El Gobierno de izquierdas de Portugal tampoco quiere corridas de toros en su país. Los vecinos lusos, que junto a las regiones del sur de Francia son los únicos países europeos con tradición taurina, ven languidecer la Fiesta sin que el Ejecutivo la apoye. Es más, el primer ministro, se declara claramente "antitaurino". El socialista António Costa, aseguró este domingo en un artículo de opinión divulgado en el diario luso Publico que no es partidario de las corridas de toros y que prefiere conceder a cada municipio la libertad de permitir o no la celebración de espectáculos taurinos en su territorio.
Con este artículo, Costa ha salido en defensa de la propuesta para los próximos Presupuestos Generales del Estado de mantener el IVA de los toros en el 13% y bajar al 6% otros espectáculos, como la música, la danza, el teatro o el circo.
Para el primer ministro "la fiscalidad no se destina sólo a la financiación del Estado, debe ser un instrumento de redistribución de rendimientos y puede ser un promotor de políticas e inductor de comportamientos".
En su opinión, considera "extemporáneo un referéndum sobre la materia" y recuerda cómo la lidia sin muerte, impuesta por ley en Portugal desde hace años, es "defendida por la generalidad de los aficionados" taurinos.
También reflexiona sobre la divulgación de las corridas en los medios de comunicación y asegura que le "choca que el servicio público de televisión transmita toros". Sin embargo, "no se me ocurre prohibir su transmisión", apostilló.
El primer ministro pide también respeto para los que como él "rechazan la corrida como manifestación pública de una cultura de violencia o de disfrute del sufrimiento animal".
Sobre las palabras de su ministra de Cultura, Graça Fonseca, que hace unos días aseguró que "la tauromaquia no es una cuestión de gusto, es una cuestión de civilización", Costa afirma que "una cierta opción es una cuestión de civilización", por lo que "no significa descalificar al oponente como incivilizado".