Carismático, comedido y, mal que le pesara a Trump, un héroe de guerra. John McCain, senador republicano, excandidato a la presidencia de Estados Unidos y veterano de la guerra de Vietnam, murió la noche del sábado a los 81 años. Con su fallecimiento se apaga una de las voces más críticas contra el actual presidente.
Paradójicamente, en las horas previas a su funeral, es cuando se ha evidenciado la notable polarización de opiniones en torno a Trump, en la medida en que han sido muchas las voces, algunas desde gabinetes de otros países, que no han dudado en lamentar efusivamente el adiós del senador republicano y, con ello, posicionarse de alguna manera en contra del presidente, que encontró en su 'compañero' de partido uno de sus críticos más enconados.
Uno de los roces más significativos entre ambos vino a cuenta de la estancia en el Ejército del senador. McCain, un veterano de la Armada que fue prisionero de guerra y sufrió torturas durante cinco años en Vietnam, saltó a la fama internacional durante su campaña presidencial de 2008 contra Barack Obama, y en los últimos años había acaparado titulares por sus amargos desencuentros con el actual mandatario estadounidense.
Trump, excluido del funeral
El enfrentamiento alcanzó tal nivel que incluso el mismo McCain, a través de personas cercanas, comunicaron a la Casa Blanca que el senador no quería que Trump asistiera a su funeral y prefería que Pence fuera en su lugar, según la cadena NBC News.
Trump evitó tener palabras amables con McCain antes de su muerte y tampoco mejoró mucho la situación tras conocerse la noticia. Únicamente un tuit escueto en el que también se ahorraba cualquier elogio hacia su compañero de partido: "Mi más profunda compasión y respeto para la familia del senador John McCain. ¡Nuestros corazones y nuestras oraciones están con ustedes!", escribió el presidente en Twitter.
La primera dama, Melania Trump, sí agradeció a McCain "su servicio a la nación", y el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, destacó en un tuit "la carrera de servicio al país" del senador, "tanto en las Fuerzas Armadas como en la vida pública".
Rivalidad elegante con Obama
Sin Trump, los únicos presidentes que se espera que acudan a las honras fúnebres serán Obama y el expresidente George W. Bush (2001-2009), quienes además hablarán en la ceremonia. Obama emitió un emotivo comunicado sobre el que fuera su rival en las elecciones de 2008, de quien dijo que "pocos han superado las pruebas que él superó" como prisionero de guerra.
"John McCain y yo fuimos miembros de generaciones diferentes, vinimos de contextos completamente diferentes, y competimos en el nivel más alto de la política. Pero compartimos una fidelidad a algo superior: los ideales por los que generaciones de estadounidenses e inmigrantes han luchado, combatido y sacrificado", afirmó Obama.
Muchos en ambos lados del espectro político estadounidense recuerdan aún cómo reaccionó McCain cuando, durante la campaña de 2008, una de sus votantes criticó a Obama y le llamó "árabe". "No, señora. Él es un hombre de familia decente", replicó McCain, quien también pidió a sus simpatizantes que no tuvieran "miedo" de una posible Presidencia de Obama.
Conocido como el "inconformista" de su partido, McCain no tenía problemas a la hora de desafiar los cánones establecidos en el aparato republicano, y aunque al final de su carrera se asentó en un terreno moderado, su voz siguió caracterizada por la independencia, mediante sus críticas a las políticas de Trump.
La relación entre ambos fue tensa desde el comienzo de la campaña electoral de Trump, quien dijo en 2015 que, aunque a McCain se le considerara un "héroe de guerra" por haber estado preso en Vietnam, a él le gustaba más "la gente que no ha sido capturada".
McCain criticó en varias ocasiones la política exterior de Trump tras su llegada al poder, y la tensión que bullía entre ambos tuvo su máxima expresión en una votación en el Senado sobre una medida que habría derogado la reforma sanitaria de Obama, en julio de 2017.
Una afrenta casi personal
El senador, que acababa de ser diagnosticado de cáncer, hundió las perspectivas de esa ley con un voto negativo, mostrando la mano con el pulgar hacia abajo, que emitió de madrugada en el pleno del Senado y del que Trump aún habla amargamente en sus mítines.
El mes pasado, McCain criticó duramente la conferencia de prensa que Trump dio en Helsinki junto al presidente ruso, Vladímir Putin, y advirtió del "daño" que causaría la "ingenuidad, egoísmo" y "simpatía por los autócratas" del mandatario estadounidense.
McCain también se atrevió la década pasada a condenar las torturas de la CIA contra sospechosos de terrorismo, y se ganó la simpatía de muchos hispanos por su defensa de una reforma migratoria que incluyera un camino a la ciudadanía para los indocumentados.
Nacido en 1936 en el canal de Panamá, cuando éste aún estaba bajo control estadounidense, el senador se casó dos veces y con su ahora viuda, Cindy, tuvo siete hijos que le dieron cinco nietos.