Emanuela Orlandi tenía 15 años cuando desapareció en 1983. Era hija de un empleado del Vaticano, y el 22 de junio de ese año no se volvió a saber de ella. 35 años y varias investigaciones después, todavía es imposible saber qué pasó. Pero este caso podría estar muy cerca de resolverse.
La Policía de Italia está investigando el hallazgo de huesos humanos en la Embajada de Vaticano en el país durante unos trabajos de remodelación en el edificio, tal y como ha confirmado la Santa Sede.
Vaticano ha indicado que los restos, que podrían ser de Emanuela según medios italianos, han sido localizados "en un local anexo a la Nunciatura Apostólica en Italia", ubicada en el número 27 de vía Po. La Gendarmería trabaja en el lugar y el fiscal jefe, Giuseppe Pignatone, encabeza la investigación.
Para poder asignar identidad a los restos, la policía italiana junto con el poder judicial del país están cotejando, en particular, el cráneo y los dientes de los restos encontrados. Esta investigación podría tranquilizar a la familia Orlandi, pues después de 35 años de la desaparición, no se han rendido.
La desaparición
Emanuela Orlandi iba de camino a su clase de música en un edificio junto a la basílica de San Apolinar, al lado de la romana plaza Navona en junio del 83. Cuando desapareció, se barajó la posibilidad de que fuese una represalia hacia la familia, pues su padre trabajaba en la secretaría personal del Papa, entonces Juan Pablo II.
Una semana después, los secuestradores les enviaron a sus padres objetos personales de Emanuela, como la bolsa llevaba en el momento en que desapareció a la salida de la escuela de música a la que asistía.
Las posibles conexiones de la desaparición con las altas instancias vaticanas e incluso la mafia o el terrorista que intentó matar al papa Juan Pablo II, el caso dio mucho que hablar en Italia.
La familia sigue pidiendo justicia
"Es un derecho sacrosanto tener verdad y justicia, nunca nos rendiremos", dijo su hermano Pietro, a la agencia Ansa, en el último aniversario de su muerte. El hermano de Emanuela, después de que los fiscales de Roma cerraran la investigación, siguió su camino para encontrar justicia directamente de la corte vaticana.
Pietro abrió de nuevo hace un año el archivo de la desaparición de su hermana pero, según dice su abogada Laura Sgrò, "desde entonces no se ha hecho nada". La investigación se cerró por primera vez en 1997, y en 2008 se reabrió para cerrarse de nuevo en 2016.
Aunque la hipótesis de que los restos sean de Emanuela, cabe otra posibilidad. Y es que otra menor, Mirella Gregori, desapareció 40 días antes que Emanuela. Según su madre, respondió al telefonillo de su casa y dijo que era un amigo de la escuela y que iba a bajar a hablar con él un momento, pero nunca regresó. Aun así, los investigadores no descartan que ambos casos estén conectados.