Imran Khan: de 'playboy' a ganador de las elecciones en Pakistán
- Khan se presentó en la campaña electoral como un antídoto populista a todos los años de mandato de las élites que han arruinado Pakistán.
- El partido de Sharif rechaza los resultados de las elecciones en Pakistán.
Dominó los terrenos de juego del críquet, se ganó fama de playboy en la noche londinense de los años 80 y ahora se perfila como líder de una potencia nuclear de 205 millones de personas golpeada por el terrorismo y la inestabilidad económica.
Imran Khan, de 65 años, lleva 21 en política repitiendo mensajes de anticorrupción, ataques contra las élites tradicionales y la promesa de crear un Estado de bienestar islámico, una concepto que no ha explicado en profundidad todavía.
El político, que antes se le veía de fiesta con estrellas del rock, ha dado un giro conservador en los últimos años y ha cambiado las noches de discoteca en las capitales europeas por la religión. La transformación ha sido tan pronunciada que se ha ganado incluso el apodo de talibán Khan entre sus detractores por sus llamadas al diálogo con los talibanes, que con sus ataques han causado miles de muertos en el país. Sin embargo, no ha perdido toda su esencia porque el símbolo de su partido político es un bate de críquet.
En esta campaña, con su popularidad y carisma, ha defendido la ley de la blasfemia, denunciada como arma contra las minorías del país de mayoría musulmán, y ha remarcado que Estados Unidos debe abandonar Afganistán. Su discurso político, con frases como "en 90 días acabaré con el terrorismo, ha sido tachado de populista por sus contrincantes y algunos analistas.
En 1996 fundó su partido, el Pakistán Tehreek-i-Insaf (PTI), con el que logró conseguir un escaño en los comicios de 2002, controlados por el régimen militar de Pervez Musharraf. Según explica él mismo en alguna de sus varias biografías, la corrupción rampante en el Pakistán de la década de 1990 le hizo darse cuenta de que uno de los grandes problemas del país era la absoluta falta de compromiso de la élite con el futuro de su nación.
Los pakistaníes han sido testigos de cómo una dinastía política tras otra se enriquece mientras el país se derrumba. Los hospitales públicos están en mal estado; la mortalidad infantil ha alcanzado tasas altas; y los jóvenes huyen del país cada año en busca de trabajo como conductores, conserjes y trabajadores de la construcción porque hay pocos puestos de trabajos decentes en Pakistán. Khan se ha presentado como un antídoto populista al monopolio egoísta de las élites.
Aunque provenga de una familia adinerada, y se le ha visto cerca de mandatarios de otras naciones, como la princesa Diana de Gales, el candidato vencedor no tiene ninguna mancha por corrupción y esto le permite criticar libremente a los políticos anteriores. Pero algunos consideran que "él es un títere", como la politóloga C. Christine Faire, que le dijo al New York Times que "él está donde está ahora gracias al ejército y al servicio de inteligencia militar", que según ella han hecho todo lo posible para garantizar su triunfo.
A pesar de su creciente popularidad, el resto de fuerzas no tomaron en serio a Khan hasta que a finales de 2011 reunió a casi 100.000 personas en un mitin en Lahore y anunció que su tsunami iba a arrasar en los siguientes comicios. En las elecciones de 2013 se le consideró el único rival capaz de hacer frente a la Liga Musulmana de Pakistán (PML-N) de Nawaz Sharif.
En 2016 lideró las protestas tras la aparición de los papeles de Panamá que desvelaron que tres de los cuatro hijos del primer ministro Nawaz Sharif tenían propiedades en Londres adquiridas de forma poco clara. El Tribunal Supremo inhabilitó a Sharif en julio de 2017 y hace poco un tribunal anticorrupción lo condenó a 10 años de prisión.
Khan se ha casado tres veces, la primera en 1995 con la hija del multimillonario británico James Goldsmith, Jemima, con la que tuvo dos hijos en nueve años de matrimonio. En enero de 2015 contrajo nupcias con una periodista británico-paquistaní con la que duró apenas nueve meses. De nuevo, a principios de este año, se casó con su consejera espiritual, Bushra Maneka, que acudió a la ceremonia totalmente cubierta con un velo.