Amina nos abre su casa, un riad familiar en la medina de Rabat. La vivienda antigua y tradicional tiene dos pisos con habitaciones organizadas en corredores alrededor de un patio central y con una azotea en la parte superior. Allí viven sus padres, sus hermanos y la prima, que perdió a sus primogenitores en un accidente de tráfico. Cuando una de sus hermanas se casó construyeron un estudio en la azotea "por unos meses mientras encontraban algo", pero posteriormente decidieron alquilarla a turistas por días.
"Esto de construir por cuenta propia en tu casa es lo más normal en las partes antiguas de las medinas", nos dice Ahmed. Vive de alquiler en una casa del casco antiguo de Rabat, donde la familia construyó un segundo cuarto de baño sin pedir permiso a las autoridades. Por fuera del edificio, desde la calle, nadie diría que es un servicio, más bien parece un balcón con vistas.
Pasear por los laberínticos caminos de las medinas de Rabat, Casablanca, Fez, Meknes o Marrakech es adentrarse en un mundo de colores, sonidos y olores, pero también sorprende a la vista las viviendas a trozos, unas encima de otras, apiñadas, pegadas, con muchos remiendos.
Este caos de casas funambulistas se acaba convirtiendo en escombros cuando llegan el invierno, las lluvias y el temporal. Las últimas víctimas son tres miembros de una familia, una mujer de 46 años y dos hijos de 4 y 10 años, que perdieron la vida la madrugada del 21 de febrero en Marrakech tras el derrumbe de su casa "a causa de las lluvias", precisó el gobernador civil de Marrakech-Safi, Abdelfatah Bjioui. Las otras cuatro personas que residían en la vivienda están heridas. La familia paga el alquiler en este solar desde hace 50 años.
El principal problema es la falta de mantenimiento de estos edificios antiguos y construidos con materiales de poca calidad, por ello los derrumbes también se producen incluso fuera de la época de temporal. El 12 de agosto de 2016, dos niños de 4 y 6 años murieron en el desplome de una edificio en Bab Taghzout, en la medina de Marrakech, donde unas 1.600 viviendas están en peligro de colapso.
Pocos días después fallecieron 4 personas en el derrumbe de un edificio en Casablanca. Precisamente, este mes se celebra el juicio contra el propietario de ese inmueble por "homicidio involuntario, corrupción y construir sin pedir autorización". El propietario tenía un permiso de construcción de dos plantas en un edificio de 1960 en un terreno frágil, pero añadió por su cuenta dos pisos más, por lo que aparecieron fisuras en el edificio, que habían sido denunciadas por un médico que tenía la consulta en el bajo.
En 2012, después de un drama similar con varias muertes, el Ministerio de Vivienda estimó en un informe que entre 4.000 y 7.000 hogares corrían peligro en la capital administrativa. Para las autoridades "la vejez, la falta de mantenimiento, la corrupción, la ignorancia y la dejadez formar una lista de ingredientes fatales", y consideran que los programas de rehabilitación que se han lanzado no van a resolver el problema si se siguen construyendo cuatro o cinco plantas en edificios de dos.
En febrero de 2016, se aprobó un proyecto de ley en el Parlamento sobre "las viviendas amenazadas de ruina" con el objetivo de crear un fondo de integración urbana, y una agencia nacional para la renovación urbana y la rehabilitación de construcciones en ruina.
En diciembre de 2016, el Rey Mohamed VI inauguró personalmente sendos proyectos de rehabilitación de las medinas de Casablanca y Marrakech que sanearán y acondicionarán los cascos antiguos, pero que están enfocados a preservar los edificios históricos y los rincones emblemáticos patrimonio de la Humanidad y olvidan a los ciudadanos.
Rehabilitación social
"El estado de pobreza y la degradación de algunas barrios de la medina es inquietante",
se quejó Fouad Serghini, director general de la Agencia para el Densificación y la Rehabilitación de la ciudad de Fez (ADER-Fes). Este organismo dirige un programa integrado de rehabilitación seguido y controlado directamente por el rey Mohamed VI en la medina más grande y antigua de Marruecos, nombrada en 1981 Patrimonio Cultura de la Humanidad por la UNESCO.
En 2013 contabilizaron 3.666 edificios en "estado de degradación avanzada" en la medina Fez, de los que "1.800 son muy peligrosos" y en "unos centenares todavía nos falta intervenir", explicó Fouad Serghini en una entrevista con EL ESPAÑOL. Incluso alrededor de 143 viviendas tienen que ser derrumbadas para su restauración. Considera que es una degradación continúa y espiral que hay que "abordar de frente porque sino no se terminará nunca". ADER-Fes pretende "mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, darles una oportunidad de trabajo y una buena educación; y así que puedan acceder a la propiedad y las ayudas para rehabilitarla" porque la mayoría vive de alquiler.
El estado de pobreza y la degradación de algunas barrios de la medina es inquietante
Este programa de saneamiento social comenzó en 2013 con la rehabilitación de 27 monumentos históricos y, aunque debería de finalizar este año, se extenderá hasta marzo de 2018. La cuarta y última medida será la rehabilitación de la muralla que rodea a la ciudad antigua y pone en marcha una acción de emergencia para las viviendas en ruinas y habitadas. Se les asigna a pequeños emprendedores del sector privado para promover la oportunidades de empleo de mano de obra y apoyar el desarrollo del sector de las Pymes.
El Estado ofrece 8.000 euros para rehabilitar las viviendas deterioradas, pero parte de los de gastos los tiene que asumir el propietario, y además las cuantías no se entregan en mano. La familia elige los expertos para realizar la obra a quien ADER-Fes paga directamente "porque algunos ciudadanos no son conscientes de la situación de peligro y lo podrían utilizar para otros asuntos", aseguró Serghini. Por lo que muchas familias no se acogen a las ayudas.
Actualmente 97.000 personas viven en la medina pero en los años 80 contaba con 180.000 residentes. Las malas condiciones del casco antiguo y algunas ayudas gubernamentales a la compra de vivienda consiguieron que miles de ciudadanos se fueran a los barrios de nueva construcción y aunque eso fue beneficioso para evitar la aglomeración y disminuir la densidad de población del centro, ahora las zonas deshabitadas en la medina "son las más peligrosas", según mostró Serghini.