largos de Matteo Renzi en el Gobierno son la excepción. No porque no fuera elegido en las urnas o por lo renovador de su mensaje, sino porque desde que este país eligió su forma republicana en 1946 la duración media de los ejecutivos no supera un año. Este lunes los italianos se lo tomaban a guasa, “cómo si no lo hubiéramos visto nunca”, decían despreocupados. Cual enfermo renqueante que acude a la revisión anual, con la amenaza de que ésta será la última.

Tras comunicarle su dimisión el aún primer ministro, Matteo Renzi, al presidente de la República, Sergio Mattarella, Italia ingresa de nuevo en la unidad de cuidados intensivos. De momento Renzi permanecerá en el puesto hasta aprobar los Presupuestos del Estado, pero parece una solución permanente. Más allá del final de esta semana, la solución más probable será confiar el Gobierno a una figura de carácter técnico, suficientemente institucional como para no enseñar las vergüenzas y con un bagaje negociador que sea visto con benevolencia en Bruselas.

Matteo Renzi anuncia su dimisión tras la victoria del ‘no’ a la reforma constitucional en Italia

Cumple el perfil el actual ministro de Economía, Gian Carlo Padoan, que no es un hombre de partido, sino el anterior economista jefe de la OCDE; o en segundo término, el presidente del Senado, Pietro Grasso, representante de una Italia incierta pero siempre elegante.

Parece probable que el próximo primer ministro tampoco será elegido en las urnas, lo que sumaría ya cuatro inquilinos consecutivos del Palacio Chigi que no habrían pasado por el filtro de la ciudadanía. Los gobiernos interinos comenzaron a aflorar con el nacimiento de la Segunda República en 1994 y el advenimiento de Silvio Berlusconi, y florecen en los últimos tiempos. Monti-Letta-Renzi componen la lista de sucesores del nuevo elegido.

Será por eso que el susto anunciado en los mercados no fue tal. La Bolsa de Milán bajó sólo un 0,2%, los bancos cayeron al mismo nivel al que lo han hecho en otras sesiones y la prima de riesgo creció un moderado 1,8%. Preocupan muchas cosas, pero lo más urgente es aprobar los Presupuestos Generales del Estado, que deben contar con el visto bueno de la Unión Europea. Es por eso que Renzi habría aceptado la voluntad de Mattarella para que permanezca hasta cumplir el trámite.

Portadas de diarios italianos este lunes en un kiosko de Roma Reuters

No es sólo la voluntad de los guardianes del Estado, también de otros partidos que no entran en la categoría de populistas, a los que se considera vencedores en estas elecciones. A las afueras del Parlamento, Lucio Malan, senador del partido de Berlusconi, Forza Italia, aseguró que “es lógico que la Ley de Presupuestos deba ser terminada por el partido que la inició”. Mientras que el diputado de la formación izquierdista Ecología y Libertad, Arturo Scotto, reclamó ahora “reescribir todos juntos la ley electoral”.

Ese será el paso más importante antes de acudir a las próximas elecciones. Después de que los italianos rechazaran en el referéndum que el Senado quedara vacío de competencias, actualmente rige una ley para la Cámara de Diputados -pendiente de revisión y bajo la amenaza del Tribunal Constitucional- y otra para el Senado, un apaño tras ser declarada inconstitucional la norma anterior. Ante este panorama se antoja imprescindible un mínimo de consenso, tal y como se encargó de remarcar Renzi en su discurso de despedida, en el que pidió a los apóstoles del ‘no’ propuestas concretas para reformar la ley electoral.

Embriagados por un éxito que consideran suyo, esto parece ser un detalle menor para el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y los xenófobos de la Liga Norte. Ambos pidieron ir a elecciones de forma inmediata. E incluso el fundador del M5E, Beppe Grillo, dio con la fórmula en un mensaje en su blog. “Nuestra solución es aplicar la misma ley al Senado sobre la base regional, es suficiente añadir algunas líneas al texto de la ley actual para conseguir su aprobación en el Parlamento”, escribió también en unas pocas líneas.

Recomponer el PD

Seguramente el Partido Democrático (PD) de Matteo Renzi pida algo más de tiempo. Para debatir y para recomponerse. Independientemente de quien reciba el encargo de Gobierno, deberá contar con su respaldo, pues debe ser refrendando en un Parlamento en el que el PD goza de mayoría.

La solución de una figura fuerte del partido para asimilar la derrota de Renzi había quedado en un segundo plano, ya que el joven primer ministro parecía querer intentar un nuevo asalto al palacio de Gobierno sin nadie que le haga sombra. Pero el tremendo batacazo en las urnas ponen también en cuestión esta hipótesis.

Renzi, tras reunirse este lunes con Mattarella Max Rossi Reuters

Varios exponentes de la vieja guardia se habían puesto de espaldas al joven secretario general, pero tampoco parece palpable que ellos puedan conseguir encontrar ahora mismo una figura de consenso. Serán necesarias las primarias dentro del PD, hacer cuentas de los apoyos y comprobar si realmente hay una alternativa a Renzi. Muestra de que en Italia los cadáveres no son nunca enterrados es que el exalcalde de Florencia ya perdió unos comicios internos antes de convertirse en secretario general del partido y posteriormente primer ministro.

Mientras tanto, Silvio Berlusconi se regodea en la posición en la que le gusta estar, jugando desde todos los frentes. Fresco, a sus 80 años, celebra su apuesta por el ‘no’ en el referéndum y ofrece la mano tendida que ya planteó antes de los comicios. Contribuiría a reformar la ley electoral y si era necesaria su presencia –siempre como servicio al país- se consideraba listo para asumir el mando.

A veces no es necesario ni el cambio de actores para recurrir al tópico gatopardiano -cambiarlo todo para que todo siga igual-, en el que Italia se siente a gusto, recostada una vez más sobre su historia. La recapitalización del sector bancario, postergada una vez más, puede hacer temblar de nuevo el ritmo cardiaco. Pero mientras tanto, el país acepta sin mucho rechistar una nueva entrega del chequeo periódico.