Después de impulsar a su partido hasta llegar al Gobierno italiano, el líder ultraderechista Matteo Salvini aspira a crear una Liga nacionalista en Europa desde el próximo año, según avanzó hoy en el encuentro actual de su formación en la norteña Pontida.
La cita este año contaba con un cariz especial, habida cuenta de que el "capitán" Salvini acudía a celebrar sus triunfos electorales ya como nuevo ministro del Interior y vicepresidente del Ejecutivo que controla junto a los populistas del Movimiento Cinco Estrellas.
La Liga Norte escenificó durante años en las colinas de Pontida su deseo de independencia para las regiones septentrionales pero el partido, guiado por Salvini desde 2013, ha adoptado una postura nacionalista y se ha lanzado a la conquista del sur del país. Un fenómeno patente en los miles de asistentes al acto: algunos vestidos con el verde de la tradicional Liga regionalista y otros en cambio con el azul del Salvini que clama "Primero los italianos".
Ante todos ellos, el político de 45 años se presentó descamisado y eufórico sobre el escenario por el que antes habían pasado sus ministros, mientras un tenor entonaba el aria "Nessun dorma" de la "Turandot" de Puccini, con una letra simbólica: "Al alba triunfaré".
"Dar voz" a los decepcionados
Lo primero que hizo fue celebrar los resultados de su partido pero rechazó conformismos pues "el objetivo es cambiar Europa" y "dar voz" a los decepcionados por sus políticas económicas.
Por eso apostó por "una liga de ligas en Europa que aúne a todos los movimientos libres, orgullosos y soberanos que quieran defender a su propia población, sus fronteras, sus fábricas, sus empresas agrícolas y el bienestar de sus propios hijos". "Es este el futuro pacífico y sonriente sobre el que estamos trabajando", subrayó.
Salvini arremetió contra todos aquellos que creen que esta UE "no se puede tocar porque garantiza la paz y la amistad entre pueblos", al considerar que "los pueblos en Europa no han estado tan enfrentados como en la actualidad".
Por eso su receta, de tintes nacionalistas, será "la última esperanza para esta Europa de seguir viva". "Solo si las ideas de la Liga llegan a Francia, Alemania, España, Polonia, Austria, Hungría, Dinamarca o Portugal, esta Europa tendrá la esperanza de existir", apostó.
Ataques a Macron
Y como viene siendo habitual, atacó de forma velada a la Francia de Emmanuel Macron, tras varios desencuentros por la gestión migratoria, y lo hizo aludiendo al Mundial de fútbol, lamentando la eliminación de Argentina: "Messi ya no es el que era", ironizó.
En cualquier caso adelantó que este ascenso de la Liga es "solo el inicio" y que emprenderá su recorrido "a nivel continental" desde el próximo año, cuando se celebran elecciones al Parlamento Europeo.
Salvini también ninguneó a la izquierda, criticó a periodistas, prometió defender "el derecho de los niños a tener una mamá y un papá" sin restar derechos a los gais y tiró de Catecismo para decir que la acogida de inmigrantes debe ser en la medida de lo posible.
Este tema, en el que cumple como ministro la "mano firme" que prometió al imposibilitar los rescate de las ONG, estuvo muy presente y agradeció a los guardacostas de la conflictiva Libia por interceptar "desesperados" en el mar e impedir su llegada a Italia.
Por otro lado defendió "la familia" como base de la sociedad y en contra de "aquellos" que apuestan por un mundo abierto y que ponen en riesgo la civilización actual, en incluso atacó a la compañía Coca Cola, "que promocionan el Orgullo Gay para vender más".
Tintes populistas
El "Capitán" derrochó guiños y simpatía hacia su "familia", el público, hasta el punto de dejar de hablar hasta que los voluntarios no dieran agua a una mujer en primera fila bajo el sol. Y no dudó en blandir un rosario o fotografiarse, emocionado, con la madre del eurodiputado Gianluca Buonanno, muerto hace dos años.
Pero si por algo se recordará la Pontida de este año será porque la Liga de Salvini, lejos de la fundada por el controvertido Umberto Bossi en 1989, reunió en sus verdes praderas a italianos del norte y del sur, unidos, dijo el líder, como una "hermandad".
Y es que lejos quedan ya los tiempos en los que se anhelaba la libertad de la Padania, una región ficticia al norte del río Po, y se rememoraba el juramento que según la tradición los señores prestaron en la abadía del municipio en 1167, para dar lugar a la "Liga lombarda" que derrotó al emperador Federico I "Barbarroja".