El número de casos sospechosos de cólera en Yemen pueden afectar a 900.000 personas a finales de año, según advirtió este miércoles el jefe del Comité Internacional de la Cruz Roja en el país árabe, Alexandre Faite.
"El año pasado las peores estimaciones decían que llegaríamos a 600.000 casos. Ahora nuestras estimaciones es que vamos a llegar a 900.000 casos", afirmó Faite en rueda de prensa.
Añadió que si bien los cálculos hablan de 900.000 casos "a nadie se le escapa que 900.000 es cercano a un millón. Un millón de personas de una población de 25 millones, es catastrófico".
Alertó, además, que la epidemia proseguirá durante 2018.
"La buena noticia, si es que se puede llamar así", dijo, es que el crecimiento exponencial de casos sospechosos ha disminuido y que también la tasa de mortalidad ha caído.
Actualmente se sitúa en menos de 0,3 %, cuando en el pico de la infección estuvo por encima del 1 %.
Hasta la fecha, el brote de cólera ha matado a 2.119 personas, según el recuento de la Cruz Roja.
El problema es que el sistema sanitario del país "ha colapsado", recordó Faite, con muchos de los centros de salud inutilizados y con el personal médico sin sueldo desde hace más de medio año.
Además, el entorno predispone a la infección dado que en amplias zonas del país no hay agua corriente, y en muchos lugares sólo existe siempre y cuando los generadores funcionen, dado que el sistema eléctrico está totalmente destruido, explicó el funcionario internacional.
Esta situación provoca que no haya disponibilidad de la gran mayoría de medicamentos esenciales ni de emergencia ni para las enfermedades crónicas.
La Cruz Roja, la ONU y Médicos Sin Fronteras pueden y usan el aeropuerto internacional de Saná para traer al país sus cargas humanitarias, pero este "debería abrirse totalmente. Un país no puede funcionar solo con lo que aportan las agencias humanitarias", concluyó Faite.