Este viernes salió el último número en papel de El Nacional, periódico líder durante décadas y emblemático hoy de la lucha democrática contra la dictadura chavista en Venezuela. O no es el último: "Volveremos al periódico impreso en cuanto se pueda", afirma Miguel Henrique Otero, presidente editor del diario, en entrevista con EL ESPAÑOL. "Esto es sólo por un tiempo, porque asumimos que en las condiciones que está el régimen, no va a durar mucho".
Después de 27.047 números en la calle, el rotativo fundado en 1943 se enfoca ahora en la web, después de someterse a "durísimas polítcas de ahorro" en los últimos años, tal como cuanta Otero. "En los últimos tiempos, salíamos con 15 páginas y 10.000 ejemplares, sin publicar los lunes y sábados" y a partir de este momento, "duplicaremos la plantilla de periodistas en la web, que ya es superpoderosa, pero la vamos a potenciar, vamos a aumentar el contenido y vamos a hacer cosas muy revolucionarias", advierte el editor, exiliado en España desde hace tres años.
Ejercer el periodismo libre en Venezuela ha sido un esfuerzo guerrillero desde la llegada de Hugo Chávez al Palacio de Miraflores en 1999. "Ellos tienen ese concepto de hegemonía comunicacional, que no es sino el modelo cubano en el largo plazo", relata Otero. "Al principio, tomaron las radios y televisiones creando un órgano regulador que es punitivo y discrecional... así las silenciaron". ¿Y la prensa, cómo ha sobrevivido hasta ahora? "Lo hicieron distinto, fue una especie de guerra aplicando todos los instrumentos de represión que pudieron".
El editor de El Nacional, al otro lado del teléfono, explica el proceso de acoso de la tiranía de Chávez primero y de su heredero, Nicolás Maduro, después. El proceso comenzó -y se mantuvo siempre, en todo caso- por la agresión física. Inclusive "nos pusieron una bomba una vez" en la sede del diario. Los periodistas han sido atacados sistemáticamente por los colectivos irregulares armados por el régimen, animados por otra de las vías de acoso: las amenazas y las campañas de desprestigio desde los medios oficialistas. "Chávez, Diosdado Cabello, y ahora Maduro han estado permanentemente en sus programas insultándonos, atacándonos y difamándonos".
Luego siguió lo que Otero llama "la represión tributaria, administrativa y publicitaria". Un cúmulo de impuestos, multas fiscales y "ni un centímetro de publicidad" institucional para los periódicos "que ellos consideran poco amigables". Pero finalmente, "como se dieron cuenta de que con eso no podían silenciarnos, pues fueron con el papel".
La Corporación Maneiro y el papel
En el año 2013, el chavismo instauró la Corporación Editorial Alfredo Maneiro, y le dio el monopolio de la compra de papel prensa, con la justificación de poder acceder a esta materia prima del periodismo con divisas al cambio oficial. "Aquí, antes cada uno importaba sus bobinas, pero luego pasaron a controlarlo todo y a los medios que no nos doblegamos dejaron de vendernos".
Así, El Nacional y otros medios, como su competencia El Nuevo País, sobrevivieron gracias a la solidaridad internacional. Porque si querían ir al mercado libre a comprar papel, el diferencial de cambio era inasumible: "Era peor que en los últimos años de la Unión Soviética", relata Otero, "un diferencial unas 2.000 veces peor". Hasta 13 periódicos de Latinoamérica y la Asociación Colombiana de Medios de Información les entregaron papel, tiraron de sus reservas y compraron algunas bobinas más. "Nos sacaron del mercado", lamenta. "Podríamos haber seguido así otros 10 años, pero con 1.000 ejemplares y una hoja... ¡no vamos a tirar la marca!"
"El diario que educó a Venezuela"
Cuenta Miguel Henrique Otero que "para los venezolanos, éste es un golpe muy duro, porque El Nacional es el periódico que los educó" desde su primer número hace ya 75 años. "Este diario formó cultural y políticamente al venezolano, es el periódico de los deportes... todo lo que es el periodismo moderno, El Nacional lo inició. Y la gente quedó afiliada a este gran diario".
Las ventas de prensa en el país caribeño se llevan sólo vía quiosco, "pero ahora sólo venden chucherías... las pocas que hay". Eso y los periódicos oficialistas, apuntamos. "Sí, pero han desaparecido alrededor del 75% de los quisocos". Como todo allá, aclara, "porque la guerra de Siria no destruyó tanto un país como el chavismo a Venezuela".
