“Cuando cumplí 20 años supe que no tendría que hacerle la pelota a nadie. Nunca he escrito nada por dinero ni he firmado nada de lo que me haya arrepentido. Yo lucho por la libertad de los demás porque la mía es imposible de expresar. No se puede generalizar y si finjo que se puede, arriesgo mi vida”. Definir a Bernard-Henri Lévy (Beni Saf, Argelia, 1948) con solo una de sus frases es obviar las múltiples aristas de un escritor, filósofo y activista que ha alcanzado la categoría de estrella mediática gracias a su perspectiva privilegiada.
La soberbia declaración que inaugura estas líneas sí atrapa lo esencial del inabarcable espíritu de Lévy: un intelectual de acción con alma de reportero, directamente conectado con las altas instancias del poder y con un conocimiento ilimitado de todo lo que ocurre en cada rincón del planeta. “Soy alguien que cree que puede cambiar e influir y lo hago con pasión, con una energía explosiva”, explicó al ser preguntado por un periodista de Vanity Fair en 2003: ¿Quién es Bernard-Henri Lévy?
Si por aquel entonces acababa de completar una misión diplomática en Afganistán por encargo del Gobierno de Chirac, hoy se mensajea con frecuencia con Emmanuel Macron o representa, en un teatro de Londres, un monólogo para implorar a los británicos que no se vayan de la Unión Europea -Last Exit Before Brexit-. Presente en todos los frentes y conocido en Francia tan sólo con sus iniciales -BHL-, el prestigioso intelectual galo llega a las páginas de EL ESPAÑOL para aportar una mirada distinguida a la sección de Internacional.
“Conozco desde hace 40 años a Bernard-Henri Lévy. Todavía recuerdo como puso en pie al Teatro Martín en Madrid en defensa de la libertad frente a los totalitarismos en un acto de la CNT a comienzos de la Transición”, recuerda Pedro J. Ramírez.
En la crónica de Abc de aquel acto político que en 1979 reunió a Lévy, Fernando Arrabal y Sánchez Dragó, se recoge la afilada respuesta del intelectual francés a una “socióloga progre” que le interpeló por confundir marxismo con estalinismo: “Los refugiados de Camboya no saben la diferencia entre marxismo y estalinismo… ellos saben que en la puerta de su campo de concentración hay grabadas citas de Marx. La mitad de la Humanidad desconoce la diferencia porque carece de preparación para entrar en ese debate académico”.
El humanista integral
El director de EL ESPAÑOL define el fichaje de Lévy como “un gran refuerzo” para el periódico. “Durante todo este tiempo, BHL ha sido el humanista integral, el filósofo, el novelista, el autor teatral, el reportero, el cineasta, el especialista en Historia del arte… Siempre con un denominador común: la defensa de las ideas liberales del individualismo, del racionalismo y de los valores europeos”, explica Ramírez.
Para entender por qué nunca un intelectual como Lévy ha sido capaz de estar tan presente en todos los frentes sólo hace falta echar un vistazo a su obra y a su biografía. BHL ha defendido por tierra, mar y aire todo tipo de causas. Con una honestidad brutal y bajo el aura de un profeta provocador que es capaz de pronosticar el auge del ultraderechista Frente Nacional en la Francia de Miterrand o desnudar ante los ojos de Occidente los peligros geopolíticos del extremismo encubierto de la Turquía de Erdogan.
Nacido en Argelia, en el seno de una familia acomodada de origen judío-sefardita, Lévy pasó sus primeros años de vida en Marruecos antes de que su familia se viera obligada a establecerse en Francia en 1954. Tras cursar sus estudios obligatorios, accede a la Ecole Normale Supérieure de París, donde se empezó a forjar su espíritu crítico bajo las enseñanzas de Jacques Derrida y Louis Althusser. En ese centro de estudios se codeó con la élite de la sociedad francesa y hasta flirteó con grupos maoístas, según confiesa la biografía de su web oficial. En 1969 pasa una larga temporada en México trabajando en un ensayo sobre la “nacionalización del imperialismo” hasta que se publica en Les Temps Modernes y se desplaza a Israel en 1970. Estas visitas le abocan a romper con la retórica antisionista de sus contemporáneos.
De vuelta a Francia, compagina la elaboración de su tesis con la publicación de sus primeros artículos en el histórico diario Combat. Los textos destacaron por denunciar al marxismo como una doctrina que se acercaba más a la represión que a la liberación. También en las páginas de esa publicación, Levy se curtió como periodista explicando el conflicto de Irlanda del Norte o contando historias de la Francia rural.
A finales de 1971 se estrena como reportero de guerra en Bangladesh escribiendo crónicas para la misma publicación y recopilando experiencias para la posterior publicación de Bangladesh, nacionalismo dentro de la revolución (1973), su primer libro. Con 28 años se convirtió en el miembro más destacado de los ‘Nuevos filósofos’, un grupo de intelectuales procedentes de la izquierda, participantes activos de mayo del 68, que se caracterizaron por su desencanto ante el marxismo y su rigurosa aversión hacia las estructuras de poder que consideraban potencialmente totalitarias.
El máximo exponente de este desengaño con los efectos de las revoluciones marxistas quedó plasmado en La barbarie con rostro humano, quizá su obra más destacada. En ella acusa a Marx de ser el “Maquiavelo de nuestro siglo” más que “el apóstol de la liberación de los pueblos”. El genio del judaísmo, ¿Quién mató a Daniel Pearl? o American Vertigo completan la 'biblioteca' más celebrada de Levy, sin olvidar sus creaciones como cineasta y autor teatral, con los documentales Peshmerga o Bosna! o la reciente obra Last Exit Before Brexit.
Cambiando la Historia
“Levy ha sido el paradigma del compromiso con las causas difíciles, las que nadie quería defender. Desde los combatientes afganos contra la URSS hasta los kurdos traicionados por el juego de las grandes potencias”, resume Pedro J. Ramírez sobre la trayectoria de BHL.
Durante las últimas cuatro décadas, se ha embarcado en múltiples causas para empoderar a las poblaciones árabes y de color contra el auge del fascismo en Francia o combatir el populismo en el Viejo Continente. Fue también Lévy quien lanzó la señal de alarma para que el mundo prestara atención a Bosnia en los años noventa.
Su acceso a las altas esferas del poder es de tal magnitud que se puede afirmar, sin miedo a equivocarse, que Lévy ha conseguido influir hasta el punto de cambiar el rumbo de la Historia. En 2011 convenció a Sarkozy de involucrarse primero diplomáticamente y luego militarmente en Libia para derrocar a Gadafi, según admite él mismo en el libro La guerra sin amarla.
Casi un personaje de película, BHL ha encontrado ahora la más esencial, la más antigua y la más vanguardista de todas las causas: “La defensa de la idea europea de la libertad frente a todos los populismos: desde la ultraderecha hasta la ultraizquierda. Desde Putin hasta Trump”, analiza el director de EL ESPAÑOL. De todo eso escribirá Lévy a partir de este domingo en las páginas de este diario. “BHL es como un nuevo Don Quijote, está dispuesto a poner su lanza al servicio del más posible de los sueños imposibles: la Europa democrática, la Europa unida política y culturalmente. Para EL ESPAÑOL va a ser un orgullo y una satisfacción acompañarle en sus próximas correrías como caballero andante”, concluye Pedro J. Ramírez.