El 25 de agosto, el Papa Francisco llegó a Irlanda en una visita de dos días para asistir al Encuentro Mundial de las Familias. El evento, la primera visita papal a Irlanda en casi 40 años, tuvo lugar en medio del escándalo por abusos sexuales a niños que ha sacudido a la iglesia en los últimos años, alimentado por la revelación de que Theodore McCarrick, el exarzobispo de Washington, llevó a cabo prácticas sexuales inapropiadas con seminaristas y sacerdotes jóvenes. En un discurso en Dublín, el Papa reconoció la crisis, pero su fracaso en ofrecer un plan de acción concreto, así como los informes de que había ayudado a encubrir la conducta de McCarrick, dieron lugar a fuertes críticas.