Estados Unidos ha enviado a fuerzas de élite a Filipinas para asistir a tropas del ejército local en el asedio de la ciudad de Marawi, en el Sur del país, bajo control de una facción del Estado Islámico.
"No están tomando parte en los combates, están solo dando apoyo técnico", ha explicado el portavoz militar Jo-Ar Herrera, en una conferencia de prensa.
Un representante de la Embajada estadounidense en el país ha confirmado que el Gobierno filipino había solicitado asistencia para la batalla de Marawi, en la isla de Mindanao, que se alarga ya por más de tres semanas.
La cooperación militar resulta significativa dado que los dos países, aliados durante décadas, se habían distanciado desde la subida a la presidencia hacer un año de Rodrigo Duterte. De hecho, el presidente había mostrado una actitud hostil hacia Washington, rechazando una invitación de Trump a la Casa Blanca y prometiendo la salida de asesores militares estadounidenses del país.
"Pruebas de peso" de la muerte de los Maute
Por otra parte, el Ejército filipino ha asegurado contar con "pruebas de peso" que demostrarían que los hermanos Maute habrían muerto.
Los hermanos Abdullah y Omar Maute son los líderes de la rama local del Estado Islámico, un grupo yihadista fundado en 2012 y cuya actividad se ha multiplicado desde comienzos de 2016.
El Ejército ha informado también de la muerte de 13 de sus soldados, lo que eleva a 58 las bajas gubernamentales (y 138 la de gerrilleros) desde el inicio de las hostilidades.
En declaraciones a Efe, grupos de asistencia civil y representantes de la Cruz Roja aseguran que el número de civiles muertos podría sobrepasar el centenar, cifras no oficiales al no tener acceso a varias zonas de la población.
Según informes policiales los rebeldes cuentan con cohetes, granadas y explosivos de fabricación casera, junto al despliegue de francotiradores, para defender los tres barrios del centro de la ciudad donde resisten.