Español de adopción
Otero llegó a España huido de su país cuando, en el año 2015 su periódico se hizo eco de una información del diario español ABC, en la que explicaba que el fiscal federal de Nueva York había abierto una investigación contra Diosdado Cabella, número dos de facto del régimen, por narcotráfico. "Pero allá la Justicia funciona como en la Alemania comunista antes de caer el Muro". Es decir, que hay un expediente de todo el mundo, "y cuando quieren criminalizarte, lo convierten en una demanda, que no va a ninguna parte, nadie la instruye, pero el juez te decreta medidas cautelares". ¿Está hablando de cárcel? "Sí, siempre, claro".
La iniciativa de la dictadura lo pilló en Israel, invitado por el Gobierno de Jerusalén, "así que me quedé fuera, porque ellos lo han dicho públicamente: me quieren preso". Ahora vive en Madrid, después de que, de inmediato, el Gobierno de Mariano Rajoy le concediera la nacionalidad española por carta de naturaleza.
Pero tras el cambio en la Moncloa, después de la moción de censura, Otero ha notado un cambio de las posiciones españolas sobre Venezuela. "Han vuelto a la iniciativa del diálogo de Zapatero, pero eso no funcionó, el expresidente quedó desprestigiado", explica. Josep Borrell parece, en su opinión, querer hacerlo a través de la Unión Europea, aunque ha topado con la firmeza de Federica Mogherini, la Alta Representante de Política Exterior, que ya ha aclarado que "sigue adelante la política de sanciones".
En todo caso, y a pesar de la "cierta ambigüedad" que advierte en el Gobierno de Pedro Sánchez, "ellos atacan al régimen", no tiene dudas. Si acaso, por "la influencia de Podemos en la política exterior, porque es el aliado del Gobierno". Aunque después de las declaraciones de Pablo Iglesias hace dos días, en la comisión del Senado que investigaba la financiación del partido morado por la dictadura venezolana, "uno ya no sabe qué pensar". Y se ríe.
"El régimen cae pronto"
Miguel Henrique Otero tiene muy claro que, sea como sea, a la dictadura de Nicolás Maduro no le queda mucho. Según explica, hay al menos siete elementos "o nuevos o que se han intensificado últimamente" que así lo auguran.
Para empezar, que el problema de Venezuela ya no es de solidaridad, sino de que "está perjudicando a los países de su entorno" y a los europeos. A los primeros, por "la diáspora de cuatro millones de personas" que han salido desesperadas del país. Y a los segundos, porque "es un narcoestado que ya exporta el 75% de la cocaína que entra en Europa. Y eso lo maneja el Gobierno".
El segundo elemento es la hiperinflación, "eso pulveriza a los gobiernos políticamente". El tercero es la ruptura de la continuidad constitucional al instaurarse la Asamblea Nacional Constituyente. "Ahora, cualquiera que tome el poder y restituya la Carta Magna del 99 tiene justificación para hacerlo", advierte.
Por otro lado, como cuarta circunstancia, relata Otero que la disidencia interna chavista está horadando el régimen. "Las protestas populares son cada día mayores, y son de corte socioeconómico, no ya político como antes". Y en esas protestas participan militares antes afectos al régimen."En el último año y medio ha habido cinco rebeliones en las Fuerzas Armadas", destaca, "y ya hay 250 oficiales militares detenidos, torturados".
Paralelamente, "el chavismo político también se está fracturando". Ha habido deserciones de personajes "tan de la super élite" como la fiscal Luisa Ortega -hoy exiliada en Bogotá- o el exdirector de inteligencia Miguel Rodríguez Torres. Ésa es la quinta clave, y la sexta son los cambios de gobiernos en el entorno, antes serviles al chavismo y hoy de corte contrario. En Colombia, Brasil, Perú, Argentina, Chile... y él incluye a los EEUU de Donald Trump. "Ellos están dispuestos no a tumbar el régimen, pero sí a ayudar a cualquier proceso interno que se dé", vaticina.
Y finalmente, "¡se quedaron sin plata!". El supuesto apoyo chino y ruso no le convence como elemento capaz de sostener a Maduro por mucho tiempo. "Los chinos quieren cobrar su dinero, nada más, y os rusos... eso ya no es la Unión Soviética, los bombarderos que pusieron eran de atrezzo, y ya se los llevaron". Sí advierte sobre la infiltración cubana: "Es difícil un levantamiento en el Ejército porque la inteligencia militar la llevan los cubanos", explica, "y ellos tienen ya décadas de experiencia reprimiendo a un país entero".