La campaña de Theresa May para que los diputados apoyen el acuerdo del brexit entró este fin de semana en la recta final, entre conjeturas de un retraso de la votación o de un viaje de la primera ministra a Bruselas para obtener concesiones. Y todo ello, con tensión creciente en la calle, donde se viven todo tipo de reivindicaciones al amparo de la salida del bloque europeo.
May afronta una anunciada derrota este martes, día 11, cuando la Cámara de los Comunes vote el acuerdo del brexit que ha negociado con el bloque europeo, pero que ha generado un amplio rechazo entre los parlamentarios a causa de la polémica "salvaguarda", pensada para evitar una frontera física entre Irlanda e Irlanda del Norte.
Diputados conservadores euroescépticos y muchos de la oposición, entre ellos los democráticounionistas de Irlanda del Norte, han dejado claro que votarán en contra del pacto, lo que hace casi imposible que May lo pueda sacar adelante ya que para ello necesita el respaldo de 320 parlamentarios y tiene 316 en los Comunes.
El exministro de Exteriores Boris Johnson, uno de los favoritos para sustituir a May en caso de un proceso interno contra ella, dijo hoy que el acuerdo del brexit puede ser utilizado por la UE para "chantajear" al Reino Unido durante las futuras negociaciones acerca de la relación comercial y de seguridad que tendrán ambas partes.
Esa salvaguarda prevé que el Reino Unido permanezca en la unión aduanera y que Irlanda del Norte también esté alineada con ciertas normas del mercado único, salvo que Londres y Bruselas presenten una solución alternativa para la frontera o hasta que establezcan una nueva relación comercial entre ambas partes.
'La traición del brexit'
Estas circunstancias son el caldo de cultivo para que en la calle se vivan todo tipo de reivindicaciones de uno u otro lado. Este fin de semana, seguidores del eurófobo Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) y simpatizantes laboristas marcharon por separado por el centro de Londres.
La manifestación denominada 'La traición del brexit', organizada por el UKIP y presidida por el controvertido activista de extrema derecha Tommy Robinson, tuvo lugar en la plaza del Parlamento.
Para contrarrestar la presencia de este grupo en Londres, otra organizada por "Momento", integrado por bases laboristas, también tuvo lugar por las calles de la capital en contra del Ukip.
El portavoz de Economía del Laborismo, John McDonnell, declaró a los medios que la marcha de Robinson no es por el brexit, sino que se trata, dijo, de la manifestación de un grupo de "extrema derecha disfrazado con trajes y pretendiendo ser respetables". "Oponéos a Tommy Robinson. No dejéis que los racistas nos dividan", rezaban los carteles del grupo "Momento".
Por su parte, Laura Creasey, que participó en la marcha de Robinson, explicó a los medios que decidió unirse a la manifestación porque, después de dos años y medio del referéndum sobre la UE, el Gobierno no ha cumplido con la promesa de la retirada del bloque europeo. "Prometieron implementar lo que decidiéramos (en la consulta de 2016) y no lo han hecho", añadió Creasey.
Varios miembros del Ukip, entre ellos el exlíder Nigel Farage, anunciaron en los últimos días su retirada de la formación en protesta con la actual dirección de Gerard Batten, por sus propuestas sobre el islam y el brexit.
Contacto May-Tusk
El Presidente de Consejo Europeo, Donald Tusk, habló por teléfono con la primera ministra británica, Theresa May: "He tenido una llamada telefónica con la primera ministra Theresa May. Será una semana importante para el destino del brexit", dijo Tusk en un mensaje en la red social Twitter, sin desvelar más detalles sobre el contenido de la conversación.
Además, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea publica su sentencia sobre si el Reino Unido puede retirar de forma unilateral la notificación en la que informaba al club comunitario de su decisión de abandonar la UE y revocar así el proceso.
La llamada acontece también después de que el dominical británico The Sunday Times haya publicado que May tiene intención de emular a Margaret Thatcher al viajar a Bruselas para exigir un mejor acuerdo del "brexit", en un intento por evitar la caída de su Gobierno. De acuerdo con este medio, May espera anunciar mañana que retrasará el voto del martes 11 a fin de hacer un último esfuerzo diplomático en la cumbre europea del jueves en Bruselas.
En "aguas inexploradas"
En declaraciones al dominical Mail on Sunday, la primera ministra advirtió de que el Reino Unido afronta un terreno incierto si el acuerdo del brexit es rechazado y alertó de que el país entraría en "aguas inexploradas" y en una "grave incertidumbre".
"Cuando digo que estaríamos realmente en aguas inexploradas si este acuerdo no es aprobado, espero que la gente entienda lo que yo realmente creo y temo que podría pasar", afirmó.
"Esto implicaría una grave incertidumbre para el país con un riesgo muy real de que no haya brexit o salir de la UE sin acuerdo. Tenemos a un líder de la oposición (por el laborista Jeremy Corbyn) que no piensa en otra cosa que en intentar celebrar unas elecciones generales, sin importar el coste para el país", dijo.