El pasado viernes los turcos salieron corriendo del trabajo para sentarse delante de sus pantallas a ver la segunda temporada de La casa de papel. La serie de Atresmedia está teniendo un éxito inesperado en varios países del mundo gracias a Netflix, entre otros en Turquía. No hay conversación sobre Netflix que no acabe con una recomendación de la serie, que también puede visionarse a través de alguno de los proveedores de satélite en el país.
Para bien o para mal, su segunda temporada está dando mucho que hablar. En especial el tráiler compartido por Netflix Turquía en su cuenta de Twitter, y que ha sido interpretado por algunos como un mensaje subliminal hacia los que se oponen al gobierno de Erdogan.
El primero en alzar la voz crítica fue el comentarista de Akit TV, Ömer Turan, que en su perfil de Twitter aseguró que el tráiler contenía mensajes subliminales para los opositores del partido islamista AKP. “En el tráiler, hombres y mujeres vistiendo monos rojos pasan por los lugares más simbólicos de Estambul con la canción de Bella Ciao de fondo, en dirección al punto de encuentro en Kadiköy”, escribió Turan, periodista afín al gobierno. “Puede que encontréis normal que esas personas se reúnan en Kadiköy, símbolo de la oposición contra Erdogan, pero no, yo no creo que eso sea normal”, añadió en un segundo tweet.
En otro de los anuncios promocionales se podía leer “Berlín es nuestro padre”, en alusión a uno de los personajes de la ficción, cabecilla de la banda, e interpretado por el actor Pedro Alonso. Sin embargo, Turan lo llevó al terreno burocrático y económico. “Los que sigan la serie quizá tengan una explicación. Pero para mí [el mensaje] tiene que ver con la economía, la burocracia, el banco central y el aumento del valor del dólar”, dijo. “Ese no es ni siquiera un mensaje subliminal, es un mensaje claro e internacional”.
El comentarista lleva días twitteando sobre lo que para él son mensajes subliminales en contra del gobierno, que supuestamente estarían incitando a la oposición, y “especialmente a los miembros de FETÖ”, a salir a la calle. “La solución se muestra en forma de armas”, añadió, sugiriendo que ésta podría tomar la forma de “asesinato político, terrorismo o golpe militar”.
Acusaciones de este tipo son ya algo habitual en Turquía, que ha encarcelado a escritores y periodistas por el mismo motivo. Es el caso de los hermanos Ahmet y Mehmet Altan, escritor y periodista, que fueron condenados a cadena perpetua acusados de enviar “mensajes subliminales” a los golpistas durante su aparición en un programa televisión el 14 de julio de 2016, un día antes del intento de golpe de estado.
Turan no ha sido el único en ver este tipo de mensajes en La casa de papel. El exalcalde de Ankara, Melih Gökçek, famoso por sus salidas de tono en Twitter –como la vez que aseguró que potencias extranjeras estaban detrás de los terremotos sufridos en Turquía–, también se ha hecho eco de la teoría conspiratoria.
Gökçek asegura que el tráiler estaría llamando al asesinato de Ali Koç, uno de los hombres de negocios más importantes de Turquía, y a quien sacan parecido con uno de los personajes representado en el video promocional.
“Las cosas se van a poner muy feas, y yo no soy de quedarme quieta. Soy más bien de liarme a tiros”. La frase, pronunciada por Tokio, que interpreta la actriz Úrsula Corberó, también resulta sospechosa al ex alcalde, que ha llamado a una investigación de las autoridades sobre la serie.
Hace apenas un mes, el blog sobre series del diario Le Monde en Francia, donde la serie también está teniendo gran éxito, describió La casa de papel como una “alegoría sobre la rebelión”. “Esta ficción es sobre todo política, un himno al coraje y la necesidad de pensar por uno mismo”, dice Pierre Sérisier de la ficción de Aléx Pina.
Aunque ni Ankara ni Netflix Turquía se han pronunciado por el momento sobre lo ocurrido, prácticamente la totalidad de la prensa local se ha hecho eco de las acusaciones de Gökçek y Turan.
En Turquía, una nueva ‘ley de internet’, aprobada a finales de marzo, permitiría a la autoridad de radio y televisión turca regular el contenido online, que hasta ahora se había convertido en la vía de escape para muchos programas susceptibles de ser censurados.
La nueva ley obliga a las plataformas online a obtener permiso previo de la autoridad competente antes de poder emitir, y ésta tendría control sobre el contenido disponible en streaming, pudiendo solicitar su eliminación o restricción en la plataforma. De considerarse que La casa de papel está enviando un mensaje político, Netflix podría verse obligada a eliminarla de su plataforma para los usuarios turcos, o arriesgarse a ser bloqueada por completo por los proveedores de internet, como ya ocurrió con Wikipedia.