Estados Unidos ha enviado dos bombarderos estratégicos B-1B a la península coreana poco antes de que el presidente Donald Trump inicie una gira por Asia que tendrá en la crisis norcoreana uno de sus principales focos.
Los dos aviones realizaron el jueves ejercicios conjuntos consecutivos con las cazas nipones y surcoreanos, según informaron en un comunicado las Fuerzas Aéreas estadounidenses del Pacífico (PACAF).
"Los dos B-1B Lancer despegaron de la Base de la Fuerza Aérea de Andersen, en Guam, se desplazaron al sur de Corea y al oeste de Japón para integrarse con cazas del Koku Jieitai (Fuerza Aérea de Auto Defensa de Japón)", explica el texto.
"Los Lancer transitaron después sobre Corea para integrarse con cazas de la República de Corea, nombre oficial de Corea del Sur, en el Mar Amarillo. Tras completarse la integración bilateral las aeronaves retornaron a sus respectivas bases", añade.
El comunicado explica que la misión estaba planeada por adelantado y que no se ha producido en respuesta a ningún evento.
Sin embargo, esta muestra de fuerza se produce en vísperas del inicio de la gira asiática de Donald Trump, que desde el 5 hasta el 14 de noviembre visitará Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas y cuya agenda estará en parte enfocada en tratar la crisis con Corea del Norte.
Exhibición de músculo ante Pyongyang
Las continuas pruebas de armas del régimen de Pyongyang, incluyendo una prueba nuclear el pasado 3 de septiembre, y la retórica beligerante del propio Trump han elevado la tensión regional hasta niveles inéditos desde el fin de la Guerra de Corea (1950-1953).
Poco antes de que el Pentágono confirmara el vuelo de los dos bombarderos sobre la península de Corea, Pyongyang denunció el movimiento de Washington a través de un comunicado publicado por su agencia estatal de noticias KCNA.
"El frenético esquema de amenazas y chantaje de los Estados Unidos, cuyo objetivo es aplastar a nuestra república con armas nucleares, continúa en noviembre tal y como lo hizo en octubre", denuncia el texto.
EEUU ha desplegado varias veces los B-1B en las últimas semanas con el aparente objetivo de disuadir al régimen de Kim Jong-un de que continúe con sus pruebas de armas.
En el actual contexto, Washington y Seúl acordaron el pasado fin de semana en sus reuniones anuales de seguridad "potenciar el despliegue rotacional de activos estratégicos estadounidenses en torno a la península de Corea", entre los que se incluyen los propios B-1B o submarinos y portaaviones de propulsión nuclear.