La Santa Sede ha informado a través de un comunicado que el papa Francisco aceptó la renuncia presentada por los obispos Juan Barros, de Osorno, Gonzalo Duarte, de Valparaíso y de Caro Cordero, de Puerto Montt, tras los escándalos en Chile por la falta de transparencia de la Iglesia en la gestión de casos de abusos sexuales a menores.
"Empieza un nuevo día en la Iglesia Católica de Chile. Se van tres obispos corruptos y seguirán más" publicó en Twitter Juan Carlos Cruz, una de las víctimas del párroco Fernando Karadima, que hace algunas semanas fue recibido por el papa en el Vaticano junto a otros dos abusados por el sacerdote suspendido. Lo importante para él es crear una cultura de prevención.
Hace seis meses el papa viajó a Chile para encontrarse con que todo lo que le habían contado sus obispos sobre el manejo de casos de abusos sexuales no era cierto. Francisco intentó ser leal a ellos, pero cuando regresó a Roma la opinión pública lo criticó de forma contundente, y se vio obligado a abrir una investigación.
Cuando el pontífice la leyó cambió el tono y se puso de lado de las víctimas, lo que produjo la renuncia de todos los obispos chilenos en bloque y su admisión de haber cometido cometido grandes errores y omisiones. Puede haber más renuncias en los próximos días porque no se han examinado todos los casos.