Las autoridades del país han dicho que los incendios podrían haber sido provocados. El Gobierno griego le ha pedido ayuda a sus socios europeos para contrarrestar el incendio y a Estados Unidos le ha solicitado un dron para rastrear cualquier "actividad sospechosa", según el portavoz del gobierno griego. Estas sospechas surgieron porque en la tarde del lunes se desataron 15 incendios simultáneos en distintos lugares de Ática. Para muchos ciudadanos, la especulación inmobiliaria y el intento de construir parques eólicos pudieran ser las motivaciones detrás de los hechos.
Arboles calcinados, coches carbonizados y casas devoradas por el fuego es lo que queda en una zona hasta ayer de veraneo a tan sólo 30 kilómetros de Atenas, donde las llamas se han cobrado 74 vidas y ha dejado 182 heridos. Las autoridades todavía desconocen el número de desaparecidos. A pesar de la ayuda internacional y el despliegue de centenares de bomberos y de numerosos medios terrestres y aéreos, los dos grandes frentes que asolan la región todavía no han podido extinguirse.
Delante de las casas en parte o completamente destrozadas se reúnen grupos de vecinos con lágrimas en los ojos para intentar darse cuenta de lo que les ocurrió y salvar algunas pertenencias. Bomberos, Fuerzas Armadas, vecinos e iniciativas privadas se han movilizado para dar respuesta a esta tragedia. En las calles sólo suenan sirenas de los camiones cisternas, los coches se mueven de un lado a otro y el zumbido de los aviones que aterrizan sobre el mar para cargar agua.