El Gobierno de Arabia Saudí reacciona ante las sospechas globales por su papel en la desaparición del periodista crítico Jamal Khashoggi en el consulado de Riad en Estambul. El Ejecutivo turco de Recep Tayyip Erdogan, dice tener pruebas de audio y vídeo de que el columnista del Wahington Post nunca salió del edificio diplomático porque fue asesinado y descuartizado en las mismas dependencias.
Riad lo niega y no sólo eso, sino que ha pasado a la acción amenazando a quien ose imponerle sanciones con que "cualquier castigo será respondido con uno mayor" y, según fuentes consultadas por EL ESPAÑOL, sugiriendo una guerra comercial: "La economía saudí juega un rol vital e influyente en la economía global".
Ante el silencio de la Unión Europea, cuya Alta Representante, la italiana Federica Mogherini, se ha limitado a pedir una investigación, y de países como España -cuyos lazos comerciales con Riad son muy importantes-, el alto funcionario de Riad añade que "el Reino acoge con aprecio la posición que han tomado países hermanos contra la campaña de acusaciones y alegatos falsos".
Todo porque Arabia Saudí cosidera que estos movimientos obedecen a "presiones políticas" que repiten "acusaciones falsas" para "socavar" a Riad, sus posiciones y "su estatus a nivel árabe, islámico e internacional". Pero el alto funcionario advierte: "Cualquier intento deleznable en este sentido acabará, al igual que los anteriores, desvaneciéndose".
Comunicado conjunto de Londres, París y Berlín
Este mismo domingo, los ministros de Asuntos Exteriores de Reino Unido, Francia y Alemania se ha unido en un comunicado conjunto en el que expresan su "grave preocupación" y exigen una "investigación creíble" de un incidente que califican como "de la mayor gravedad".
Khashoggi, crítico del gobierno saudí, desapareció el pasado 2 de octubre después de visitar su consulado en Estambul. El alto funcionario saudí al que ha tenido acceso este periódico ha declarado a la BBC que Riad insiste en "su rechazo total a cualquier amenaza o intento de socavarla, ya sea a través de amenazas para imponer sanciones económicas o el uso de presión política".
Precisamente ha sido esta fuente anónima del Ministerio de Comunicación saudí la que ha dejado clara la amenaza del reino petrolero, advirtiendo de su "rol vital" en la "economía global".
MBS ve peligrar su 'Davos del desierto'
Ahora, la batalla diplomática se juega, pues en el tablero de la economía. En poco más de una semana, está prevista una gran cumbre comercial en Riad, conocida como el Davos del desierto. Con el príncipe heredero Mohamed bin Salman (MBS) como anfitrión, la cita pretende reunir a actores globales de alto nivel, como gobiernos, grandes empresas transnacionales y patrocinadores mediáticos. Algunos de ellos, ya han anunciado que declinan la participación; otros, advierten de que lo harán si no hay "explicaciones creíbles" por parte de Arabia Saudí.
Fuentes diplomáticas han confirmado a la cadena británica BBC que el secretario del Tesoro de estadounidense, Steve Mnuchin, y el de Comercio Internacional británico, Liam Fox, sopesan en estos momentos su decisión al respecto. De hecho, Larry Kudlow, asistente de la Casa Blanca, ha confirmado a ABC News que, por ahora Mnuchin no ha cancelado su viaje, pero que tomará un decisión definitiva "a medida que surja nueva información".
El evento pretende promover el programa de reformas de MBS, conocido como Visión 2030, un plan con diferentes ramificaciones económicas, sociales y políticas, que abre los mercados del país petrolero a la inversión internacional en diferentes campos: turismo, infraestructuras, industria y finanzas.
En qué punto está la investigación
Los gobiernos de Turquía y Arabia Saudí anunciaron el pasado viernes la creación de un equipo conjunto de investigación del incidente. Sin embargo, Ankara alega que los enviados de Riad no se reunieron con sus homólogos turcos, sino que priemro pidieron cita con altos funcionarios diplomáticos, para negociar.
El ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevut Cavusoglu, ha dicho que Arabia Saudita no ha cooperado hasta el momento como se esperaba, a pesar de lo dicho por el ministro del Interior saudí, el príncipe Abdulaziz bin Saud bin Naif bin Abdulaziz, que afirma que su país quiere descubrir "toda la verdad".
Cavusoglu considera clave que Riad permita a sus funcionarios entrar en el consulado donde se supone que pudo ser asesinado Khashoggi, pero este permiso todavía no ha llegado.
Los informes turcos sugieren que un equipo de unos 15 funcionarios viajaron desde Riad el mismo día en el que Khashoggi había entrado en el consulado para obtener el papeleo para un matrimonio, y que en las mismas dependencias se produjo el asalto. Según las citadas fuentes, se produjo una forcejeo y Khashoggi acabó siendo asesinado y descuartizado por un médico forense saudí que lo habría hecho con una sierra capaz de cortar huesos.
Sánchez, atrapado en una relación que no quiere
El suceso ha sacudido el mundo entero. Canadá y Francia tacharon de "horrible" lo sucedido y Donald Trump prometió "un castigo" a la monarquía absolutista saudí si se confirma el descuartizamiento de Khashoggi. ¿Y España? El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por ahora guarda silencio después de verse obligado, el mes pasado, a echar marcha atrás la suspensión de la venta de 400 bombas láser inteligente al Gobierno saudí.
Sánchez desautorizó a su ministra de Defensa afianzando la venta de estas bombas a Arabia Saudí un contrato firmado rpo el Ejecutivo de Rajoy que Robles había apostado por desbaratar, pero -ante el riesgo de que se rompiera el contrato de la construcción de cinco corbetas en los astilleros de Navantia en Cádiz- el presidente decidió seguir adelante. "No ha visto el impacto que podría tener esa medida", corrigió Sánchez a Robles en una entrevista con Ana Pastor en LaSexta.