“Propongo que la igualdad en la herencia se convierta en ley”, dijo el presidente de Túnez , Beji Caid Essebsi, en un discurso que movilizó a las calles a miles de personas para pronunciarse sobre su iniciativa legal, que enfrenta las ideologías de los parlamentarios modernistas e islamistas en el país.
La propuesta del presidente, que instó a aprobar "sin demora", ha recibido el rechazo de gran parte de la casta religiosa, porque la consideran contradictoria a los principios de la Sharia o ley Islámica. "Es como si estuviéramos diciendo que Dios es injusto con las mujeres, algo que es enteramente falso. Existen muchas mujeres que heredan incluso más que los hombres", le dijo Fatma Chakout, profesora de una universidad islámica a Le Monde.
Bajo la legislación actual, las mujeres sólo heredan la mitad de lo que reciben los hombres, aunque tengan el mismo grado de parentesco, porque el reparto se hace en función de las necesidades. Esta desigualdad está inspirada en el versículo 11 de la Sura 4 ("Mujeres") del Corán. Ante la oposición de los conservadores, Essebsi buscó un punto medio y propuso que aquellas familias que desearan continuar con la asignación basada en la ley islámica podrían hacerlo.
Pero esto no fue suficiente para contentar a los islamistas conservadores, que han tachado de infiel al jefe de Estado. "La herencia en el Islam está claramente explicada en El Corán y no se puede ni interpretar ni ser modificada", explicó en una conferencia el clérigo y exministro tunecino de Asuntos Religiosos Noureddine Khadmi.
Ali Laaridi, uno de los fundadores del partido Ennahda y exprimer ministro, afirmó que es conveniente "respetar el espíritu de la Constitución. La conformidad entre la ley divina y la legislación es un imperativo de orden social". Su compañero político, Hamadi Jabali aseguró que la propuesta de Essebsi atenta contra la Carta Magna y sólo contenta a una pequeña franja de la sociedad "en detrimento de todo el pueblo tunecino”. En su opinión, la propuesta "supone una amenaza a la paz social" y desvía la atención a un tema secundario que no responde a los problemas reales: paro, terrorismo, carestías de la sociedad, en declaraciones que recoge el diario francés.
Para Mounia Amid, profesora de español en una universidad tunecina, este movimiento comenzó con la revolución que acabó con la dictadura de Zinedin el Abedin Ben Alí en 2011 y se trata "simplemente de ser coherente con lo que se ha puesto en la constitución. En ella pone que debe existir la igualdad entre hombres y mujeres". Amid subrayó que aunque cree que es aún un tema tabú, la sociedad comienza a distinguir entre religión y derechos, algo que "quizás para los países desarrollados es algo obvio pero aquí no".
La irrupción gradual de las mujeres en el mercado laboral desde el 2011 dejó obsoleta la justificación de esta desigualdad. Hoy en día las mujeres participan de manera activa en la formación del patrimonio familiar, y el hombre ha dejado de ser el principal proveedor de sustento económico en los hogares. Las activistas quieren ajustar la norma jurídica a la realidad socioeconómica del país. "Túnez es un Estado civil y decir que su referencia es religiosa es un error", dijo el presidente en un claro mensaje a los sectores más conservadores que defienden que el Estado es el protector de los preceptos del islam.
El líder del partido islamista Ennahda, segunda fuerza política, Richard Ghannuchi, no se ha pronunciado sobre la propuesta del Presidente. Ghannuchi inició el año pasado un proceso de regeneración interno en su partido, en el que buscaba cambiar la imagen de su colectivo y separarlo de la religión.Su posición sobre esta iniciativa dejará ver si estos cambios buscan cambiar de raíz al país o si son un maquillaje para disimular su permanencia en la tradición.
Un presidente contra la homosexualidad
En un discurso el pasado 13 de agosto, Essebsi elogió la labor del Comité sobre Libertades e Igualdad Individuales (Colibe), que él mismo fundó hace un año. Sin embargo, el mandatario evitó justificar su rechazo a apoyar algunas de las medidas que el grupo proponía para impulsar la inclusión de los homosexuales en el país y cumplir con los convenios internacionales a los que Túnez está inscrito.
"Este es un proyecto de civilización", dijo la presidenta de Colibe, Belhaj Hmida, en referencia a un conjunto de reformas propuestas en junio. Entre otras recomendaciones, el colectivo defendía la igualdad en la herencia, la abolición de la pena de muerte, la despenalización de la homosexualidad y la eliminación del estatus de "cabeza de familia" conferido al hombre.
El Presidente dio el “sí” a la igualdad en la herencia, pero no dijo ninguna palabra sobre el resto. Según el artículo 230 del Código Penal, los homosexuales son castigados con hasta tres años de prisión. "Estamos muy decepcionados", dijo a Le Monde Badr Baabou, presidente de Damj, una de las cuatro asociaciones del movimiento LGBT en Túnez. y agregó que el "progresismo" del jefe de Estado es selectivo.
El país musulmán norteafricano concede a las mujeres más derechos que otros de la región. Desde el año pasado la legislación permite que las mujeres se casen con hombres no musulmanes. Y en 2014 el Parlamento aprobó una constitución que otorga amplios derechos políticos, limita el papel de la religión y prevé elecciones libres. La desigualdad en la repartición de la herencia entre hombres y mujeres es una de las propuestas hacia la que los musulmanes siguen mostrando resistencia al cambio.