Al menos cuatro personas han muerto y otras tantas permanecen desaparecidas a causa de las lluvias torrenciales que han afectado hoy la parte occidental de Ática, la región capitalina de Grecia.
Dos de ellos quedaron atrapados en sus casas, completamente anegadas, y un hombre de 65 años fue hallado muerto en el patio de su vivienda.
El cuarto, también un hombre, apareció muerto en el patio de un club nocturno en la misma localidad. Otras cuatro personas están desaparecidas y el mismo número han resultado heridas y trasladadas a diversos hospitales, informaron los bomberos.
En la misma localidad, los bomberos han rescatado a varias personas de sus casas, así como a los doce pasajeros de un autobús en una carretera inundada.
Las fuertes lluvias y desprendimientos de las montañas cercanas convirtieron las calles y carreteras en potentes torrentes que se llevaron por delante todo lo que se interponía en su camino. En Mandra, por ejemplo, las masas de agua arrastraron a todos los coches municipales estacionados en el aparcamiento del ayuntamiento.
Las lluvias provocaron inundaciones también en los municipios de Mégara y Nea Péramos, donde hay algunas personas atrapadas en sus casas o en sus coches.
"Prácticamente toda Nea Peramos ha quedado anegada. Creo que jamás habíamos visto semejantes inundaciones aquí", dijo el alcalde de esta localidad, Grigoris Stamulis, en declaraciones a la cadena privada de televisión Antenna.
En esta localidad han sido rescatadas seis personas de sus casas y dos escuelas han quedado completamente inundadas.
La carretera que une Nea Péramos y Mégara ha sido cortada tras quedar completamente anegada, y los bomberos han hecho un llamamiento a los conductores a no dirigirse a la parte occidental de Ática.
La lluvia provocó asimismo problemas de tráfico en la autopista que une Atenas con Corinto. En las localidades afectadas los bomberos recibieron 340 demandas de ayuda, para rescatar a personas o retirar el agua de casas y tiendas.
La catástrofe en esta zona cercana a la capital se produce un día después de que la isla de Symi, en el archipiélago del Dodecaneso, declarara el estado de alarma a causa de las graves inundaciones, que dejaron numerosos daños materiales pero no causaron víctimas.