Las arcas de Arabia Saudí han engordado en 12.000 millones de euros en lo que va de año a costa de los retenidos en el hotel Ritz-Carlton de Riad en 2017, cuando, en una sorprendente operación promovida por el príncipe heredero al trono, Mohamed Bin Salman, decenas de altos funcionarios y empresarios -entre ellos príncipes o ministros- fueron recluidos en uno de los alojamientos más lujosos del mundo acusados de corrupción.
A finales del año pasado, los huéspedes fueron desalojados del hotel, en el que sólo quedaron los "corruptos" más acaudalados del país entre estrictas medidas de seguridad. Bin Salman explicó semanas después de la operación que se trataba de una especie de "quimioterapia para un cuerpo enfermo". Ya se sabía entonces que sería una gran noticia para el erario saudí.
El rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdelaziz, ha aprobado precisamente este martes el presupuesto del reino para 2019, que prevé una cifra récord de gasto de 295.000 millones de dólares, lo que supone un aumento del 7 % con respecto a este año. El monarca ha afirmado, en un discurso televisado durante un Consejo de Ministros, que este es el "mayor presupuesto de la historia" de Arabia Saudí, una marca que se ha fijado a pesar de los bajos precios del petróleo.
El aumento del gasto se apoyará en una subida del 9 % de los ingresos con respecto a este año, hasta los 259.000 millones de dólares, según las cifras anunciadas en el Consejo de Ministros y que habían sido presentadas por el Ministerio de Finanzas el pasado 30 de septiembre. Bin Salman ha afirmado en un comunicado que el Gobierno está "diversificando" las fuentes de ingresos para reducir la dependencia del petróleo.