Estados Unidos y China se comprometieron este domingo a mantener una nueva era de relaciones bilaterales basadas en el diálogo y en la cooperación, según refrendaron el presidente chino, Xi Jinping, y el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson.
Todo ello para lograr que la "transición" tras la llegada al poder del presidente Donald Trump sea lo menos abrupta posible y pueda iniciarse un camino favorable para ambos países, a pesar de claras diferencias en cuestiones comerciales y en cómo afrontar la crisis en la península coreana.
Tillerson y Xi mantuvieron este domingo un encuentro que puso fin al primer viaje del estadounidense al extranjero como secretario de Estado, después de haber pasado también por Japón y Corea del Sur.
En las imágenes distribuidas por la televisión oficial china aparece parte de un distendido diálogo en el que Tillerson transmitió a Xi el "alto valor" que el presidente Trump le da a la buena relación comunicativa que está habiendo entre ambos países, algo que servirá para "mejorar" las relaciones futuras, dijo.
"Sabemos que a través de un mayor diálogo lograremos un mayor entendimiento que conducirá a un fortalecimiento de los lazos entre China y los Estados Unidos y dará el tono a nuestra futura relación de cooperación", aseguró.
Por su parte, Xi se mostró satisfecho por el resultado de la visita a Pekín del secretario de Estado y confirmó que China está preparada para llevar a cabo una nueva fase de relaciones constructivas con Washington.
El presidente manifestó su "agradecimiento" a Tillerson por expresar que las relaciones entre las dos grandes potencias sólo pueden ser amistosas.
El mandatario chino recordó que se ha comunicado varias veces con Trump y aseguró que ambos están "luchando" por que haya una cooperación entre las dos naciones hacia "una nueva era de desarrollo constructivo".
En el intercambio que se difundió ninguno de los dos habló sobre la posible reunión entre Xi y Trump que se está preparando y que sería la primera entre ambos líderes. Según los detalles que se han filtrado, tendría lugar en abril en la residencia privada del mandatario estadounidense en Mar-a-Lago (Florida).
Última etapa de la gira asiática de Tillerson
Tillerson cerró con el encuentro con Xi su viaje a Pekín, donde ayer se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, y el consejero de Estado Yang Jiechi, arquitecto de la política exterior china.
Con ellos trató, entre otros asuntos, el principal tema en el que se ha centrado su viaje a Asia: la creciente tensión en la península coreana debido a los programas de armas de destrucción masiva de Corea del Norte.
Y en China es donde el jefe de la diplomacia estadounidense se ha encontrado con una oposición más clara al tono belicoso que tanto él como el presidente Trump habían ido lanzando en los últimos días contra Pyongyang.
Tras proclamar el sábado en Seúl que EEUU no descarta el uso de la fuerza en Corea del Norte, Tillerson chocó en Pekín con unos interlocutores mucho más calmados que le obligaron a reducir el nivel de la retórica de Washington.
Así, el titular de Exteriores urgió a Washington a mantener "la cabeza fría" y a "seguir comprometidos con la vía diplomática", tal como defienden las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Wang también recalcó la firme oposición de China al despliegue en Corea del Sur del escudo antimisiles estadounidense THAAD.
Finalmente, según Tillerson comentó en un encuentro con la prensa, ambos países se comprometieron a hacer "todo lo posible" para evitar que estalle un conflicto militar en la península coreana.
Entre otros asuntos, el secretario estadounidense explicó que el objetivo de la visita a China ha sido también insistir en la importancia de que haya una relación comercial "justa" entre los dos países que genere beneficios a ambas partes.
"Nuestros dos países deberían tener una relación comercial positiva, que sea justa y ofrezca dividendos en ambos lados, y vamos a trabajar en esa dirección", afirmó el político, quien añadió que "Estados Unidos y China son las dos mayores economías mundiales y deben promover la estabilidad y el crecimiento".
El planteamiento de Tillerson llega después de que Trump criticara con dureza, primero como candidato y luego como presidente, el superávit comercial chino, y también acusara al gigante asiático de robar empleos a los trabajadores estadounidenses.