Natascha Kampusch es una de las pocas personas que puede empatizar con la situación que atraviesan ahora mismo los hermanos Turpin. La joven austriaca, que ahora tiene 29 años, fue secuestrada con 10 cuando iba camino a la escuela, en Viena. Su raptor la mantuvo cautiva y abusó de ella durante ocho años en el sótano de su casa, hasta que la adolescente consiguió escapar el 23 de agosto de 2006.
Su caso recuerda mucho al de los Turpin, trece hermanos -de edades comprendidas entre los dos y los 29 años- que han sido torturados por sus padres, quienes los mantenían en condiciones insalubres y desnutridos en su casa de California. La pareja fue detenida el pasado 16 de enero y se les imputan delitos de tortura, detención ilegal y abuso de menores. David Allen y Louise Anna se enfrentan a un total de 94 años de prisión.
Los dos casos conmocionaron al mundo, y ahora, tras conocerse la situación en la que vivían los Turpin, Kampusch ha querido hablar con los medios y dar una serie de consejos basados en su experiencia personal. Quién mejor que ella, que vivió el horror de permanecer cautiva durante casi una década, para valorar los traumas que deja un secuestro tan prolongado en el tiempo y el difícil proceso de recuperar la libertad de forma inesperada.
La joven confía en que las autoridades americanas vigilen muy de cerca el futuro de los Turpin para evitar posibles traumas psicológicos en el futuro. Ella reconoce que le costó “muchísimo” socializar porque “no tenía ningún cimiento sobre el que construir” una nueva vida. “Es importante tener mucho cuidado con ellos ahora y ofrecerles un plan de seguridad y educación que les permita volver a la civilización lentamente”, explica en declaraciones al Telegraph.
La joven austriaca también pide a las autoridades que permitan a los 13 hermanos ver a sus padres en la cárcel. “Es importante que tengan contacto con sus padres y la posibilidad de visitarlos en prisión, porque necesitarán una manera para perdonarlos u olvidarlos”.
Según la Kampusch, les servirá para “hacer frente a toda la situación y ser más estables”, algo que ella no pudo hacer. La joven nunca pudo enfrentarse a su secuestrador. Wolfgang Priklopil se tiró a las vías del tren el mismo día en que ella logró huir. Por eso asegura que los Turpin necesitan “un cierre para poder avanzar”. "Tienen que tener la oportunidad de ver a sus padres, aunque sea solo para decirles: 'Os odiamos, sois unos monstruos'".
Escribir un libro es "positivo"
“El mundo será un lugar confuso y difícil para ellos”, explica Natascha, que estuvo ocho años oculta en la casa de su raptor, y al escapar mostró claros síntomas de desnutrición. Al tiempo, acabó escribiendo dos libros: en uno narraba la historia de su secuestro (3.096 Días) y en otro cuenta su lucha personal por encontrar un lugar en el mundo (10 años de libertad).
“Ser creativa y tener proyectos me ha ayudado”, asegura. “Siempre he tratado de ser positiva. Hubo muchos falsos rumores y por eso creo que a los Turpin les servirá hablar sobre sus experiencias, aunque ahora no es un buen momento”.
Asimismo, Natascha considera que los Turpin lo tienen más fácil para rehacer su vida. “Para mí fue difícil. Austria es un país pequeño y yo me quedé aquí porque mi familia vive en Viena. Estados Unidos es enorme y todos hablan el mismo idioma, por lo que debería ser más fácil para ellos mudarse y comenzar una vida. Además, se tienen el uno al otro y pueden afrontar la carga juntos. Tienen más posibilidades de protegerse a sí mismos. Yo tuve que hacerlo sola”, cuenta.