La periodista Miriam Lewin, que estuvo desaparecida durante la dictadura argentina, narra en su libro Skyvan la investigación en la que destapó el entramado de los vuelos de la muerte y explica que nunca pensó que, con ella, lograrían prisión perpetua para "dos asesinos".
Las averiguaciones surgieron casi espontáneamente debido al interés del fotoperiodista italiano Giancarlo Ceraudo por retratar los objetos y protagonistas del proceso cívico-militar argentino (1976-1983), todavía muy reciente en Argentina y con muchos torturadores, violadores y genocidas en libertad.
Una entrevista reunió a Lewin y Ceraudo, que pronto entablaron una relación "especial" e iniciaron las pesquisas, centrados en los objetos que habían sido protagonistas de la dictadura.
Siniestra forma de exterminio
El libro repasa minuciosamente cada paso, las casualidades, entrevistas y amistades que surgieron en el camino hasta descubrir la trama de los vuelos de la muerte (la siniestra forma de exterminio, consistente en arrojar a personas al Río de la Plata, que reveló el genocida Adolfo Scillingo en 1995).
Al hallazgo de expedientes y pistas que les acercaban cada vez más a los aviones utilizados para la maniobra -modelos Skyvan y Electra- y sus pilotos, Lewin le agrega una faz más personal y desnuda sus emociones como exdetenida en dos campos de concentración durante la dictadura de una forma casi novelada.
Es precisamente esta especie de "oasis" en el relato que suponen sus sensaciones lo que "lo hace más llevadero" y "soportable" para el lector, según la autora, que ve su libro como un homenaje a quienes, desde el anonimato, les ayudaron durante la búsqueda. Ni Lewin ni Ceraudo fueron conscientes en ningún momento de hacia dónde se dirigían ni que se podría lograr una condena a prisión perpetua para dos asesinos.
Primera sentencia en firme
El pasado 29 de noviembre, la Justicia argentina dictó sentencia en el caso ESMA III, una megacausa con cinco años de audiencias, que por primera vez sentaba en el banquillo a pilotos que participaron en los vuelos de la muerte.
Mario Daniel Arrú y Alejandro Domingo D'Agostino, oficiales de Prefectura en la dictadura y detenidos desde 2011, fueron condenados a cadena perpetua tras confirmarse su participación, junto al fallecido Enrique José de Saint Georges, en los vuelos con los que se eliminaba a los detenidos durante la dictadura.
En concreto, estaban acusados de eliminar en 1977 al emblemático grupo de la Santa Cruz, integrado por fundadoras de la organización pro derechos humanos Madres de Plaza de Mayo, familiares y las monjas francesas Alice Domon y Leomie Duquet.
La paradoja la trajo una fuerte Sudestada (temporal de vientos fuerte del sudeste que provoca la crecida del Río de la Plata) que escupió los cuerpos de cinco de ellos a la costa. Era la prueba del delito.
Todo "muy inesperado"
Ahora además había documentación que "involucraba y comprometía profundamente" a Arrú, D'Agostino y Saint Georges, y la labor de Lewin y Ceraudo había sido crucial, por lo que el momento en el que se leyó la sentencia fue un instante de "sanación".
"Fue todo muy inesperado. El hallazgo de los aviones fue inesperado para mí, el que dentro de los aviones estuvieran las planillas que apuntaban a los pilotos fue inesperado, fue inesperado que se tratara del grupo de la Santa Cruz", dijo Lewin.
Lewin todavía se pone nerviosa al recordar el Skyvan, aún activo, que da nombre al libro y reveló a los ejecutores del plan de exterminio. "Solo ver el recinto, ese cuadrilátero, ese portalón e imaginarme los cuerpos cayendo por ahí hacía insoportable el hecho de transitar el mismo espacio", asegura alguien que todavía se pregunta por qué sobrevivió.
Hoy Lewin solo lamenta que, pese al esfuerzo de muchos, "más de la mitad de los represores condenados están en su domicilio" y que el Gobierno de Mauricio Macri no se sienta identificado con las políticas de Derechos Humanos, evidente a su juicio después del planteo de "teorías negacionistas" de algunos de sus funcionarios.