Este sábado agentes de la policía migratoria arrestaron a su marido, Joel Arrona Lara, en una gasolinera de San Bernardino, al este de Los Ángeles, California, cuando la llevaba al hospital para dar a luz mediante una cesárea programada.
Las cámaras de seguridad grabaron cómo dos vehículos bloquearon el paso del coche en el que viajaba el matrimonio mexicano después de que ambos entraran en la estación de servicio. Según asegura Venegas, de 32 años, los agentes de Inmigración les pidieron una identificación. Ella aportó la suya, pero su marido se la había dejado en casa en su carrera hacia el hospital.
Las imágenes de vigilancia muestran a los policías esposando a Arrona, de 35 años, y alejándose del lugar dejando sola a la mujer en la gasolinera, sollozando. La mujer detalló que condujo hasta el hospital para poder asistir a la cesárea que tenía programada y dar a luz a su hijo.
"Me siento terrible", explicó la mujer en una llamada telefónica, mientras su hijo recién nacido Damian lloraba de fondo. Lamentó que ahora ella y los niños necesitan a su esposo "más que nunca". Además, detalló que Arrona es un gran trabajador y el único proveedor de la familia.
Venegas y su esposo llevan viviendo en Estados Unidos unos doce años. Llegaron desde la ciudad de León, en el estado de Guanajuato, en el centro de México. No tienen autorización legal para vivir en el país, pero sus cinco hijos son ciudadanos estadounidenses.
Según un comunicado emitido este sábado por la tarde por el Servicio de Inmigración y Aduanas de EE.UU., sobre Arrona había una orden de arresto pendiente por un caso de homicidio en México.
Por el momento, el hombre permanecerá bajo custodia a la espera de iniciar los procedimientos de deportación. A pesar de que la unidad de inmigración suele priorizar la detención de inmigrantes que sean miembros de pandillas, delincuentes sexuales infantiles o personas que han tenido condenas previas por crímenes violentos, según el comunicado la agencia "ya no eximirá a las clases o categorías de extranjeros que puedan ser deportados".
"Cualquiera que infrinja las leyes de inmigración puede estar sujeto a arresto por la policía migratoria, detenerlo y, si se descubre que pueden ser deportados por orden judicial, expulsarlos de EE.UU.", detalló la nota.